Por Juan Manuel Laprovitta
Subdirector diario El Litoral
Ig: @juanmanuellaprovitta1
Lo que no está prohibido, está permitido. Palabras más, palabras menos, la Constitución lo señala y termina por estimular la audacia, vieja herramienta de la política.
Sin embargo eso no quiere decir que se trate de un recurso utilizado para hacer las cosas más fáciles a la gente.
El cierre de alianzas del 29 de junio fue celebrado en cada vereda política por la cantidad de partidos que las integraron. Mientras Encuentro por Corrientes, que ahora sumó a su denominación “Vamos Corrientes!”, anunció la construcción de una fuerza de 32 sellos, el opositor Corrientes de Todos dio a conocer 23 participantes en su oferta electoral.
Aunque restan definiciones hacia la oficialización de esas coaliciones —será mañana, lunes 5 de julio en el transcurso del día—, fueron las únicas en inscribirse ante la jueza María Eugenia Herrero.
La suma de semejante cantidad de sellos, además de la supuesta potencia con la que cada espacio saldrá a disputar los votos, está diciendo que las cosas no serán fáciles de entender.
En buen romance, que se hayan inscripto solo dos alianzas quiere decir que habrá dos listas. Nada más que un par exacto de nóminas de candidatos y candidatas a la gobernación, la vice, las quince bancas de diputados y los cinco escaños del Senado que estarán en juego en las provinciales.
Sin embargo, los pupitres de las aulas que el 29 de agosto se convertirán en cuartos oscuros de los 336 establecimientos escolares que se abrirán para dirimir quiénes se sentarán en el poder desde el 10 de diciembre de este año se inundarán con 55 boletas.
Una verdadera patada en la pera al sentido común.
Los antecedentes evidencian que se trata de la oportunidad en la que más papeles habrá en ese mar de nombres impresos en blanco y negro, como cada vez que se vota en la provincia sin enganchar el calendario electoral con los comicios nacionales, que modernizaron el mecanismo para que se imprima menos y mejor, es decir, con colores y fotos.
En las elecciones legislativas provinciales del 2 de junio de 2019 hubo 41 boletas en el cuarto oscuro, oportunidad en la que ECo tuvo 26 de ellas. Fue el mayor registro hasta la actualidad.
Esta vez serán más y el escenario no es alentador por la razón de las razones más allá de la elección: hay una pandemia.
El tiempo que puede llevar a alguien identificar la nómina que quiera meter en el sobre para introducir en la urna es un contrapeso a la idea de abrir más escuelas como puntos de votación para ampliar el mapa por donde circulará el electorado con la pretensión de no aglomerarse.
Confusión
¿Qué puede pasar para que el asunto sea aún más caótico para los votantes? El cierre de listas será el sábado próximo y podría deparar nuevas causas al listado de dolores de cabeza.
Hasta ese día las alianzas y los partidos tienen tiempo para inscribir a quienes llevarán en las listas.
Y aunque no se aguardan sorpresas, no hay que descartarlas.
De la cada vez más profunda bolsa de sellos partidarios que florecen en Corrientes no habría ya ninguno sin participación en alguna de las dos alianzas conformadas en la justicia electoral.
En realidad hay uno, Libres del Sur, últimamente enrolado en la oposición provincial, pero que no se sumó ni a ECo ni a Corrientes de Todos y ayer llamó a la abstención.
Sin embargo, si alguno de los partidos que ya integran esos frentes quiere adherir al postulante a la gobernación pero proponer candidatos distintos en alguna categoría legislativa, lo puede hacer. Es decir, se sumarían listas dentro de las listas.
Ahora bien, ¿quién cuidará esos papeles? Se sabe: no todos los partidos políticos tienen suficientes fiscales, los domingos electorales suelen aturdir las denuncias cruzadas de robos de boletas y, hasta donde es conocido, esas maniobras nunca terminan en nada más que en escandaletes.
Pandemia mediante, hasta el momento hay una tendencia, no una norma, a determinar que las autoridades de mesas y los fiscales partidarios sean personas que hayan recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus.
Pero no podrá ser obligatorio, ya que el plan de vacunación no lo es y son los partidos los que deciden quién resguardará sus listas en las escuelas.
Esta elección, de cronograma corto y campaña de un solo candidato al sillón de Ferré hasta el momento, abrió una serie de replanteos que giran en el espiral del covid-19 y convocan a discutir nuevos conceptos de poder en la arena política.
Las libertades generadas en las reglas de juego político hicieron que por cada línea interna haya un sello en los partidos. Y que las disidencias de antes se pulvericen con las coincidencias de ahora: todo lo roto se puede pegar con la magia de las alianzas.
Lo que no puede es exorcisar la pesadumbre de la gente que tiene que ir a votar.
Soluciones a la vista no hay. Nadie con responsabilidad se ha hecho cargo hasta ahora de aminorar semejante cantidad de papel con una simple propuesta de reforma al sistema electoral en ese aspecto.
Y eso que es más sencillo que ponerse a debatir sobre las ideologías (y propuestas) que sostienen cada boleta. Pero mejor no exhumar viejas problemas.