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Joaquinraptor: la nueva especie de dinosaurio que homenajea al hijo del descubridor

El hallazgo se produjo en 2019, justo cuando Lucio Ibiricu atravesaba junto a su mujer uno de los peores momentos de su vida: la pérdida de su hijo. El fósil fue hallado en la Formación Lago Colhué Huapi, un área que durante el Cretácico Superior se ubicaba en el centro-sur de la provincia de Chubut

Por El Litoral

Miércoles, 24 de septiembre de 2025 a las 12:30

Nacido en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, Lucio Ibiricu tiene 49 años y es investigador del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología del Centro Científico Tecnológico (CCT-Conicet-Cenpat) en Puerto Madryn. Lleva casi 15 años viviendo en esa ciudad de Chubut. Su nombre estuvo en boca de todos por un hallazgo de impacto internacional que es, a la vez, un hito en su carrera y un tributo a su hijo Joaquín.

Junto a otros científicos, Ibiricu descubrió una especie de dinosaurio megarraptórido, un grupo de terópodos carnívoros que se caracterizaban, entre otros aspectos, por poseer grandes garras en su mano. El nuevo ejemplar, denominado Joaquinraptor casali, fue hallado en la Formación Lago Colhué Huapi, un área que durante el Cretácico Superior se ubicaba en el centro-sur de la provincia de Chubut, donde hoy se emplazan las ciudades de Comodoro Rivadavia y Sarmiento.

El hallazgo se produjo en 2019, justo cuando Ibiricu atravesaba junto a su mujer uno de los peores momentos de su vida: la pérdida de su hijo. “En paleontología es común darles nombres informales a los lugares donde se realizan las excavaciones. La primera vez que Bruno Álvarez, uno de los investigadores del equipo, vio pequeños fragmentos de dinosaurios que afloraban en la superficie terrestre, justo con mi señora estábamos pasando ese momento difícil y duro. Por eso el equipo decidió llamar a ese lugar Valle de Joaquín”, contó Lucio a La Nación.

Más tarde, cuando extrajeron todos los restos del dinosaurio y advirtieron que se trataba de un nuevo género y especie, Ibiricu decidió llamarlo Joaquinraptor como un tributo a su hijo, impulsado por sus compañeros. “Cuando tengo la oportunidad de denominar algún dinosaurio, generalmente elijo alguna característica del esqueleto, o algo del lugar. Pero en este caso en particular, si bien dudé, me terminé inclinando por ese nombre, en memoria de mi hijo”, sumó, emocionado.

En tanto, la especie (casali) es un reconocimiento a Gabriel Casal, amigo de Lucio y director del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados Dr. Rubén Martínez. Ese laboratorio trabaja desde hace más de 30 años e Ibiricu empezó a sumarse a diversas campañas en el centro sur de la provincia de Chubut ya en sus años de estudiante. Estudió biología en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (Unpsjb) y, tras recibirse, viajó a hacer un doctorado en paleontología en Filadelfia, Estados Unidos. Al regreso, en 2010, ingresó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) con una beca posdoctoral.

En su trayectoria, el Laboratorio de Paleontología de Vertebrados ha sido protagonista de múltiples aportes a la ciencia, como el hallazgo del cráneo del Sarmientosaurus musacchioi, el primer cráneo completo de titanosaurio hallado en Sudamérica austral. A los hitos se suma ahora el descubrimiento de Joaquinraptor casali.

“Los megarraptóridos en general y Joaquinraptor en particular es un grupo con registros fósiles bastante limitados. Por eso es importante este hallazgo. Por primera vez se pudieron comparar huesos (como los del cráneo, el brazo y el maxilar) con otros miembros del grupo, por ejemplo. Eso nos da mucha información e incrementa mucho el conocimiento acerca de la osteología”, señaló Ibiricu.

A la vez, entre los aspectos más llamativos del hallazgo se destaca que el único hueso recuperado en la excavación que no pertenece a Joaquinraptor es un húmero de un crocodiliforme. El húmero se encontró entre las mandíbulas del dinosaurio: eso da un indicio de las posibles fuentes de alimento de Joaquinraptor en particular y los megarraptóridos en general. Aunque los expertos no descartan otro tipo de interacción ecológica entre ambos.

El trabajo liderado por Ibiricu fue publicado hoy por la revista internacional Nature Communications. El autor afirmó que Joaquinraptor habría medido un poco más de 7 metros, pesado aproximadamente 1 tonelada y al momento de morir habría tenido, al menos, 19 años. “Seguramente este dinosaurio carnívoro era uno de los predadores tope del ecosistema presente en la formación y representa uno de los miembros del grupo más jóvenes ya que habría muerto relativamente cerca a la extinción de los dinosaurios, que sucedió aproximadamente 66 millones de años atrás”, dijo el científico.

Joaquinraptor representa el registro geológicamente más joven de Megaraptoridae. Esto apoya la hipótesis de que ese grupo sobrevivió hasta el final de la era Mesozoica, hace aproximadamente 66 millones de años, cuando un asteroide impactó la Tierra y causó la extinción de todos los dinosaurios, excepto sus descendientes vivos, las aves.

Del trabajo también participaron investigadores de la Universidad Nacional de Río Negro, del Instituto Multidisciplinario para la Investigación y el Desarrollo Productivo y Social de la Cuenca del Golfo San Jorge y del Carnegie Museum of Natural History.

Los restos de Joaquinraptor fueron encontrados en el Lago Colhué Huapi, un extenso cuerpo de agua de escasa profundidad ubicado en la Patagonia extraandina. La zona se caracteriza por un sistema de serranías que representó una barrera para los sistemas fluviales que drenaban desde la cordillera hacia fines del Cenozoico.

La Nación

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