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El Camino Real de Santiago del Estero

Siguiendo el cauce del Río Dulce, permanece indemne hace siglos el Camino Real que une Santiago del Estero con Tucumán. Una fracción de 60 kilómetros de esa vía que corre paralelo al trazado de la Ruta Nacional 9, fue recuperada a partir del diseño de un programa de Desarrollo Turístico Estratégico, Sustentable y participativo, liderado por esa provincia, el Ministerio de Turismo de la Nación y organizaciones intermedias.  

El trecho del Camino Real, que une la capital con la ciudad de Loreto, permite recorrer las localidades de San Pedro, Manogasta, Tuama, Villa Silípica y Sumamao, además de sus respectivas áreas de influencia. Sin embargo, el destino ineludible marcado por las guías turísticas es Upianita, una pequeña localidad repleta de tradiciones y festejos, que cuenta con una pintoresca feria artesanal.

Historia

El Camino Real es un hito en la historia colonial. Por siglos fue el paso obligado para las expediciones que iban al Norte, y durante mucho tiempo fue la única vía de comunicación entre Buenos Aires y Potosí. Después de la gesta de 1810, esta fue la vía que tomaron Castelli, Balcarce, Dorrego, Belgrano y San Martin durante las luchas por la independencia nacional.

Al trazarse la Ruta Nacional 9, el Camino Real fue perdiendo relevancia y los pueblos adyacentes cayeron en el letargo permanente que caracteriza a Santiago del Estero. Desde 2005, las autoridades provinciales buscan impulsar la actividad económica de la zona a través del turismo sustentable.     

Con esa directriz, cada fin de semana se recrea en el camino las ancestrales costumbres del pueblo, lo que lo convierte en un atractivo turístico sin igual.

 

Atractivos

>> Feria Artesanal

El principal atractivo del Camino Real es la Feria Artesanal de Upianita, que se realiza cada sábado. Allí se puede disfrutar de un paseo en sulky o a caballo, además de una guitarreada a la sobra de los añosos algarrobos, mistoles y chañares. Es infaltable repertorio de chacareras, zambas y chamamés de grupos folclóricos que acompañan a las familias que comparten la mesa en la feria.

La feria cuenta con un menú gastronómico típico de la cocina popular tradicional santiagueña. Desde empanadas de carne, pollo, vizcacha y charqui hechas en horno de barro, hasta lechones, cabritos y chivitos asados a la parrilla, pasando por quesos y quesillos elaborados de manera artesanal por trabajadores de la zona. Además cuenta con un escenario netamente natura y tradicional. Piso de tierra, una represa, bancos y mesas hechos con cortes de madera artesanales bajo la sobra de árboles que componen el paisaje de esta feria típicamente santiagueña.

Como no podía ser de otra manera, los artesanos también acercan sus productos con el distintivo sello de las imágenes de esta ancestral cultura argentina.

A la feria en sí misma, se suma el trayecto que une Upianita con Santiago del Estero. Se trata de más de 25 kilómetros de camino bordeado de señoriales fincas alineadas, lo interesante es que el paisaje se matiza con cultivos de alfalfa, ganado pastando y pequeñas huertas familiares, que le dan al trayecto un colorido muy singular.

 

>> Manogasta

Continuando al sur del Camino Real se levanta el pueblo de Manogasta, una antigua población indígena que se trasformó en un asiento de la colonia. Una característica curiosa, es que la ruta está cortada por un enorme algarrobo que, cuenta la tradición, fue donde descansó San Martín, a quien se dedica un monumento en la puerta de la capilla Santa Bárbara.

Justamente la parroquia es una de las atracciones principales del poblado, destacada por su arquitectura colonial y su singular imaginería. Además, es epicentro de la fiesta patronal de Santa Bárbara los primeros días de diciembre, la cual combina rituales ancestrales, jineteadas y ceremonias religiosas. 

 

>> Tuama y Silípica

A pocos kilómetros está Tuama, centro de la vida social, económica y política en las primeras horas de la conquista, punto donde se toparon las corrientes expedicionarias de Chile y Perú. Cuentan que durante el siglo XVIII la localidad alcanzó el mayor prestigio, según consta en los documentos de la época que muestran al Curato de Tuama como uno de los más grandes de la región.

Allí se llevó a cabo un famoso juicio a dos indias por el delito de “hechicería”. Es de ese hecho puntal que surge el relato histórico conocido como “Hechiceras de Tuama”, una experiencia que marcó la identidad del pueblo. Con el tiempo, la población fue diezmada y hoy apenas perviven unas pocas familias en el inhóspito paraje.

El paisaje agreste cambia por completo en diciembre. Los primeros días del mes se conmemora el día de la Inmaculada Concepción de María, con oficios religiosos y populares en la Capilla y el Cementerio. Además, ese día tiene lugar la “corrida de indios”, una carrera de promeseros que llegan desde parajes cercanos a los pies de la Virgen.

Luego continúa Villa Silípica, recordada como posta del “indomable cacique Chanamba”, es de las más antiguas localidades de la provincia. Su veneración a la Virgen de Monserrat habla del paso de los españoles, que dejaron marcada con sangre su presencia, apropiándose de tierras y vidas, dando un vuelco significativo a la historia y transformando la geografía física y social santiagueña. Sin embargo algunas usanzas, como la fabricación de erkes, se han conservado y son clave en cada procesión lugareña, conocidas como “Vivas” y “Corridas”, carreras de promesantes en homenaje a sus santos patronos.

 

Más info enwww.turismosantiago.gob.ar

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