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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El conflicto sanitario entre Bolivia y Jujuy

Las fronteras con los países limítrofes son muy fluidas en Argentina y esa es una característica que no deberían perder. 

Por Aldo Neri 

Ex ministro de Salud y Acción Social de la Nación. Nota publicada en el diario Clarín.

En el conflicto sanitario entre Bolivia y Jujuy no hay que perder el tiempo; el Gobierno nacional -como es su competencia y obligación- debe intervenir rápidamente en un conflicto que de ninguna manera es regional o provincial, sino nacional. Lo tiene que hacer a través de la Secretaría de Gobierno, de Salud y el Ministerio de Relaciones Exteriores. No valen las excusas en un conflicto que afecta a ciudadanos bolivianos y argentinos, que desde los orígenes históricos de ambos países, tuvieron mucho intercambio y convivencia.

Y no valen las excusas de tipo político: que los países enfrentan a un régimen de tipo “populista” vs. un régimen “liberal”; o el eterno sonsonete de que los bolivianos cruzan la frontera para atenderse gratis y vuelven a su casa boliviana. Vale recordar a las provincias del noroeste que, desde siempre, buena parte de los trabajadores que levantan su producción regional son bolivianos y latinoamericanos y no les están quitando el trabajo a trabajadores argentinos porque ellos no son suficientes.

Las fronteras con los países limítrofes son muy fluidas en Argentina y esa es una característica que no deberían perder, adaptándola a las nuevas condiciones que surjan con el tiempo. El Mercosur fue un intento (aparentemente frustrado ahora) de construir una región integrada por países latinoamericanos en base a intereses comunes.

En un enfoque más general, sirve de pretexto a la irritación de los ultranacionalistas, que se quejan del inexorable proceso de la globalización que mezcla paulatinamente las razas, las nacionalidades y las culturas y no solamente tecnología y producción. Y eso fueron precisamente los inicios demográficos de la Argentina, Estados Unidos y otros países, con la inmigración masiva a los fines del siglo XIX y principios del XX, y no olvidemos ahora a los numerosos chicos y chicas de nuestra clase media o media alta, universitarios, que han emigrado al “primer mundo” en busca de mejores posibilidades.

No conozco el sistema público de salud boliviano, pero es probablemente inferior al de Jujuy en materia de recursos en la región. Pero como todos los sistemas públicos de salud incluyen algún despilfarro a la par de la escasez, su reorganización conjunta podría servir de modelo a otras regiones de ambos países. La discusión debe ser entre gobiernos, las personas no deben ser víctimas del desencuentro entre ellos. Los gobiernos pueden lucirse con un convenio entre las dos naciones, de mutua conveniencia. Como los sistemas públicos de salud son provinciales en Argentina, en la eventualidad la Nación deberá ayudar a cada provincia a cumplir sus funciones, pero respetando el principio de la Salud Pública, que ningún sistema de salud pública puede negarse a asistir a un ciudadano o ciudadana del mundo negándole el derecho a la salud. 

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