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Roberto Galarza, deseo hecho canción: “Volver en guitarra”

Por El Litoral

Jueves, 05 de enero de 2006 a las 21:00
Una postal del artista. Roberto Galarza junto a su fiel compañera de sesenta años de chamamecero: la guitarra.
Roberto Galarza tiene 73 años de los cuales 20 vivió en la isla santafesina “Alto Verde” donde nació no por designio del azar sino porque su padre se dedicaba a la caza y a la pesca, aunque su espíritu aventurero lo llevara muchas veces a integrar la troupe circense como malabarista y trapecista. Sumaba estas virtudes acrobáticas, a sus dotes como guitarrista y cantante, así que pronto Roberto y su hermano Rogelio optaron por aprender a pulsar las primeras cuerdas y a desgranar canciones, principalmente polkas y guarañas, un ritmo más acostumbrado que el chamamé en aquel tiempo.
“A los 7 años ya formamos un dúo con mi hermano y a los 8 salimos de gira por las poblaciones vecinas, actividad que se extendió por cuatro años. Tiempo después, el servicio militar me alejó de mi casa y cuando regresé, tomé el camino contrario y fui a Buenos Aires a probar suerte, una actitud frecuente en los jóvenes de aquella época”, dice don Roberto, que recibe a El Litoral dispuesto para la charla. Su casa de la calle Congreso es tan sencilla y cálida como él y como su dueño está rodeada de recuerdos que desde las paredes destacan la trayectoria del músico apodado “el zorzal correntino”.
“Trabajé como lavacopas y ayudante de cocina, hasta que el bandoneonista Damasio Esquivel me convocó para integrar su conjunto. Tocaba la guitarra y cantaba en el teatro ‘Verdi‘ del barrio de la Boca y en el Salón Palermo donde un día me escuchó Francisco Cassis, bandoneón de don Ernesto Montiel. ’El maestro quiere verte y tomarte una prueba’, me dijo. Montiel era mi ídolo, Buenos Aires reconocía en él un estilo inconfundible y tradicional del chamamé y su agenda de actuaciones estaba completa, con giras por el interior todos los fines de semana”.
Aunque casi rechaza la oportunidad de trabajo que sería crucial en su carrera artística, Roberto Galarza no sólo audicionó para el músico. Quedó como parte del elenco estable y fue la primera etapa junto a Montiel, ya que luego vendrían dos más, con intervalos entre una y otra que fueron aprovechados en nuevas experiencias.
“Para aquella fecha me sumé al conjunto de Isaco Abitbol y grabamos tres larga duración, en trío con Julio Lorman en bandoneón”.
Fue el famoso “Trío de oro” que abrió caminos dentro del ambiente chamamecero.
“Los amigos y colegas arreglaban los contratos de trabajo, no había mezquindad ni recelo. El propio Tránsito Cocomarola le ofreció a Montiel una gira programada para un mes, así que subimos al auto y en el portaequipajes acomodamos los instrumentos y las valijas. La gente del interior nos esperaba con entusiasmo porque estaba de moda el ‘estilo Montiel‘. Ernesto era un gran arreglador de los temas, había que tener memoria para las figuraciones de cada actuación”, recuerda con emoción y al hablar del amigo de tantas aventuras entrecorta las palabras para expresar: “Ernesto me enseñó el sentido de responsabilidad, de respeto y de humildad. Para él llegar diez minutos antes a una cita era lógico y cinco minutos después una desconsideración hacia quien esperaba el encuentro”.

ESPIRITU CHAMAMECERO

Por razones de salud, Roberto Galarza ha espaciado sus actuaciones desde hace dos años. El 2005 lo encontró internado en una clínica de la ciudad de Buenos Aires, acompañado por el afecto de su esposa e hijos. Los amigos fueron y son un sostén fundamental para su recuperación casi milagrosa. Lleva Roberto Galarza el espíritu de lucha altivo en la mirada, con la fortaleza que a diario se impone como retribución a tanta preocupación de parte de quienes lo rodean.
El sábado estará en el escenario del Cocomarola junto a sus músicos para hacer un repertorio de ocho o nueve temas donde no faltará el favorito “Volver en guitarras”. Nito Bustamante en acordeón, Luis Marcos en bandoneón, Julio Centurión y Carlos Miño en guitarra y Lito Ruiz Díaz en bajo, formarán conjunto porque prima la amistad y las ganas de invocar al chamamé en una fiesta que lleva su nombre.
Roberto Galarza ha compuesto más de 300 creaciones en 60 años de carrera profesional. Su esposa Rosa participa de la entrevista y recuerda aquel risueño episodio que los unió cuando concurrieron a un velorio y alguien le presentó a los integrantes del “Cuarteto Santa Ana”. Hace 45 años que están juntos y son padres de Liliana, María del Carmen y Matías, que vive en Buenos Aires y es músico como su padre.
“La música es todo para mi. Con ella coseché amigos, recorrí los más difíciles, añorados y nostalgiosos caminos. Es la recompensa afectiva a tantas manos que aplauden y que me hacen sentir vivo frente al público”, dice don Roberto, que está próximo a presentar su libro de memorias, donde las anécdotas son muchas, tantas como las ganas que tiene de prenderse a la guitarra y arrancarle los acordes más sentido mañana (sábado) en el Anfiteatro Cocomarola.
Don Roberto estará en la Fiesta Nacional del Chamamé un acontecimiento a medida de su embergadura de hombre y artista.

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