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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Estrés abiótico: la causa de la extensiva mortalidad de pinos en Corrientes

Desde el año pasado, y con gran velocidad en este 2022, se viene produciendo un fenómeno que generó gran alarma en el sector forestal. 

¿Por qué murieron -o se están muriendo- árboles de pinos en Corrientes? Este fue el interrogante que llevó a un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Montecarlo (Misiones), y de la Unidad Ejecutora de Doble Dependencia Ipads (Instituto para la Agricultura y el Desarrollo Sostenible) del Conicet -con sede en Tandil- de Buenos Aires, a realizar un trabajo para determinar las causas  y pérdidas que enfrentan los productores forestales correntinos. “Lo primero que se descartó en plantaciones afectadas por mortalidad masiva fue que este proceso se generó por el ataque de insectos plagas. La causa de muerte se debió, principalmente, al estrés abiótico”, explicaron María Elena Fernández, Gabriel Gatica, Nardia Bulfe, Norberto Pahr y Javier Gyenge. 

Esa investigación fue publicada por la Red Argentina de Ciencia y Tecnología Forestal (Redfor.ar) en el sitio Argentina Forestal.

El fenómeno de mortalidad masiva -o extendida- de árboles en bosques naturales se produce cuando las tasas de mortalidad superan a las esperables por los procesos de dinámica poblacional propios de cada sistema.

Este fenómeno se viene reportando desde hace algunas décadas en varias partes del mundo, pero fue en el año 2010, cuando se publicó el primer estudio que integró la información disponible a nivel mundial.

Este estudio se fue actualizando en años subsiguientes con más y más casos. La conclusión en todos los trabajos fue la misma: la mortalidad extendida de árboles no es propia o exclusiva de un determinado tipo de ecosistema o grupo de especies.

Si bien, en diversos casos la causa primaria de mortalidad es compleja de ser desentrañada -porque puede haber interacción con plagas o incendios- los eventos siempre coinciden temporalmente con sequías y olas de calor, y en particular cuando ambos elementos se juntan y conforman lo que hoy se denomina “sequías propias del cambio climático” o hotter-droughts.

Sequía en bosques

En comparación con estos reportes en bosques naturales, son menos extendidos los informes en donde se notifica mortalidad en bosques cultivados, especialmente en plantaciones con árboles adultos, donde se supone que las plantas están menos expuestas a los riesgos climáticos.

En general se les proporcionan condiciones nutricionales e hídricas -por riego o por manejo de la densidad- que permiten su crecimiento en condiciones óptimas (o por lo menos, mejores que en las condiciones donde las especies se desarrollan naturalmente, favoreciendo altas tasas de crecimiento medio).

Sin embargo, una vez más la realidad mostró que ningún sistema está exento. En este sentido, desde el año 2021, y con gran velocidad durante 2022, se viene produciendo un fenómeno de mortalidad extendida de árboles en plantaciones, principalmente pinos, en la provincia de Corrientes, que ha generado gran alarma en el sector forestal.

Es así, como se conformó un Comité de Emergencia en el que participan distintas empresas forestales, productores, tomadores de decisión nacionales y provinciales, e instituciones académicas para abordar esta problemática.

Años Niña

Lo primero que se descartó en plantaciones afectadas por mortalidad masiva fue que este proceso se generó por el ataque de insectos plagas. El fenómeno no obedeció al ingreso de una nueva plaga, o al estallido poblacional de alguna preexistente. La causa de muerte se debió, principalmente, al estrés abiótico.

Como es de público conocimiento debido a la magnitud de los incendios ocurridos en la provincia, que fueron divulgados en todos los medios de comunicación, esta región sufrió una sequía severa y extendida en el tiempo sumada a altísimas temperaturas.

El análisis climático de las estaciones meteorólogicas muestra que desde el año 2019, y de manera consecutiva, las precipitaciones han estado por debajo de la media histórica para la región.

A la vez, las temperaturas medias, mínimas y máximas han excedido las medias históricas en los últimos tres años, con récords históricos de olas de calor (es decir, tres o más días consecutivos con temperaturas marcadamente superiores a lo normal).

La combinación de ambas variables puede verse en índices combinados como el Spei (Índice Estandarizado de Precipitación y Evapotranspiración, por sus siglas en inglés), que están relativizados a las condiciones meteorológicas históricas del lugar. En este índice, los valores positivos y negativos expresan meses húmedos y secos, respectivamente, mientras que el valor absoluto indica la magnitud del evento.

En estos últimos años no hubo prácticamente periodos húmedos intermedios que permitan la recarga de las reservas de agua de los suelos y acuíferos. Estos años corresponden a “años Niña” en cuanto al fenómeno forzante macrorregional de temperatura del océano Pacífico.

En este sentido, se encontró una asociación positiva entre la magnitud del fenómeno de La Niña-oscilación del sur y el Spei en esta región.

Termotolerancia

De acuerdo con algunos autores, los valores de Spei por debajo de -1 indican sequías severas, y por debajo de -1,5, sequías extremas. Si bien estas intensidades tienen mayor sentido biológico para ecosistemas nativos, adaptados a las condiciones climáticas históricas de un lugar, sirven también para revelar la magnitud y particularidad del evento climático.

De hecho, los individuos implantados considerando su material genético y el manejo aplicado, están alineados con las condiciones “normales” de la región.

Más allá del Spei, es importante destacar que las temperaturas máximas registradas a fines de 2020 y principios de 2022, con varios días seguidos de temperaturas superiores a 40°C, estarían por encima de la termo-tolerancia de las especies forestales implantadas.

Por ejemplo, en Mercedes, Corrientes, la estación meteorológica del Inta registró temperaturas máximas por encima de 30 °C todos los días de enero y febrero de 2022, con una ola de calor de 19 días consecutivos de más de 40 °C en enero, y dos olas de calor de 3 y 6 días consecutivos con más de 40 °C en febrero.

La temperatura media máxima en enero fue de 39,3 °C, i. e. 6,5 °C por encima de la media máxima histórica (1951-2019), y de 37,6 °C en febrero, i. e. 5,8 °C por encima de la media máxima histórica para la zona. Asimismo, las temperaturas medias estuvieron 4 y 2 °C por encima de las históricas.

Investigaciones recientes destacan la importancia de estudiar el impacto diferencial que tienen las altas temperaturas sobre la mortalidad de bosques, ya que podrían tener efectos letales aún en ausencia de sequía (es decir, aún con abundante agua en el suelo).

Umbrales

Por otro lado, es importante destacar que cuando se superan ciertos umbrales fisiológicos de las especies, por más que las condiciones ambientales favorables se restablezcan (por ej., se produzca la recarga de agua del suelo por precipitaciones), el proceso de mortalidad sigue avanzando.

En realidad, para cuando el mismo se visualiza con el amarronamiento de las copas, el árbol ya entró en un ciclo de decaimiento varios meses atrás (o incluso años, aunque éste no sea el caso para los pinos en Corrientes), proceso que es prácticamente irreversible.

De allí la importancia de poseer alertas tempranas a nivel fisiológico que permitan tomar medidas de mitigación -cuando éstas son posibles- o al menos, preparar la logística para el evento masivo que se va a producir un tiempo más adelante.

El más afectado

En particular el pino taeda, que ha sido la especie más afectada, se caracteriza por sus altísimas tasas de crecimiento (en comparación con el crecimiento de la especie en sus zonas de distribución natural en Norteamérica), lo que ha venido de la mano de una relativamente alta susceptibilidad a la sequía (al menos, extrema) dada por su alta vulnerabilidad a la cavitación del xilema y baja capacidad de regulación estomática de la transpiración (según mediciones fisiológicas realizadas en progenies creciendo en la provincia de Misiones).

Asimismo, la especie muestra una gran variabilidad genética (diferencias entre progenies) y plasticidad en la asignación del carbono fijado entre estructuras aéreas (tallo, hojas) vs subterráneas (raíces) de acuerdo con las condiciones de crecimiento. Esto podría resultar en un óptimo crecimiento aéreo cuando las condiciones son favorables (años con abundancia de recursos hídricos), pero podrían generarse desbalances entre estructuras que proveen agua vs. las que la pierden cuando las condiciones cambian drásticamente.

Incidencias

De manera preliminar y, a partir de un estudio de caso representativo de una extensión de aproximadamente 20.000 hectáreas, el grupo de investigación pudo concluir que el fenómeno se asoció principalmente a pino taeda, seguido en su incidencia en pino elliottii, y con baja incidencia en el pino híbrido y en los eucaliptos, y que también se afectaron las forestaciones de mayor edad a nivel predial.

En ninguno de los casos pudieron asegurar que la especie y la edad hayan sido completamente determinantes ya que al ser forestaciones comerciales y no un ensayo experimental, no poseían ejemplos de todas las combinaciones de especies y edades en todos los tipos de suelos.

Por otro lado, las forestaciones analizadas, tomando como fecha de análisis marzo de 2022 (es decir, el fenómeno siguió evolucionando posteriormente), muestran una alta asociación entre el nivel de mortalidad y el tipo de suelo.

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