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/Ellitoral.com.ar/ Entrevistas

Moyano: “Comparto este reconocimiento con los que están en el fondo del mar”

Moyano se esmera por mantener viva esta parte de la historia de los argentinos.

Hernán Molina

De la redacción

Se dice que un pueblo sin memoria, es un pueblo sin historia. Para Pedro Aurelio Moyano, único sobreviviente correntino del ataque al crucero Belgrano durante las guerras de Malvinas, esta frase adquiere una fuerte significancia. A casi tres décadas de aquel trágico 2 de mayo del 1982, recibió de mano de las autoridades municipales el título de “Ciudadano Ilustre” y aunque lo agradece profundamente, no deja pasar la oportunidad para compartir este reconocimiento con los 323 caídos que -para él- son los verdaderos héroes.

Moyano nació en la localidad de Curuzú Cuatiá, y siendo joven partió rumbo al sur para unirse a la Fuerza Naval. Según relata, adquirió experiencias en armas y más tarde le sale el pase al crucero General Belgrano donde permaneció hasta el día del hundimiento.

¿Cómo fueron los momentos previos a zarpar hacia Malvinas?

Nosotros salimos con la Armada Argentina y con la boliviana a un viaje de instrucción a principios del año 1982. Ese fue un viaje de instrucción y adiestramiento en el sistema de armas. Duró todo el mes de enero y parte de febrero, hasta que fondeados en la playa de Punta del Este se nos prendió fuego una máquina y volvimos al puerto Belgrano. Entonces el buque entró en reparaciones todo el mes de febrero y marzo, mientras tanto se comenzó a ver movimientos raros en la base. Evidentemente, ya se estaba preparando la guerra. Ya se veían movimientos que no eran normales, muchos vehículos anfibios, buzos tácticos, veíamos todo eso, pero nadie decía nada. El día 2 de abril a la mañana ya nos enteramos que habían tomado Malvinas.

¿Después que ocurrió?

Primero parecía todo normal pero después nos enteramos que zarpó la flota inglesa. Entonces comenzaron a apresurar la reparación del buque. El martes 13 de abril partió la flota, pero el Belgrano no logró hacerlo. Lo que ocurrió recién el viernes 16 de abril, a las 9 de la mañana. Desde que zarpamos de puerto, todo fue adiestramiento.

En ese momento mi cargo era batería principal que consistía en el control de 15 cañones de 6 pulgadas. Tenía cinco torres, de tres cañones cada uno, tirando 5 tiros por minuto, por cañón, era un volumen de fuego impresionante. Es decir 250 hombres que esperaban órdenes.

¿Cómo se produce el ataque?

Después de cargar combustible, el 1 de mayo partimos desde Isla de los Estados hacia el puerto argentino en las Islas Malvinas. La misión nuestra era no permitir que una vez comenzado el combate, los buques ingleses averiados fueran a repararse a Chile. Cuando estamos navegando en la zona de conflicto, viene una orden de retroceder hacia el Continente.

El día domingo 2, cuando veníamos navegando, a las 16 horas se siente el primer impacto. En ese momento había un temporal muy grande, era impresionante, había olas de hasta 10 metros de altura, entonces el primer torpedo pega en el centro del buque, el segundo pegó en la proa y le cortó 15 metros, y el tercero iba dirigido a la popa, estaba todo muy bien calculado, pero cuando tiran el torpedo, viene una ola grande y levanta el buque. Entonces pasó por debajo y entonces fue a pegar en el casco de uno de los dos buques escoltas, no debido a la distancia que recorre, no alcanzó a perforar la coraza.

¿Luego del impacto que pasó?

Comenzó el buque a hacer agua. Quedó sin propulsión, no tenía luz, no tenía nada. El crucero Belgrano estaba a la deriva y se notaba que estaba escorado hacia la banda de babor. Entonces el comandante dio orden de zafarrancho de abandono que consistía en cubrir puesto de abandono, ubicándose cerca de las balsas. Cada vez se escoraba más y cuando el agua del mar llegó a la cubierta principal, ahí ya comenzamos a ver gente herida, muertos, se comenzó a ver de todo.

¿Hubo desesperación entre los tripulantes?

En ningún momento hubo pánico. Todos tranquilos, cada cual cubrió su puesto como corresponde, eso es lo que se resalta en todo esto porque pese a la magnitud del naufragio, no hubo pánico, después que otra cosa que se resalta en el mundo es la cantidad de gente que se salvó. Éramos 1093 tripulantes y fallecieron 323.

En el momento del impacto murieron 17 correntinos. Yo tenía un compañero de acá de Corrientes, de Bella Vista, éramos muy amigos, Medina era su apellido. Como yo estaba en el puente de mando, no bajaba a cenar por la función que cumplía, una noche bajé, y me preguntó que estaba pasando. Le dije que hasta ahora no pasa nada. Al primer muerto que vi en el crucero fue a él.

Parece que era su destino morir. El era arma submarina, suboficial segundo, y el oficial primero encargado del él cubría su guardia, y por eso me preguntó que pasaba no lo dejaban hacer guardia. Ese sábado le cambiaron la guardia y el domingo fue el hundimiento. Lo vi todo quemado. Así se fue mi amigo.

¿Que pasó después del hundimiento del Belgrano?

El crucero Belgrano se hundió a las 17. Las balsas que tenían capacidad para 20 hombres quedaron en ese momento a la deriva y se movían para donde las llevaba la correntada. En mi balsa éramos 10. En realidad, cuando más gente había mejor, porque más calor había, más temperatura larga el cuerpo. En donde había cuatro o cinco personas, los encontraron muertos.

Hay que acordarse que hacia 20 grados bajo cero y el agua de 0 grado. Había un teniente de máquina que estaba durmiendo, y tuvo que saltar a la balsa de calzoncillo y camiseta. A él por ejemplo había que ayudarlo para que viva, nosotros lo teníamos abrazados entre todos, y de paso nos abrigábamos entre todos.

¿Cómo fue el rescate?

Nosotros pasamos 48 horas en la balsa. Los 10 sobrevivimos. El rescate fue complicado, del buque de rescate te tiraban un lazo y teníamos que subir. Era una maniobra riesgosa, a mí cuando me tocó, la embarcación se levantó por una ola, y me sacó de la balsa y pegué contra el casco, me mandó al agua. Después logré que me lleven hasta la cubierta, pero tuve principio de congelamiento. Sobreviví como muchos otros, y ahora aspiro a mantener vivo esta parte de la historia.

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