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La curiosa piedra movediza de Tandil

Equilibrio. Un hombre hace equilibrio sobre la piedra original en 1900.

La famosa Piedra Movediza de Tandil estuvo allí desde tiempos inmemoriales, siendo la atracción turística de miles de visitantes que concurrían a ver cómo esta piedra permanecía en equilibrio en forma increíble, sin caerse, contra la ley de gravedad. Hasta que en el año 1912, cansada quizás de tanto equilibrio, se cayó en medio de un gran ruido. Esta piedra, que estaba sobre la cima de un cerro de 260 metros de altura, tenía una altura de 5,75 metros, 7,45 de largo y un peso de 385.920 kilos y era de granito. Estos datos fueron proporcionados en 1895 por el geólogo Kaymozic y su equipo que midieron y estudiaron la piedra en todos los detalles. La piedra se cayó el 29 de febrero de 1912, año bisiesto, a las 17.15, cuando se oyó un estrépito colosal. La tradición oral ubica como testigo del hecho a Celestina Stipcovi, una yugoeslava de 36 años, esposa de Doménico Conti, dueño de la cantera La Movediza. Le estaba cambiando los pañales a su hija cuando sintió un gran ruido y vio cómo el cerro se borraba detrás del polvo. Ese mismo día el diario El Eco de Tandil repartió miles de volantes con este texto: “Hoy a las cinco de la tarde, la maravilla tandilense, la Piedra Movediza, perdió su centro de gravedad y cayó al precipicio sobre el cual se inclinara durante tantos siglos. Se está investigando la causa de este desastre tandilense”.

La primera voz autorizada en emitir opinión fue el ingeniero Conrado Uzal, quien trabajaba demarcando un parque en la zona y opinó que la caída había sido por causas naturales. Otros, sin embargo, opinaron que la piedra se había caído porque había sido volada por explosivos. La policía investigó el tema pero no encontró nada que afirme que había sido detonada, no encontraron restos de dinamita o algún otro explosivo, por lo cual concluyeron que se había caído por causas naturales. En la piedra original, antes de que cayera, como el movimiento no era apreciable a simple vista, vecinos y turistas ponían botellas debajo de la mole para comprobar la oscilación; cuando se rompían las botellas, señal de que se había movido. El comisionado Eduardo Arana convocó al geólogo suizo Santiago Roth, mientras se amontonaban hipótesis para explicar la caída de la piedra, de las que hubo varias. El vecino José Manochi esgrimió la versión más curiosa: fue un dúo de anarquistas montenegrinos los que hicieron el atentado explosivo por parte de los empleados picapedreros en reproche por la muerte de un compañero a manos policiales. Lo concreto fue que, sea cual fuera la causa, la piedra se cayó.

Hubo varios intentos de reposición. En 1938 el industrial Sirio Limpi propuso subirla con un juego de poleas y pegar las partes con cemento. El intendente José Lunghi declaró en 1966 el “Año de la recuperación de la Piedra Movediza”, pero el golpe clausuró la idea. En 1971 llegaron a clavar una estaca como hito de un nuevo  sueño. En la ceremonia estaba el vecino Arnaldo Rizzo, impulsor de un comité de restitución y los ingenieros Juan y Jorge Maxwell, famosos por un plan para detener el hundimiento de la famosa torre de Pisa, en Italia. Prometían colocar la piedra de nuevo en su lugar y, lo mejor de todo, prometían devolverle el famoso movimiento. En 1980 surgió el proyecto de la Piedra Dorada, una escultura de bronce considerada como una “resolución artística”. Pero en el 2007 la piedra volvió al cerro en forma de imitación. La construyeron en el Parque Industrial y una grúa la puso en su sitio exacto. Costó algo más de un millón de pesos en esa época y autoridades nacionales estuvieron presentes en la reposición, en una ceremonia a la que asistió todo Tandil.

Detalles de la obra

La Piedra Movediza no es de piedra ni se mueve. Es una réplica exacta, no es de piedra, no es un engaño. Pero parece de piedra en verdad. Está ahí desde el 13 de mayo de 2007. Es un rompecabezas metálico de 300 piezas con una cobertura plástica de alta resistencia. Es de plástico y la pintura epoxi le da la apariencia de real. Está clavada a la base original con unos pernos que se hunden cinco metros. No se mueve ni debería moverse nunca más. La piedra original, la verdadera, por supuesto estuvo allí, en ese mismo lugar desde tiempos inmemoriales en la cima del cerro, hasta que se cayó en 1912. La panorámica de belleza exacta de los cerros compite con la propia réplica. Una baranda separa la copia del atrevimiento del visitante, solo se puede tocar un poquito en una punta. Un golpecito suave y cuidadoso es suficiente para certificar que es hueca.

El intendente de esa época, Miguel Lunghi, hijo de José, el hombre que lo había planeado 40 años antes, se mostraba contento y exultante: “Fue un orgullo para mí  porque había sido promesa de campaña. Tandil siempre quiso volver a tener la piedra y ahora la tiene. Es un logro de todos”. Cabe señalar que en el 2004 se había llamado a una licitación para restituir la piedra por medio de una intervención privada. 

El proyecto incluía construir un restorán, un museo y un paseo de compras. La intención era muy buena, pero no hubo oferentes. La recolocación de la piedra originó algunas críticas. ¿No era mejor dejar todo como estaba, con la piedra verdadera caída unos metros más abajo? Magdalena Conti, nieta del dueño de la cantera La Movediza, coordinadora del Patrimonio del Municipio, hizo un balance personal: “Si vamos a respetar a rajatabla lo que es una intervención patrimonial, mi criterio personal es que no es lo más correcto desde lo que dicen los manuales. Pero la construcción del patrimonio también es social y viendo a la gente, esto es lo que debía hacerse. El balance es a favor. Se recuperó el ícono de Tandil, la piedra es nuestro origen, nuestro orgullo y nuestra identidad”. Es destacable la actitud de la gente de Tandil, tanto habitantes como autoridades, que lucharon durante años por el rescate de su patrimonio natural. Venir a ver la piedra es una obligación para todos los turistas y visitantes. Y no cobran nada. (Fuente informativa, Revista Viva, 26-02-2012).

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