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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Sin guaraní, no existe historia en Corrientes

Escultura de Rolando Díaz Cabral, un artista que ha traducido en su obra la esencia de la estirpe correntina que se formó la mixtura entre lo guaraní y lo criollo.

(*) Por Walter Eduardo Insaurralde

La historia nos permite la comprensión de la realidad y por ende la posibilidad de actuar sobre ella. El inconcluso debate del determinismo de un aspecto; social, político, económico, cultural o religioso; sobre otro, nos lleva a tener una frondosa historiografía que eventos como este incentivan año a año.

De la lectura de estos trabajos de investigación conocemos, nos instruimos y llegamos a conclusiones, muchas hipotéticas, como la que titula esta ponencia. Al referirme al guaraní, lo hago a lo cultural y a lo lingüístico de la cuestión. A lo que existe subyacente en nuestra sociedad. Aquello que quedó después del proceso de conquista y extermino del aborigen que pobló por cientos de año estas tierras, que vio llegar a los españoles, en 1528 en forma amistosa, pero a parir de 1588, fundación de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, en que los españoles se reparten tierras y aborígenes en encomiendas, inicia un permanente estado de guerra, caciques como Canindeyú, Payaguán, Aguará, Coembá y Mboripé reaccionan violentamente. Las rebeliones en el siglo XVII terminaron ahogadas en sangre.

Hubieron grupos que pasaron a constituir ‘pueblos indios‘: Itatí, Santa Ana, Santa Lucía; conducidos por franciscanos, mercedarios y jesuitas.

El interior fue ocupado lentamente, llevó mas de 3 siglos, se priorizó el triangulo de la Capital y luego se avanzó río a río hasta el Paiubre. En el siglo XVII, en la costa del Uruguay se instalan las misiones jesuíticas, la historia de esta singular organización, lleva al doctor Ernesto Meader y Alfredo Poenitz, a afirmar ‘a la provincia jesuítica del Paraguay (1609-1768). Le sucedió la provincia guaranítica de Misiones, institución político-administrativa, creada a partir de la expulsión de la compañía de Jesús. Los bienes, como toda la obra misional en general, fueron secularizados. Pero ello no significó sólo un cambio del poder religioso al poder civil. Muy poco tiempo después de la expulsión, la estructura socioeconómica existente se fue quebrando, lo que derivó en una progresiva decadencia que llevó a la casi total disolución de los pueblos en los tiempos de la emancipación rioplatense de la corona española.

“Pero en algún lugar de su geografía, o sobre sus ruinas de antiguos pueblos destruidos, sobrevivió la memoria. A partir de la música, de un cántico religioso, de una leyenda arraigada o de la misma sangre mezcla de criollo con guaraní que corre en las venas del correntino hoy”.

En el norte, en el sur, en el este y oeste, el Guaraní se manifiesta a pesar de haber tenido, durante 300 años, al más poderoso enemigo: la escuela, intentó hacerlo desaparecer. Quienes describen el proceso educativo correntino o manejan estadísticas del mismo, descubren las dificultades de aprendizaje del correntino, pero no en forma generalizada, así Hernán Gómez, en su obra “La Educación Común entre los Argentinos”, refiriéndose a mediados del siglo XIX, describe: “el hijo de la clase pudiente de la época no era un concepto severo, ni un analfabeto, ni un ser incapaz de ajustarse a la vida del orden. El problema estaba en la infancia de los grupos populares notablemente indisciplinados y para quienes regía una vigilancia policial y la política práctica del Gobierno, era proclive por su ignorancia, especialmente a cerca de sistema político, a secundar las aventuras caudillescas”.

Eran sectores de origen mestizo en cuyos hogares, como hoy en día se adviene al mundo en idioma Guaraní. La resistencia y su consecuente permanencia radica en el corazón del hogar, alentado por el alma recatada y paciente de la mujer guaraní, transmitida de generación en generación a pesar de la falta de respeto que significaba expresarse en guaraní ante los mayores o el público.

Al decir de Wenceslao Néstor Domínguez, en su libro, “El Idioma Guaraní”: “he observado en las zonas que he podido estudiar, dos tipos sociales que hablan guaraní: el hombre educacionalmente atrasado, el del pueblo general, y el hombre de estudio, el intelectual. El que no tiene interés por el idioma, es el semiculto, el que aparenta cultura por otros determinantes que la cultura misma. No obstante ello, existe un hecho incontrastable, el mestizaje fue tan intenso que el guaraní no existe arrinconado como expresión de una reserva étnica, sino que forma parte del correntino como auténtica síntesis de dos culturas‘.

Nuestra historia política, nuestra cultura, nuestra música, nuestros hombres y su participación en cuanta guerra hubo, nuestra individualidad se explica sólo por la presencia guaraní. Y el avá ñé é prosiguió por lo que casi no existió oposición en establecerlo como idioma oficial alternativo en el 2004 y tampoco sorprende la reparación histórica que significa que uno de los ejes de discusión del actual debate educativo, base de una nueva Ley de Educación, la segundas lenguas sean consideradas al mismo nivel que las nuevas tecnologías. Y la escuela, aquella que no permitía su libre expresión será ahora vehículo, instrumento de rescate y conservación como reivindicación y seguramente los indicadores de abandono, desgranamiento y aprendizajes mejorarán.

Claro que nada es casual, el mundo actual que nos obliga mirarlo nos impone poder hacerlo desde un lugar seguro: nuestra cultura local y regional.

Queda comentar a cerca de los lingüistas y sociolingüistas, el interés internacional en este tema y la acción ya iniciada en universidades, centros de estudios, academias, todo lo que nos permitirá cambiar esa triste realidad cantada por el poeta de que:

“Primero nos podaron el idioma

porque éramos indiada,

y hablar el Guaraní fue y es pecado,

porque es cosa de menchos, guarangada”

Por otra realidad de respeto y dignidad.

(*) Ministro de Gobierno y Justicia de Corrientes. Diputado provincial mandato cumplido. Autor de la ley que estableció en la provincia al guaraní como Idioma Oficial Alternativo. Presentó este trabajo en el VI Congreso de Historia de Corrientes, realizado hace tres semanas en Monte Caseros.

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