La despedida en el hospital y la predicción sobre aquella voz distinguida
“En una visita que le hice a Julián cuando estaba internado en el hospital, charlamos mucho, rezamos, cantamos, nos acordamos de los amigos y nos despedimos”, reveló Rosita al recordar al sacerdote chamamecero.
“Desde hace muchos años, cuando nos saludábamos o nos despedíamos, era costumbre abrazarnos fuerte y siempre le decía al oído: ‘Gracias, pai Julián, por elegirme para ser tu cantora’”.
“Ese día de la visita en el hospital, cuando nos despedimos lo abracé y le dije lo mismo. Entonces él me contó una pequeña anécdota: ‘Cuando te conocí, eras una guainita muy chiquita y te vi en el cementerio cantar (una costumbre de la gente del campo en honor a los angelitos). En esos momentos dije: Mirá esa guainita que canta, esa guainita tiene que ser cantora’.
Bueno, pasado el tiempo, nos juntamos, fuimos familia, él fue amigo de mis padres, nos acompañó en tiempo difíciles: éramos hermanos entre todos. En esos momentos dijo ‘esta guaina tiene que ser mi cantora’. Y así empezamos”.
Ese recuerdo sigue fresco en Rosita y extiende su homenaje al enorme Julián Zini. “Ese día en el hospital sentí que mi amigo se despedía y que me confirmaba para decir la palabra del pueblo. Y eso me anima a seguir en el canto, si Dios quiere y la Virgen”.
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