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Voz clara, y amable

No solo con qué. Amén de cantar, sensibilidad y un cuidado expresivo por revivir la historia cantada. Floreal Ruíz lo hacía con cristalino acento de melancólico sin remedio.
 

Por El Litoral

Sabado, 14 de octubre de 2023 a las 01:00

Generalmente uno, rescata por experiencia propia, elecciones personales que no pretenden alterar el conocimiento colectivo. Sino que luego de haberlas comprobado, permite poder sacar conclusiones que muchas veces son desveladoras como otras que reafirman virtudes conocidas.
En materia de cantantes de tango, uno está ligado íntimamente a la sensibilidad que es la sensación primera. Tanto populares como los clásicos que uno guarda como un relicario que, sin embargo demuestran en cada interpretación una fuerza descomunal con algo particular que los hace felizmente diferentes.
Se da muy especialmente en el tango ese estilo que engancha la vez primera, es tan importante o más que el “atildado”, prolijo, de buena voz, que todo lo hace igual sin demarcarse.
El amante los adopta cuando hay algo que hace la diferencia; cada cual con lo suyo, con características de origen, con diferentes maneras de encarar la poesía escrita.
Y, por supuesto esa virtud de comunicar a su manera la obra, que no solo narra la historia, sino que en un mano a mano con la música se tornan roles que juntos arremeten.
Tal vez por ser callejero, compadrito o romántico, su decir es coloquial, de simplicidad transparente, y de pronto se “prende” al hombre y la mujer, constituyendo compañero de ruta por la amplia pista.
Un caso muy particular ha sido, Floreal Ruíz, nacido en el popular barrio de Flores, de pequeño al igual que su padre, tapicero de oficio, y chico mandadero para lo que haya que hacer.
Floreal Ruíz era apodado “El Tata”, por su bondad sin límite y la madurez que contrastaba con su edad. Siempre prudente, de buenos concejos y cálida amistad.
Hay hitos en su vida profesional que lo marcan vaticinando el merecido éxito por venir. Se inició cantando serenatas de barrio, con su amigo Hugo del Carril.
Debuta y se pone a prueba con la orquesta de José Otero, por haber ganado un concurso de “Radio Fénix”, en el año 1936.
Debuta en “Radio Prieto”. Se incorpora a la orquesta “Armenonville”, dirigida por Alberto Mancione. En 1943, Alberto Marino le anoticia que el “Gordo” Troilo está buscando reemplazo para Francisco Fiorentino que se había desvinculado para convertirse en cantor de su propia orquesta, dirigida por Astor Piazzzolla.
Claro que “El Tata” no paró ya afincado en el éxito, estuvo en 1949 con la orquesta de Francisco Rotundo, en 1956 con José Basso. Y, luego su actividad como solista que logró lo acompañaron excelentes intérpretes y directores de fuste.

“El Tata” estaba intacto, era Floreal Ruíz por donde se lo mire, con su voz serena, clara y amable, y esa “Marioneta” como la primera vez.

Osvaldo Requena, Jorge Dragone, Luis Stazo, Raúl Garello, dicen algunos que integró también tal vez brevemente la orquesta de Alfredo DÁngelis.
En su extensa vida profesional grabó 148 tangos, sin olvidar que Floreal Ruíz ha sido no solo cantante, sino también letrista y compositor. Una lista interminable de obras da cuenta de ello: 
“La cuadrera”, “Mundana”, “Sedas”, “Mañana”, “Mañana no estarás”, “Y no tenés perdón”, “Tu beso y nada más”, “Yo sé cuánto te quise”, “Dudamos los dos”, “Te quiero por buena”, “Una copa nada más”, “La piba más linda”, “Sueño cruel”, “Y luego la besé”, “Sombra”.
Dicen que durante una gira por Latinoamérica, donde Floreal Ruíz era el mayor ante tantos chicos muy jóvenes, se le pegó para siempre el apodo de “Tata”, ya que lo bautizaron así por transformarse en verdadero padre que se encargaba de lo musical y lo económico.
Es cierto que los artistas popularizan temas con los cuales el público los identifica, como las interpretaciones hechas por Floreal Ruíz de “Naranjo en Flor”, “La noche que te fuiste”, “Flor de lino”, o “Romance de barrio”.  
Pero sin duda el que lo pinta de cuerpo entero, es el tango de Armando Tagini y Juan José Guichandut; “Marioneta”, compuesto en 1928, y que lo cantó hasta el propio Gardel.
“Tenía aquella casa no sé qué suave encanto en la belleza / humilde del patio colonial cubierto en el verano por el florido / manto que hilaban las glicinas, la parra y el rosal… / ¡ Si me parece verte..! La pollerita corta sobre  un banco / empinadas las puntas de tus pies, los bucles despeinados y / contemplando absorta títeres que hablaban, inglés, ruso y / francés. / ¡Arriba Doña Rosa..! ¡Don Pánfilo, ligero..! Y aquel / titiritero de voz aguardentosa nos daba la lección. Tus ojos se / extasiaban: aquellas marionetas saltaban y / bailaban prendiendo en tu alma inquieta la cálida emoción…/ Los años de la infancia risueña ya pasaron camino del olvido; / los títeres también. Piropos y promesas tu oído / acariciaron…te fuiste de tu casa, no se supo con quién. / Allá entre bastidores, ridículo y mezquino, claudica el / decorado sencillo de tu hogar…! Y vos, en el proscenio de un / frívolo destino..¡ sos frágil marioneta que baila sin cesar..! /
Mi recuerdo y asombro; en sus últimos años estuvo con una embajada artística en el Club san Martín, tal cual lo presentó el locutor Roberto Dávalos, se trataba del cantor de tangos de mayor edad en actividad. Sin embargo, “El Tata” estaba intacto, era Floreal Ruíz por donde se lo mire, con su voz serena, clara y amable, y esa “Marioneta” como la primera vez.

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