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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El Cordobazo

“Este “nuevo gobierno” prometió una “Revolución Argentina” y consumió su tiempo en peregrinas promesas incumplidas y vanas ilusiones y, cuando el pueblo cansado e indignado hizo hacer oír su verdad, le contestó con la más violenta represión que tantas vidas argentinas viene costando a lo largo de estos quince años de fatalidad provocada”.Juan Domingo Perón. Carta dirigida a J.J. Hernandez Arregui 10/12/69 

Por el Centro de Estudios y 

de Investigaciones Históricas “Juan Domingo Perón”

Ramón A. Salazar Peleato             Norberto S. Soto                   Hector O.Castillo

Juan M. Roldan                           Carlos A. Cassarino                 German Wiens

Ramón A. Gomez                          Daniel A. Bordon

Hace 50 años, un 29 de mayo de 1969 se produjo un hecho histórico del cual fue protagonista fundamental la clase trabajadora cordobesa liderada por la dirigencia sindical del Smata (Elpidio Torres), de la UTA (Atilio López) y Luz y Fuerza (Agustín Tosco), con el respaldo de los plenarios de las dos CGT, que en ese momento nucleaban más de ochenta sindicatos de Córdoba.

Aquel 29 de mayo, tal como lo señala el Dr. Garzón Maceda (un activo protagonista del Cordobazo) cientos de miles de trabajadores –mecánicos, conductores de colectivos, de la energía, metalúrgicos, etc.- virtualmente sitiaron la ciudad de Córdoba, no sólo rechazando la política reaccionaria de la dictadura cívico-militar de Onganía-Krieger Vasena (la eliminación del sábado inglés y las quitas zonales a los trabajadores metalúrgicos, etc.) sino, reclamando el fin de la dictadura militar y su política represiva, de injusticia social y de entrega del patrimonio nacional al capital extranjero.- 

El 29 de mayo de 1969, no fue un acto espontáneo surgido exclusivamente por demandas reivindicativas, sino el cuestionamiento profundo a las políticas proscriptivas de las clases populares que tuvo su origen en septiembre de 1955, el resultado de un largo proceso de politización de la clase trabajadora, cuyo colofón fue el plenario de delegaciones regionales de la CGT, el que aprobó uno de los documentos políticos de mayor profundidad revolucionaria del movimiento obrero argentino: el Programa de La Falda, al cual le seguirían los Programas de Huerta Grande de las 62 Organizaciones de 1962 y el Programa del 1º de Mayo de 1968 de la CGT de los Argentinos. Eran los tiempos en que, la clase trabajadora sindicalizada, se había convertido en “factor de poder” de la vida política nacional, reivindicando programas propios que cuestionaban en profundidad el sistema liberal-capitalista de explotación del hombre por el hombre y la dependencia neocolonial de la Patria del imperialismo.

Pero es fundamental señalar que, a contrario de las voces interesadas y las más de las veces distorsivas de la intelectualidad “progre” presumida de izquierda, el Cordobazo de mayo de 1969, no fue un hecho aislado de las luchas de la clase trabajadora argentina a lo largo y a lo ancho del país, en particular en aquellas provincias donde el peronismo había dejado su impronta industrialista. En efecto, ya hacia el año 1957 la Fotia liderada por Atilio Santillán y apoyada por la CGT tucumana, habían enfrentado con la movilización de los obreros fabriles y de los trabajadores de la zafra el cierre de los ingenios azucareros y sus miles de desocupados con la respuesta de intervenciones, cárceles y el martirologio de Hilda Guerrero de Molina, vilmente asesinada por la represión dictatorial. En suma, el Cordobazo es parte de un proceso de lucha de la clase trabajadora argentina que, desde siempre –con avances y retrocesos, con virtudes y defectos, con lealtades y traiciones-, lideró las luchas del pueblo argentino contra las dictaduras cívico-militares, por el retorno de la democracia sin fraudes y sin proscripciones.

No es accidental que el Cordobazo se haya producido en un lugar donde el peronismo había plantado el mojón de la industria nacional a través del Iame (un complejo industrial de diez fábricas con más de 10.000 obreros) y de la industria automotriz a través de la IKA-Renault (planta Santa Isabel), dando origen al sindicato que se constituiría en la vanguardia de las luchas obreras que, sepultó el proyecto corporativista de la mal llamada Revolución Argentina: el Smata, en aquellos años liderado por Elpidio Torres. Pero, en homenaje a la verdad histórica, hay que reconocer que, el Cordobazo tampoco se hubiera producido sin la conciencia nacional y de clase y de participación política que el peronismo supo sedimentar en la clase trabajadora argentina, y sin la Ley de Asociaciones Sindicales que hizo posible la CGT única y sus Delegaciones Regionales y los sindicatos únicos por actividad  y por ramas de actividad, y por fin, su correlato los convenios colectivos de alcance nacional.

Un párrafo especial merece el Secretario General del Smata-Córdoba Elpidio Torres, a quien Ganzón Maceda atribuye el rol más importante en el Cordobazo: “En mayo del 69 hay que decirlo sin tapujos ni cálculos, Torres fue el más importante, el más decidido, el que más arriesgó sin duda alguna. Tosco lo dijo muchas veces: sin Torres, sin el Smata, no habría Cordobazo” (extraído de “conversaciones de Jorge Oscar Martinez con Lucio Garzón Maceda. La CGT Córdoba. De La Falda al Cordobazo. Editado por Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba, Unión Obrera Gráfica Cordobesa y CGT Regional Córdoba. Córdoba 2014). El mayor reconocimiento lo tuvo del Gral. Perón, quien en un mensaje escrito hacia el mes de octubre de 1969 reconocía sus méritos: “No deben ustedes pensar jamás con desmedro de la situación que sufren, porque hay momentos en la vida de los  hombres que nada puede honrarlos más, que una cárcel injusta. Para nosotros, a la lucha que estamos empeñados por la liberación de la patria se suma la liberación de Uds., y de tantos otros compañeros azotados por la canalla dictatorial: es una razón más para luchar” (J.D. Perón –carta a Elpidio Torres preso. Madrid, 25 de octubre de 1969).-

En el camino tras el Cordobazo, quedó la vida segada de Máximo Mena, una decena de muertos y miles de heridos, y los máximos dirigentes del Cordobazo: Elpidio Torres, Agustín Tosco y otros condenados a años de cárcel por los Consejos de Guerra de las Fuerzas Armadas. Pero es importante recordar que, la sangre derramada y los años de cárcel no fueron en vano. Aquella movilización de masas provocó la mayor crisis política en el seno de las Fuerzas Armadas, no sólo porque puso fin al proyecto corporativista de Onganía de veinte años de dictadura, sino porque, tras el “Viborazo” de 1971, asumió el tercer dictador de la tristemente célebre Revolución Argentina: Alejandro Agustín Lanusse, reconociendo con su GAN, el fracaso de la política proscriptiva de las mayorías populares. ¡Que esta lección de la historia no se borre jamás de la memoria de los argentinos!

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