Seúl y Washington volvieron a provocar la indignación de Pyongyang, a pesar de ir sobreaviso. Los dos aliados iniciaron el martes sus maniobras militares conjuntas anuales tras haber recibido 10 días atrás la advertencia de Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano, Kim Jong-un, de que su realización entorpecería el diálogo en la península.
La agencia estatal de noticias norcoreana Kcna publicaba el martes un comunicado en el que la mano derecha de Kim Jong-un acusaba a las autoridades surcoreanas de “comportamiento pérfido” por seguir adelante con los ejercicios militares con EE. UU., aún a sabiendas de que ponen en peligro los avances logrados después del restablecimiento de la comunicación telemática entre los dos países vecinos, a petición de Pyongyang, el pasado 27 de julio. Corea del Norte había desconectado en junio de 2020 esta vía de enlace que emula al teléfono rojo que establecieron EE. UU. y la antigua Unión Soviética durante la Guerra Fría con el fin de solventar asuntos de urgencia y evitar a toda costa que una provocación deviniese en un conflicto armado. En su misiva, Kim Yo-jong también culpa a la Casa Blanca de forzar la ejecución de estos “simulacros de guerra” cuando “la mirada internacional está centrada en cómo se desenvuelven los acontecimientos en la península”.
(EN)