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La misteriosa casa de calle Tucumán

Una casa antigua de las tantas que hay en Corrientes, es escenario de extraños sucesos que a más de uno sorprenden y le ponen la piel de gallina. Un árbol de lapacho muy antiguo que está en el fondo de la casa, muy grande, muestra en determinadas ocasiones una especie de llamarada que se levanta de su raíz. Ubicada en Tucumán al 1.300, en los comienzos del barrio Cambá Cuá, es todo un enigma.

Sabado, 20 de diciembre de 2025 a las 22:15

La casa, construida posiblemente en la década del 40 es de las tradicionales de ese tiempo, ambientes con habitaciones muy altas, con paredes de 30 cm. muy firmes que resisten hasta hoy airosas el paso del tiempo. Sin dudas las construcciones de antes eran mucho mas fuertes que las de ahora y preparadas para aguantar mucho tiempo. Seguramente la casa pasó de manos de muchos propietarios, hasta que llegó la familia Riotorto, allá por los comienzos de la década del 80. Compuesta por Ramón Riotorto, nacido en Corrientes el 17 de noviembre de 1933, y su esposa Ana, ambos docentes, se conocieron en el Barrio Libertad. También su hijo Javier, muy chico en esa época. Pocholo, como le decían a Ramón, fue a trabajar como maestro en la localidad de Puerto González, en la escuela 783, a unos 60 km. de la capital, muy cerca de Paso de la Patria. Hay que recordar que él había estudiado medicina hasta 4° año y debió dejar para atender a su madre, que estaba muy enferma. Antes se había desempeñado como repartidor de bebidas, una vida dura de la que éll supo salir adelante, finalizando su carrera como docente como director de escuela, ocasión en que se jubiló. Cabe acotar que ambos murieron con una diferencia de 12 años, primero murió su esposa Ana y el luego, el 20 de noviembre de 2019. En ese lapso las cenizas de Ana, que fue cremada, permanecieron y aún están en la casa familiar, en una urna, a eso se agregaron la cenizas de Pocholo, muerto y cremado en 2019,

Hechos paranormales.
Y aquí comienzan, si se puede decir así, la variedad, de hechos sorprendentes y que pueden ser clasificados como paranormales. Al lapacho gigantesco que solía verse como llamas en su raíz, se le suman otros hechos impactantes. Una vez, en la madrugada, Pocholo se levantó y fue a la cocina a tomar agua. Sintió como una presencia a sus espaldas, como que alguien lo estaba mirando. Se dio vuelta y a sus espaldas se encontró con un hombre que estaba vestido con una especie de traje negro. Parado, quieto, lo miraba fijamente. Pocholo solo atinó a preguntarle ¿Quién es usted, que hace aquí, cómo entró? El hombre no contestó, permaneció en silencio. Ante esto, Pocholo entró a la habitación donde tenía guardada una vieja escopeta, con la que salió,para enfrentar al extraño, pero éste no estaba más, desapareció, y el único lugar donde pudo haber ido, era el viejo lapacho, en cuyas raíces se veían estas llamas y apariciones que se veían de tiempo en tiempo. La casa estaba cerrada desde adentro y no pudo entrar nadie sin ser visto. Quizás era el cuidador del tesoro que hay bajo el antiguo lapacho. Debemos recordar que antes no existían los bancos donde guardar plata ni dinero, entonces las personas que poseían estos tesoros, los enterraban donde no podían ser encontrados y sólo ellos sabían donde estaban. Pero sucedió que muchos murieron sin decir el lugar donde estaba el entierro del dinero y las joyas valiosas que enterraron, y así se perdió el lugar donde estaban enterradas las cosas de valor, hoy en Corrientes, seguramente hay muchas casas centenarias que guardan para sí el secreto de un entierro valioso y que a veces están muy bien cuidadas por alguien del más allá, que no permite que quien no sea el destinatario del tesoro, se apropie de el. Dicen que cada entierro tiene su cuidador y quien se apropia de un tesoro que no le corresponde, tiene graves y mortales consecuencia, tanto él como su familia y descendientes.

Hay que tener mucho cuidado. Volviendo al tema, a poco de haber muerto Pocholo, su hijo Javier comentaba que, por las noches sentía como el tac tac del bastón golpeando en el piso y a veces, la luz de la habitación donde dormía Pocholo, amanecía encendida, a pesar de que nadie la había prendido, y por lo contrario, a veces estaba prendida y aparecía apagada. Cosas inexplicables que ocurrieron durante un tiempo. Ya mencionamos la presencia de una figura, que muchas veces fue vista de pie junto al lapacho, al parecer un hombre, que parada en forma silenciosa, se dejaba ver y que en pocos momentos desaparecía. Se cree que podrían ser entierros de la época de la Guerra de la Triple Alianza, que deben haber muchos en la ciudad. El gran problema es que si estos tesoros enterrados no son para uno, no conviene tocarlos, porque se llevarán con ellos la maldición y la mala suerte que acarrea tocar y apropiarse de estos tesoros que muchas veces son malditos. Otro caso reciente: al poco tiempo de morir Ana, su hijo Javier hizo un asado con sus amigos en el fondo de la casa. Estaba todo cerrado, la puerta de calle con llave, cuando uno de los amigos, llegó tarde cuando ya estaban comiendo, todos sorprendidos le preguntaron ¿Cómo entraste si estaba cerrado? El contestó que su mamá, doña Ana lo había visto por la ventana, él le habló y le preguntó por Javier, ¿pasá, están en el fondo, te abro la puerta” le dijo. Cuando lo vieron entrar le preguntaron quien le abrió la puerta si estaba cerrada. A lo que él contestó: “tu mamá, si ella me atendió por la ventana, yo hablé con ella.” No puede ser, si mi mamá murió hace más de tres años, explicó Javier. El muchacho casi se desmaya del susto cuando escuchó esto. Un caso realmente increíble.

Uno más, hace poco tiempo, después de haber muerto Pocholo, muchos amigos y vecinos aseguran haberlo visto en la ventana e incluso haberlo saludado y hablaron con él. Hechos que parecen imposibles, pero que sin embargo sucedieron. Era habitual que Pocholo esté en la ventana o sentado en su silleta en la vereda, hablando con los conocidos que por allí pasaban. En la actualidad, la vieja casa, con sus increíbles historias, lamentablemente será vendida, derrumbada y en su lugar se levantará una moderna torre de varios pisos. Lo moderno lentamente va sepultando a lo antiguo y tradicional. El tiempo pasa y se lleva todo….

Agradecimiento: A Javier Riotorto, por los datos proporcionados.
(Redacción e investigación: Francisco Villagrán)  

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