n La gran aventura de recorrer miles de kilómetros a bordo de automóviles antiguos ha comenzado nuevamente y, una vez más, la caravana de dinosaurios mecánicos tendrá a Corrientes en su “Roteiro”. El itinerario aparece así, en portugués, porque los vehículos y tripulaciones provienen de la ciudad brasileña de Curitiba y alrededores, punto de partida de una expedición que invita a disfrutar de paisajes únicos a la vez que rinde tributo a las comunidades guaraníes.
Se trata de “Expedición Peabirú”, pensada y planeada por un grupo de entusiastas de las travesías de largo aliento que bautizaron a su derrotero con el mismo nombre que los pueblos originarios de la cultura tupí-guaraní utilizaban para definir los senderos hacia su meta dorada de “La Tierra sin Mal”.
Los senderos de Peabirú, cuya traducción al español los concibe como “el pasto que ha sido pisado”, fueron una red de caminos que a lo largo de más de 4.000 kilómetros conectaron a los océanos Atlántico y Pacífico. Ahora -y desde hace una década- los amigos de esta expedición que se inició el 25 de diciembre, en el amanecer de la Navidad 2025, reviven la leyenda de los caminantes indígenas pero al volante de máquinas antediluvianas.
Al frente va uno de los pioneros y un amigo personal de quien esto escribe: Julio Guidolin, un viajero del mundo que tuvo sus etapas europeas para, desde allí, sumergirse en trayectos subsaharianos y asiáticos. Una vez de regreso a su tierra natal, en el campo de Terra Boa, en zona rural de Curitiba, se dedicó a inculcar y difundir la pasión de transcurrir por rutas y pueblos inexplorados en un circuito que no persigue el turismo típico, sino los tesoros ocultos de ciudades, provincias y países latinoamericanos.
En esta oportunidad la bitácora de los expedicionarios contempla varios países a saber: Brasil, Bolivia, Chile, Argentina y nuevamente Brasil. Serán 5000 kilómetros y fracción para conectar el Atlántico y el Pacífico en la aventura que, en la actual edición, recibió el nombre de “Desafío Bioceánico”.
Los coordinadores del extenso viaje tienen un contacto clave en cada ciudad donde hacen base para descansar y tomar contacto con la cultura local. Y si bien las tripulaciones que integran el convoy son libres de alojarse en un hotel, la mayoría elige la antigua costumbre de formar una rueda de carpas y campers en un camping previamente elegido con el anfitrión que oficiará de apoyo local para que los conductores y copilotos puedan descansar, alimentarse y reparar las heridas que los autos van sufriendo a medida que devoran kilómetros.
Porque ya se dijo: no son camionetas poderosas de doble tracción las máquinas elegidas por los participantes de Peabirú, sino vehículos históricos que en algunos casos superan los 70 años de antigüedad. El corcel mecánico de Julio, por ejemplo, es un Chevrolet 1951 que recibió sus actualizaciones para resistir el rigor de un clima que castiga a las carrocerías con 40 grados en plena siesta, pero estructuralmente es el mismo coche que salió de la línea de producción de General Motor en Detroit hace 74 años. Y lo mismo sucede con otro Chevy congénere pero cuatro puertas, un par de Chevrolet de los años 40 (de preguerra) que se atreven porque van en yunta y otros numerosos modelos emblemáticos de la industria brasileña como el Chevette, el Fusca, la Kombi Volkswagen, una fantástica Chevrolet Mangalarga de 1990 y una muy aguerrida Willys Rural fabricada por Ford (básicamente la Estanciera de Argentina producida por IKA).
Capítulo correntino
No será la primera vez que Peabirú pase por Corrientes. De hecho, este cronista compartió en varias oportunidades trayectos de esta expedición por el Litoral argentino. En 2018 acamparon en el Perichón (en el camping del Consejo de Ingenieros), en 2024 entraron por el puente Santo Tomé-Sao Borja para hacer base en el complejo termal de Chajarí y en varias oportunidades surcaron la capital correntina por avenidas Armenia, Poncho Verde y Costanera.
Pero simpre tuvieron una inquietud pendiente. Según comentó en varias ocasiones Julio Guidolín los intrigaba el acceso a Ituzaingó, una ciudad que dadas las planificaciones ruteras de anteriores ediciones siempre tuvieron que pasar de largo. Esta vez, finalmente, podrán darse el gusto de conocer la ciudad que es sede la represa Yacyretá, ya que el 8 de enero de 2026 serán recibidos por autoridades municipales con un pedido especial del gobernador Juan Pablo Valdés, quien era el intendente cuando se confirmó que los viajeros de Peabirú podrán hacer noche en el Albergue Deportivo.
El propio Juan Pablo confirmó a quien esto escribe que el albergue estará disponible, así como el alma mater de la tradicional agrupación de vehículos históricos, Daniel Martín, quien a su vez se contactó con Julio Guidolin para ponerse a disposición de las tripulaciones.
Para Ituzaingó será una oportunidad única: más de 30 autos antiguos venidos de Brasil que surcan el continente sudamericano estarán durante varias horas en el Albergue Deportivo de la ciudad y podrán ser apreciados por los vecinos y turistas que se acerquen al predio el 8 de enero. Quedan avisados.