Por Bernardo Stamateas
Colaboración Especial
Muchas personas se sienten abrumadas por la mirada de los demás, e incluso se deprimen. Sienten que son juzgados constantemente, lo cual condiciona su manera de actuar y los hace ser presas del perfeccionismo. ¿Cómo podemos ser libres de la mirada del otro, que tanto peso puede tener a veces?
En este artículo me gustaría compartir algunas ideas prácticas para que las miradas de los otros no nos limiten.
1. Distinguir:
Enfocándonos en las cosas en las que somos mediocres y en las cosas en las que somos malos. De esta manera, evitaremos generalizar. “Mi vida es un desastre”, dicen algunos generalizando e ignorando sus puntos fuertes. Yo no tuve buenas calificaciones en inglés en el secundario, razón por la cual podría decir que soy malo para los idiomas. Sin embargo, provengo de una familia griega y estudié el idioma, que hablo bien desde los seis años. La realidad es que soy malo para el inglés.
¿Podés identificar con total objetividad (sin ponerle emoción) en qué áreas sos malo? Nunca es bueno generalizar, lo ideal es ser específicos e identificar concretamente en qué somos buenos, en qué somos mediocres y en qué somos malos. Tal actitud nos ayuda a construir una autoestima sana.
2. Aceptar:
Ser conscientes de que, si en algún área somos mediocres o malos, se debe a que no le dedicamos suficiente tiempo y no porque no tengamos capacidad. Si nunca jugaste al golf, si no corriste una maratón, si no tocaste el piano, es decir que no invertiste tiempo en esas actividades, como resultado, no serás bueno ni en el golf, ni en las carreras ni en el piano. Esto no implica de ninguna manera que no tengas capacidad para dedicarte a alguna de estas cosas.
Tal vez, te sorprendas… De grande, llegué a la conclusión de que no me iba bien en inglés en la escuela porque no le dedicaba el suficiente tiempo a ese idioma (que sí le dediqué a otras materias en las que tuve un buen rendimiento).
Cuando tenemos una actitud de humildad y reconocemos en qué somos buenos, mediocres y malos, ya no nos importa “el qué dirán”, e incluso podemos dejarnos corregir y enseñar.
Si alguien me dijera que soy un desastre para el inglés, no me enojaría porque ya lo vi antes. Eso me brinda la posibilidad de trabajar en mi área de debilidad para mejorarla. Cuando admitimos nuestras áreas débiles, que todos tenemos, somos capaces de crecer y ya no nos afecta lo que otro pueda decir.
La historia de tu vida no se ha terminado y se seguirá escribiendo hasta el último día en esta tierra. Todos los días tenés la oportunidad de aprender algo nuevo. Recordar esto te libera del orgullo de creer que no tenés nada malo, o de que toda tu vida es un caos, y te permite hallar un punto de equilibrio. Todos los seres humanos tenemos cosas buenas y otras no tan buenas. ¡Nadie es perfecto!
¿Te importa mucho la mirada de los otros? Cuando alguien te haga un comentario, considerá esa mirada, escuchala y respetala, pero no dependas de la opinión ajena. No la necesitás para vivir. ¿Por qué? Porque te conocés cabalmente, ya que has empezado a reconocer en qué sos bueno, en qué sos mediocre y en qué sos malo.
EL DATO
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected]
DESTACADO
Todos los días tenés la oportunidad de aprender algo nuevo. Recordar esto te libera del orgullo de creer que no tenés nada malo, o de que toda tu vida es un caos, y te permite hallar un punto de equilibrio.