Por Bernardo Stamateas
Colaboración Especial
A veces, lo no verbal (lo que no decimos) es superior a lo verbal (lo que sí decimos). Por ejemplo, si me encuentro con un amigo y me demuestra una alegría sincera de verme, siento una gran satisfacción. El mensaje que me entrega es: “Vos sos valioso para mí”. Uno siente que le provoca bienestar al otro, lo cual se suele retribuir con la misma emoción.
Por supuesto no se trata de un “¡qué lindo verte!” fingido, sino de una emoción que nace del corazón. Al sonreír evidenciamos que estamos contentos y esto le transmite al otro la idea de que nos interesa su persona y somos iguales o pares, no somos superiores ni inferiores. Hoy bien se sabe que la risa y la sonrisa nos hacen mucho bien y nos ayudan a curar heridas emocionales y a conectar con los demás.
Seguramente te sucede que, cuando estás feliz, procurás compartir con otros. Y a todos nos encanta una invitación de alguien que nos transmite alegría. Esa emoción breve que todo el mundo debería activar. En especial, en épocas de crisis. Los expertos dicen que las emociones positivas colaboran para que vivamos más años.
La alegría es un estado emocional que es activado en cualquier momento y siempre surge de una actitud positiva frente a la vida. Por lo general, la gente pesimista no es muy alegre. Tengo la creencia que, a medida que pasan los años, uno activa más alegría porque deja de preocuparse por cosas que no son en verdad importantes. Uno empieza a darle un sentido positivo a todo.
¿Qué ocurre cuando estamos alegres?
Se despierta nuestro niño, nuestra niña, interior. Dicho estado nos remite a la niñez cuando la alegría era la emoción predominante. Y está comprobado que un adulto alegre responde mejor a todas las situaciones que se le presentan, sean propias o ajenas. Por ejemplo, si alguien le comenta: “Conseguí trabajo después de un año”, su respuesta será: “¡Qué bien! ¡Felicitaciones!”.
Otra característica que podemos mencionar es que una persona alegre es más creativa que el resto. Casi siempre, le va mejor y llega más lejos en la vida. En la mayoría de los trabajos, la gente es despedida por su carácter. Por eso, sin duda, la alegría nos permite vincularnos de forma saludable y nutritiva con los demás.
¿Sos de expresar alegría? Cuando vemos a alguien, nos alegramos sinceramente y sonreímos, generamos una conexión con el otro que lo nutre, a la vez que nos nutrimos a nosotros mismos. Es el gozo de estar con otra vida y disfrutar de ese momento que crea las mejores atmósferas y resulta altamente motivador.