El viernes por la noche, en el programa ShowMatch que conduce Marcelo Tinelli, se presentó en el segmento denominado “Bailando por un sueño”, la correntina Lourdes Sánchez. Impecable, acompañada por su pareja designada para la competencia, el diseñador Jorge Ibañez, parecían ambos protagonistas principales de una película de Hollywood. Vestidos lujosamente en referencia a la década del 70’, ingresaron a la pista al encuentro de Tinelli.
Para quienes no la conocen, Lourdes Sánchez tiene 22 años, egresó del Colegio “San José”, donde realizó sus estudios desde los tres años hasta recibirse a los diecisiete. Paralelamente, estudió danzas con Dionisio Soler y participó en las principales comparsas del carnaval correntino, obteniendo reinados por su simpatía, elegancia, productos de su natural belleza y del complemento formativo del baile, que ayer la destacó sobre las demás participantes.
Licenciada en Publicidad, el mundo del espectáculo la subyuga sin dudas y, lejos todavía la posibilidad de la pantalla televisiva nacional, se animó a acompañar a Emilio Karothy y Jorge López Desimoni en “La revista correntina”, producción netamente local que aterrizó en el Teatro “Juan de Vera” con notable éxito.
Sirva esta introducción curricular, breve pero ilustrativa, como antesala de una crítica que merece Lourdes por su participación primera en uno de los programas (guste o no), más vistos de la televisión argentina.
Descartando la puntuación que dio el jurado, que cobra jugosos dividendos para aparentar cordura en dos horas de locura, el baile merecía un total más favorable a la hora de la suma. Moria (Casán), Lafausi (el “terrible” del grupo), la Barbieri (Carmen) y Sofovich (devenido en “padrino” mafioso), decidieron que la puntuación final era de diecinueve, dada su calidad de observación.
Dicen (se dicen tantas cosas), que ya está definido el nombre de los ganadores y que en este circo de malabares, vale más lo chabacano que mide a la hora del rating, que la capacidad de cada concursante y menos que menos, el motivo por el cual la pareja llegó a competencia: el sueño a cumplir.
Para Lourdes y Jorge, es conseguir un espacio físico para la Fundación “Virgen del Luján” que en Corrientes dirige Liliana Cósimi de López, una obra benéfica para paliar las necesidades de los enfermos de cáncer y de sida. La contención espiritual, la medicación que es costosa y todo aquello que sirva para aliviar los males del alma y del cuerpo, lo hace Liliana con la incondicional ayuda de su familia.
Esto se dijo como al pasar. También que Lourdes es profesora de danzas. Y que Jorge Ibáñez es uno de los más destacados diseñadores argentinos.
Esto no mide el aplauso para los publicistas que pagan cifras millonarias por un segundo al aire, si el condimento de la vulgaridad no sazona el argumento siempre válido de “al que no le gusta, que cambie de canal”.
Casi angelical en su figura, Lourdes tuvo que soportar el acoso grosero y ridículo de un casi cincuentón que enterado de su modelaje para lencería, le propuso un próximo desfile para apreciar sus bondades.
Dicen (se dicen tantas cosas), que tales exabruptos están contemplados en un contrato y no precisamente en letras chicas. Dicen que además de las agotadoras y disciplinadas sesiones coreográficas, uno tiene que hablar cuando corresponde, a quien corresponde y cómo corresponde.
Este humilde comentario, será uno más entre tantos, perdido en una vorágine social que privilegia a los “Tinellis”, como sacerdotes de un credo que se debe comulgar sin expiación.
El baile recién comienza, en todo sentido. Hay una “hinchada” fanática que incluye a “Las Madeo” (esas amigas de fierro que ayer estuvieron pegadas a la pantalla del televisor), como principales votantes para que Lourdes llegue a la final. Sin favoritismos, pero primando la calidad sobre la cantidad, figuritas de la televisión existen a montones. Algunas son simples orugas y se desvanecen como tales. Otras, son crisálidas que envueltas en hilos de plata, emergen como mariposas para una danza continua, por el camino de la vida, sin hacer zaping y sin cambiar de canal, como exige la vida misma. Que sea este el sueño a cumplir para Lourdes.
Moni Munilla
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