Faustina, una pequeña oriunda de Goya de apenas tres años, acaba de ganar la batalla más difícil de su vida: venció el cáncer luego de un intenso tratamiento en el Hospital Garrahan de Buenos Aires. La noticia debería ser solo de alegría, pero su familia enfrenta ahora otro golpe: a su mamá, Analía, le quitaron la pensión por discapacidad que percibía hace 12 años.
El caso conmueve no solo por el esfuerzo que significó el tratamiento, sino también por el contexto. Durante más de un año, Analía vivió prácticamente dentro del hospital acompañando a su hija, que además del cáncer sufrió complicaciones graves, como infecciones y bacterias resistentes que requirieron internaciones prolongadas en terapia intensiva.
"Ayer tocamos la campana por su última quimio y ahora nos enteramos de esto. Yo me pongo mal porque no me gusta pedir, pero no quiero que a mi bebé le falte nada", contó la mamá de Faustina a El Litoral.
La pensión, suspendida por no poder asistir a una auditoría
Recientemente, dieron de baja la pensión porque no pudo presentar una auditoría de manera presencial, requisito que le resultaba imposible cumplir por la condición médica de la niña.
“Yo no podía abandonar a mi bebé en pleno tratamiento, estábamos internadas y aisladas todo el tiempo. Cuando me avisaron que tenía que ir a hacer el trámite a Corrientes, era imposible. No tenía quién la cuidara”, contó Analía a este medio.
Consecuencias de la suspensión y un llamado a la solidaridad
La mujer padece problemas severos de salud —desvío de columna, hernia de disco, artrosis y psoriasis—, por los que necesita medicación y tratamientos constantes. Ahora, sin pensión ni salario familiar, depende de la ayuda de vecinos y de la solidaridad los correntinos para cubrir gastos básicos como pañales, comida y servicios.
La familia de Faustina se sostiene con el bajo ingreso de su esposo, que trabaja en la cosecha de tomates en Goya, y la ayuda eventual de allegados.
“Estoy agradecida por todo lo que nos ayudan. Pero yo con esa pensión pagaba mis cuentas y ayudaba a mis otros hijos. Hoy me borraron de todo el sistema”, lamentó Analía.
La imagen de Faustina tocando la campana del Garrahan, símbolo de que el tratamiento contra el cáncer terminó, es una postal de esperanza. Sin embargo, su historia revela que, para muchas familias, la lucha no termina cuando se vence la enfermedad, ya que durante dos meses deben permanecer en el hospital.
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