Por David Dos Santos
Senador provincial
Especial para El Litoral
La educación es el motor del desarrollo de un país, un país que educa es un país que construye el capital humano necesario para su desarrollo.
En una sociedad como la nuestra donde una parte importante de los niños no realiza el preescolar, donde hay abandono de la escuela, y en consecuencia falta de terminalidad, no cumplimentar los días de clases al año nos habla de una educación con inconvenientes. Si a esto sumamos que el año pasado, por la pandemia no tuvimos clases presenciales y hemos tenido que recurrir a la educación a distancia, que no ha dado los resultados esperados, esto ya representa un mayor inconveniente.
La sociedad en la actualidad piensa que las clases presenciales son absolutamente necesarias; los padres son quienes ven las dificultades que esto trae o trajo a los niños, niñas y adolescentes.
No han tenido el acúmulo de conocimientos necesarios de acuerdo al grado que cursan, tienen problemas en la sociabilización, hay trastornos de conducta en algunos casos y hasta problemas psicológicos. Las instituciones que se encargan del cuidado de la salud y de la observación del desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, han manifestado la necesidad de las clases presenciales, de la misma manera que lo hizo la iglesia en forma pública.
¿Cuáles son las condiciones para dictar las clases? Los gobiernos son conscientes de la necesidad de las clases presenciales y lo han propuesto ellos mismos, incluso las fechas. En algunas provincias donde han iniciado las clases lo han hecho con éxito (de acuerdo a lo que vemos en los medios).
Los gobiernos son conscientes de que tenemos un año especial, están trabajando en los protocolos y lo ideal será la vacunación, pero nuestro país tiene inconvenientes porque se ha retrasado la llegada de las vacunas y son pocos los días que faltan para el inicio escolar, es imposible la inmunización de todo el conjunto de actores que intervienen en la misma.
También son conscientes de la necesidad de acondicionar los establecimientos para estas nuevas modalidades en las que se van a dictar las clases y también la capacitación de todas las personas que participan en el proceso educativo, dentro y fuera de la escuela.
Otro tema es el debate que se presenta desde las asociaciones que nuclean a los docentes que plantean un reclamo salarial (hecho con absoluta justicia) asociado a otros reclamos en relación a los ámbitos donde se dictan las clases. Se lidia con la dificultad de los gobiernos de distribuir, con equidad, los recursos entre todas las áreas que le compete, y esto suele ser una cuestión de difícil solución que llevan a muchas provincias a retrasar el inicio de clases.
Es necesario resolverlo de forma definitiva, para ello hacen falta consensos inteligentes, ideas creativas y mucha vocación, vocación de progreso y de mejora, ideas para vivir en un país mejor, en el que necesitamos más calidad de vida, desarrollo, y para ello necesitamos educación.
Es imperante y es una aspiración de todos que esto se resuelva y se resuelva para siempre.