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No se termina todo cuando se acaba el fuego

La obra “Y no se termina cuando se acaba el fuego” de Alicia Esquivel acaba de recibir el tercer premio de dibujo en el Salón Nacional 2023 (Sede CC Kirchner). El mismo  título lleva la muestra que podemos ver en el Museo de Bellas Artes de Corrientes hasta fin de mes.

Sabado, 14 de octubre de 2023 a las 18:03

Como otros artistas e intelectuales, Alicia Esquivel reconoce que la pandemia de Covid-19 "puso en valor muchas cosas como el cambio climático, la situación de los humedales o los incendios". Para ella fue motivo de preocupación especialmente lo que pasaba en Corrientes porque es la tierra de Antolín y Zulma, sus padres.
El mundo vio durante la pandemia un puma caminando por las calles de Santiago de Chile, ciervos en Nara (Japón) caminando por la ciudad, en Haifa (Israel) paseaban jabalíes o en las calles de Madrid se vieron patos, pavos y jabalíes. En Corrientes también vimos carpinchos, sapos, yacarés durante la cuarentena y luego los vimos morir devorados por el fuego.
Las obras de Alicia transmiten su preocupación sobre estas cuestiones relacionadas con el cambio climático y el peligro de vida de los animales nativos sin necesidad de caer en consignas partidarias.
Las obras vuelven la mirada al lugar de nacimiento de sus padres y resulta conmovedor porque traza un itinerario por un ecosistema en peligro que conoce en detalle. Animales silvestres y plantas de la región Nordeste de la Argentina re-aparecen nítidamente en la sala blanca y luminosa del Museo Vidal, tal vez como reafirmación de aquello que “no todo se termina cuando se acaba el fuego".
Una lechuza, un pájaro carpintero, un zorro, un aguará guazú, un yacaré conviven en un espacio de orquídeas y enredaderas de nuestros montes. Nunca sabremos si el incendio va a comenzar o ya pasó, nunca sabremos si lo que tenemos delante es una naturaleza joyante recién nacida o renacida.
Encontramos en tensión, dos obras a las que llamé, arbitrariamente, “negras”, que nos muestra, de manera más directa, la desazón del incendio. La quema, la bruma, la destrucción, el tizne están presentes en esas obras. Hay allí campos devastados y sin vida aparente. Estos paisajes lúgubres nos recuerdan que el incendio ha sucedido, pero que el peligro permanece latente, que se puede reiterar la calamidad vivida.
El regreso de Esquivel a Corrientes no es sólo espacial al lugar de sus ancestros sino emocional. Tampoco es una mirada romantizada de los espacios naturales de Corrientes sino crítica del momento crucial que vive el medioambiente. Sus animales y plantas viven, resisten o mueren; algunos renacen después del fuego. 
Una idea inquietante son las producidas con algunas cabezas de animales que tienen patas humanas a modo de títere.
Recuerdo que la gran Adelaida Mangani decía que el títere es “la máxima de las convenciones” porque creemos lo que vemos, el titire deja de ser objeto para pasar a ser personaje vivo aunque no lo esté”. Estas imágenes son perturbadoras porque nos hablan de un híbrido imposible o solo posible en el mundo del arte, los animales de Esquivel no respiran.
La muestra de Esquivel nos dice que la realidad no es solo lo que vemos en los campos chamuscados sino también, los creados por ella. Vemos lo que su mano hace aparecer para compartir una preocupación y tal vez, una esperanza. Vemos animales que nos miran.

¿Cómo comienza a gestarse la muestra?
En realidad me acerco a Corrientes y al Litoral, por mis ancestros. Cuando regreso de Italia, comencé a sentirme más cerca a lo mío, a lo familiar, a la tierra, a mi pasado. Para entonces ya no estaba mi madre, ni mi padre y poco a poco fui regresando a todo aquello que había mamado desde mi infancia. Comencé a trabajar con los animales en extinción y después comenzó la época de los incendios que fue algo muy fuerte. Uno de los incendios  fue el de la Reserva de San Cayetano. Eso hizo que me contactara con Martin Kowalewski, porque me había impactado mucho lo que pasaba con los animales, con las plantas y comencé a trabajar con los incendios. 
Como los incendios se fueron dando en distintos lugares, comencé por el lugar que más me toca, que es mi tierra de origen. Por eso comencé con el tema de los incendios.
En toda la obra hay una preocupación por el vínculo que creamos con la naturaleza. Una relación bastante agresiva. ¿Cómo se trabaja eso desde tu lugar? ¿Cómo enfrentas el momento de la creación? ¿Cómo se traslada la preocupación a la obra?
Es muy interesante porque trabajo bastante con diarios, fotografías, con la información que tengo más a la mano. Es un tema que preocupa hoy a todos, pero en realidad es un problema que hace mucho que está presente en mi. El tema de las redes ayuda para que esto sea conocido más rápido. Después la pandemia también ayudó a reforzar toda esta mirada. El tema de los alimentos también me ocupa, cuando comprás las verduras y frutas pienso dónde y cómo compro, y trato de comprar orgánico. Compro, por ejemplo, los bolsones que vienen de las quintas de Buenos Aires. Además, trato de no usar ciertos materiales que generan un residuo contaminante. Es todo un tema ambiental que como es tan vasto, no lo puedo abarcar todo. Pero el tema de los incendios y los animales y de las plantas sí, sobre todo, porque creo que el ser humano es tan presuntuoso que cree que puede dominar todo y no puede, sin embargo la naturaleza es muy fuerte. Siempre pienso que es más fuerte que nosotros. 
Elegís el dibujo, hay una minuciosidad en tu trabajo que requiere cierta demora, cierto tiempo, un largo trabajo. ¿Cómo se trabajan esos tiempos, sobre todo porque hay mucho detalle en tu obra?
Es como un ritual, día a día. Si pudiera, lo único que haría sería hacer esto. Es maravilloso cuando uno entra en este mundo del arte. Cada uno lo suyo, si es pintura,  pintura, si es dibujo, eso. Puedo estar toda la noche, con algún detalle y no me doy cuenta del tiempo. A veces es como si entraras en un trance de trabajo. 
También hay unas obras que están colgadas del techo del museo. ¿Cómo se trabajan esas obras? 
Si, son papeles transparentes de calco largos, grandes, que los voy trabajando en forma horizontal, en una mesa grande y los voy enrollando. Voy trabajando y voy enrollando. Es como una escritura, como si estuvieras escribiendo y vas sucesivamente creciendo en la escritura. El dibujo es eso. 
¿Con qué materiales están hechos? 
Bueno, los calcos con tinta, birome, lápiz, alguna reforzada de algún pastel o tiza. Las telas, no. En las telas incorporo distintas técnicas, por ejemplo, punta de plata. La punta de plata es una técnica que usaba Leonardo, Durero, es ancestral. Se trabaja directamente sobre el muro o sobre una tela preparada. Es una pequeña incisión y es interesante porque con el tiempo la plata se va oxidando y va quedando un tono de gris cálido. Y entonces juego con el cálido y con el frío, utilizando el frío, la carbonilla y todos los materiales de las tintas. Es muy interesante también pensar que es un trazo, luego otro. No hay borrones aquí. Este momento para el artista me parece que es único. Es una vez, es maravilloso. Y sobre todo esta técnica de la punta de plata que no podés borrar, es como que uno va, la incisión va remarcando la intención. Es impresionante. 
¿Lo vas viendo o lo vas descubriendo?
Lo vas descubriendo. Uno tiene una idea de proyecto (hago los bocetos), y a medida que vas trabajando, va creciendo y vas encontrando y resolviendo cosas. Es apasionante el dibujo. Es apasionante.
Además de los animales, hay vegetación, hay plantas, hay flores.
Sí, tengo todo un proyecto de plantas nativas que estoy comenzando a trabajar, así que espero seguir. Voy a trabajar en el Litoral específicamente. Me interesan los pigmentos de las plantas nativas que esta vez no los puse. Esta vez las hice como resurgiendo de las cenizas, en carbón. Siempre esta idea de que se puede salir de esto. 
En la muestra de Corrientes podemos ver dos obras oscuras. ¿Qué tratan esas dos obras, que son claramente diferentes?
Es lo que estoy haciendo ahora (tengo una obra en el Salón Nacional en Buenos Aires), en lugar de poner carbón en la superficie, lo trabajo como pizarrones. Así que hago el contrario, trabajo con línea blanca, un poco de color y el fondo negro. Pasé de todo ese blanco intenso que uso normalmente al negro. Es un momento este. 
Es impresionante porque contrastan tanto, y son tan bellas. Me llamó mucho la atención ver ese contraste.  ¿Es una nueva puerta que atravesar?
Sí, en eso estoy, estoy trabajando en la oscuridad ahora. Me parece, me da la sensación que es más profundo el tema del incendio. 
Contanos algo de esa vida en el exterior. Viviste en Italia. 
En Italia seguí trabajando en mi obra, obviamente. Me casé, me fui a vivir a Italia un tiempo, pero volví a la Argentina, en realidad estoy yendo y volviendo. En Italia estudié restauración. Se ve que inconsciente o conscientemente siempre hay una forma de reparar que me interesa, hay en todo esto un interés de hacer perdurar o de recuperar cosas. También soy escultora y orfebre. Cuando regresé comencé a trabajar en metales y después con materiales de recuperación sustentables. Estoy con el tema de la recuperación. Ahora que me preguntás lo pienso, no lo pensé nunca ese tema de recuperación. 
Podemos decir que ahí hay un hilo de vida en ese recorrido. 
Sí, una y otra vez reaparece. Es que no lo había pensado hasta que me lo preguntaste. No lo pensé nunca, pero sí, claro, tiene que ver. 
Siempre esta cosa de recuperar. 
Sí, que se manifiesta de diferentes maneras, pero ahí hay algo. Allí en el origen va hilando algo, ¿no? Sí, sí, sí. Me lo hiciste ver, no me di cuenta. 

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