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Lo siniestro en el arte contemporáneo, en clave de provincia

Sabado, 28 de octubre de 2023 a las 18:51

Si buscamos rastros sobre la visualidad de vampiros en la historia del siglo XX, sin duda podemos decir que la referencia ineludible es la película “Nosferatu" de F. W. Murnau, que se estrenó en Berlín en marzo de 1922 y en París en noviembre de ese año.
“Los espectadores no entienden el espanto que los oprime. No creen en quienes vuelven de la muerte. Sin embargo, no apagarían la luz esta noche a la hora de dormir” dice con ironía Henri Langlois en “Memorias de un cinéfilo". Escritos sobre cine (1931-1977).
Recordemos que Friedrich Wilhelm Murnau murió el 11 de marzo en Santa Mónica. Después de los funerales en Hollywood, su ataúd fue por barco a Hamburgo y luego a Berlín, donde fue enterrado, sin embargo sus vampiros siguen vivos hasta hoy porque los primeros planos de Max Schreck dan inicio a una forma de terror que se reproduce y reinventa hasta hoy.
Milagros Montejo Echeverría crea un mundo visual donde hay no solo un terror vinculado a los vampiros sino también, según ella, “a los miedos provincianos donde sobrevuelan los desastres naturales como las  inundaciones, la sequía o el fuego”. En su obra hay terrores que vienen “del pasado, a veces expuestos, a veces latentes, a veces feroces, otras veces delicados”. Sus vampiros no habitan las lejanas tierras de los Cárpatos sino lugares indefinidos aunque sospechamos que son seres urbanos y de provincias.
La primera imagen de Vampiro que recuerda Milagros es la que llegó hasta ella a través de una canción de Xuxa  llamada "Tren Fantasma" y la acompañó desde comienzos de la década de 1990 donde describe a esos extraños seres. “Yo amaba imaginar una y otra vez ese viaje de terror mientras escuchaba el cassette” me dice la artista.
Ese fue el disparador infantil de un largo camino que además le permitió darse cuenta que en su serie de vampiros, “necesitaba dibujar la eternidad, como algo viejo, y a su vez contemporáneo, un tiempo entre abúlico y ansioso”. 
El Drácula de Bram Stoker, con prólogo de Laiseca, será otra de las marcas en su camino que incluye variadas influencias y gustos como el clásico “El almohadón de plumas" de Horacio Quiroga, o “Los dientes de Caperucita y Destinitos fatales” de Andrés Caicedo o “Aventuras de un estudiante alemán” de Washington Irving. 
La serie de TV Buffy, la cazavampiros, “La adicción” de Abel Ferrara o “Sólo los amantes sobreviven" de Jim Jarmusch, donde la gran Tilda Swinton, Eve en la película, es la eterna pareja de Adam interpretado por Tom Hiddleston también son fuentes de donde bebe nuestra artista.  Vampiros en un mundo propio, frágiles pero sumergidos en sus pasiones.
Milagros nació en la ciudad de Corrientes, a los 5 años, se mudó con su familia a Goya, donde vive actualmente. Estudió licenciatura en Artes Visuales en la UMSA. En el año 2010 participa en la muestra del museo de la Gaseosa realizada en esa facultad. En el 2012 forma parte de Amigos del limbo en el espacio de Limbo Arte Contemporáneo en la ciudad de Corrientes. En el 2019 fue seleccionada en el Salón Manuel Belgrano exhibiendo en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori.
Luego es elegida por el Fondo Nacional de las Artes como beneficiaria de la Beca Creación 2021, y en ese marco está terminando la serie de linograbados llamada "Estudiantes eternxs". Esta serie es un intento de hacer un retrato generacional de vampiros encerrados en una juventud. ¿Muerta?
Jóvenes que no envejecen, “una juventud eterna, abúlica y pueblerina, entre superficial y romántica. De mamá y papá, vagos y culposos, entre anticuados y noventosos, elegantes y brutales, enmarcados por yararás, que los rodean como animal print del eterno retorno. Sin trama, pero algo de melodrama, mi búsqueda es tan superficial, como un intento de ir más profundo, en cuestiones de amistad, amor, enfermedad, culpa, vagancia, música, cuerpos, familia, tv, consumo, decadencia, películas, naturaleza, mascotas, violencia” afirma Milagros en su declaración de artista.  
La obra “Una Madre de la Provincia” nació a principios de este año 2023 como consecuencia de los encuentros del Programa de becas Estímulo a la Creación para Artistas Visuales del ICC con gestión de Fernanda Toccalino y tutoría de Diego Figueroa. La obra tiene que ver con su maternidad, la de amigas, primas, del cine y también su relación con la literatura.
En sus producciones podemos ver, como ella misma lo dice, influencias de Egon Schiele, aunque también de Oskar Kokoschka, sobre todo en la utilización de espacios indefinidos y la reiteración del encierro solitario de sus personajes donde destacamos el trabajo de manos y pies. Sus jóvenes vampiros de rostros desmesurados, y en primer plano como en el cine silente,  viven entre la vida y la muerte, en espacios de alguna ciudad sin nombre. Una chica con ojos perdidos espera que alguien, fuera del cuadro, termine de servir una bebida o un joven, probablemente motoquero, con camiseta de la AFA mira sin ver con un perro del infierno. “Todo está muerto en vida” decía el pintor Schiele.

Tu obra es una obra vinculada al grabado, ¿de qué se trata?
Sí, es prima cercana de la xilografía, sólo que el material es otro, es linóleo. Se trata de un material con lo que se hacen pisos, se venden en casas de alfombras o de revestimientos para pisos. Los artistas lo utilizamos como matriz para grabado, tallándolo. 
¿Cuándo comenzaste a trabajar con ese material, de ese modo? 
Fue en la facultad, cuando un compañero me mostró el material que no conocía. Es prácticamente lo mismo que la xilografía, es la misma forma de trabajo, solo que el material es más maleable que la madera. Conocí eso más o menos en el año 2010 aproximadamente.
¿Dónde te formaste? 
Me formé de manera académica en la UMSA, en la Universidad del Museo Social Argentino, en Buenos Aires, y mis profesores fueron Eduardo Iglesias Brickles,  Valeria Adrover, Kekena Corvalán, grandes y muy buenos profesores.
Supongo, que todo habrá comenzado con el dibujo. 
Si, totalmente. En realidad, si marcara un comienzo, sería con mi hermano. Los días de lluvia dibujamos siempre, recortábamos revistas y hacíamos collage. Después me enganché con eso y seguí dibujando lo que veía en las revistas, pero lo hacía a mi manera.
Después supongo que algo habrá influido el cómic.
Sí, pero superficialmente, no soy una gran lectora de cómics. Leí Mafalda y a los humoristas gráficos de las revistas, pero me siento identificada con una frase de Andy Warhol que decía que él no leía, sino que miraba las revistas, y a mí me pasa algo parecido. Muchas veces los tuve a mano y leí, por ejemplo, El Eternauta. Algunas cositas leí, pero en general miraba, miraba. Mi obsesión era el dibujo, no me detenía a leer. 
¿Hubo una etapa anterior a esta que conocemos? Digo sobre todo lo que vimos en ArteCo y en Andamio.
Sí, hay un par de series anteriores donde trabajo justamente la serialidad. Son varios retratos que conforman una serie. Esta es la única obra solita, única, justamente. No es parte de una serie, sino es la obra que salió de las tutorías con Diego Figueroa. Es la obra con la que sentí la necesidad de ir a un tamaño más grande, mide 170 x 200 cm. Y había algo que rondaba mi cabeza relacionado a querer decir algo sobre la maternidad. Tuve que imprimirla a mano, porque el formato tan grande no me permite el uso de la prensa de grabado.
¿Y qué es la serie "Estudiantes Eternos"? 
Es la serie anterior a “Una Madre de Provincia". “Estudiantes Eternos" son siete linografías de un metro por noventa y cinco por noventa y cinco, fue un proceso muy largo. La logré hacer gracias al Fondo Nacional de las Artes y a la Beca Creación. Ese fue el puntapié para definitivamente realizarla. Porque una tiene un montón de ideas, algunas se llevan a cabo y otras no. Estudiantes Eternos es un intento de hacer un retrato generacional.
¿Es adolescente? 
Claro, hay un montón de obsesiones que tienen que ver con la idea de la adolescencia y la juventud eterna. Ahora se ve por todos lados al vampiro, es un clásico y siempre estuvo de moda, pero en algún punto, lo relacioné con una etapa de mi vida. Tiene mucho de autobiografía, más allá de que retrato a compañeros de la facultad. Cada retrato está basado en una foto de un compañero que generosamente posó para hacer esta serie.
Hay algo entre el terror y el humor. ¿Hay erotismo también?
Sí, un erotismo muy cuidado, digamos bastante culposo. 
Son personajes urbanos básicamente que están en habitaciones donde no se ve el afuera.
Bueno, sí, es curioso que me lo digas porque en general en las series están encerrados dentro de un espacio y no se ve nada de la ciudad. Pero sí, yo creo que por sus vestimentas, por los objetos que los rodean viven en ciudades.
Traté de poner ciertos elementos que hagan referencia a la ciudad, pero a su vez algo del provincianismo. Hay objetos de mi abuela o de mis ancestros que hacen de ancla a un pasado y a ese vampiro que convive entre cosas. Hábitos del pasado y del presente, digamos, una cosa así. 
Hay un abanico, por ejemplo.
Sí, hay un abanico que me regaló mi suegra. Siempre se ve a alguien con ese objeto, sobre todo en las señoras de la iglesia o en la cartera es un clásico. 
Hay mucho de tribus urbanas.
Sí, sí, también hay algo de eso. Personalmente no pertenecí ni pertenezco a ninguna tribu, pero sí siento muchísimo cariño por muchos de esos personajes de cuando me fui a vivir a Buenos Aires. Los encontraba, sobre todo ahí cerca de Marcelo T. de Alvear y Callao. Por ahí se juntaban, en la zona del Palacio Pizzurno. Y siempre, digamos, creo que los temas que trato lo hago con cierta superficialidad. O sea la obra puede tener algo de Dark o de Punk o de Emo, no me considero ninguna de ellas, pero sí hay un cariño por toda esa gente “rara”. 
¿Hay algo de terror en todo esto? 
Inevitablemente al ser vampiros toco ese tema, pero lo toco de una manera bastante sutil, en sus manos, en sus garras, en sus pies y en los colmillos donde ninguno tiene pupila.
Ese trabajo de los pies y las manos se lo debo a Egon Schiele, que es un dibujante austríaco que siempre me fascinó, sobre todo por su manera de trabajar esos temas.  De él aprendí, digamos.
Contame algo del procedimiento de esto. ¿Cómo comienza? ¿Sos una persona que se levanta y empieza a trabajar? ¿Cómo es ese trabajo del contacto con el material?
Eso es muy interesante porque todas las técnicas de grabado hoy pueden ser vistas, y hoy más que nunca, como dinosaurios. Lo escuché al director de cine David Lynch decir que el trabajo de películas con celuloide era como trabajar con un dinosaurio, ya estaba muerto.  Es una experiencia engorrosa, difícil, el material no es fácil y lo relaciono al grabado, me parece que pasa lo mismo. En la era de la digitalización el grabado para el común de la gente está superado, pero no. El grabado puede parecer obsoleto, es una técnica de impresión en serie que en su momento antes de que exista lo digital, era la manera de hacer un trabajo en serie, la única, digamos. Hoy en día es un mero capricho, por lo menos hablo de mi parte. El buscar ese material, agarrar las gubias, marcar el material y cortarlo y tallarlo. En mi caso, necesito ese trabajo manual, era imprescindible para lograr esos ángulos, trabajo de la misma manera si agarro un lápiz y dibujó lo mismo.
¿Y tenés bocetos? 
En una época trabajaba con bocetos, cuando todavía  no me animaba a ir directamente sobre el material, lo que hago y lo que hice para “Estudiantes Eternxs” y para “Una madre de provincia” directamente dibujo sobre la matriz, miro las referencias, las fotos, lo que tengo en el celular y voy dibujando directamente sobre la matriz, y una vez que tengo el dibujo planteado lo marco con marcador indeleble y después sí paso a usar las gubias. O sea, no me animo a ir directamente con la gubia al material, pero hago el dibujo en la matriz. 
¿Ese procedimiento es de una vez? ¿Estás muchas horas sobre el material? 
Sí, lo pongo en el piso y me pongo encima y estoy un tiempo bastante largo trabajando, el dibujo lleva un tiempo. Después de remarcar con el marcador, en cada paso pasan cosas y uno está atento a eso. 
Además supongo que debe haber distintas intensidades, meter la mano en el material.
Sí, totalmente. Generalmente pongo música o a veces escucho audiolibros que tienen que ver con el tono que estoy buscando y a veces cambiar ideas, hay que estar muy atento. El ojo está trabajando, a veces uno puede detenerse un ratito en una textura pero hay que estar atento porque justamente en esa idea de la textura puede pasar algo.
El grabado es un proceso y necesita tiempos. ¿Me podrías decir cómo es para vos y como son esos tiempos?
El tiempo es relativo. Hay un tiempo donde muchas obsesiones se van condensando y el universo va pasando en la mente y en el corazón,  y otro tiempo donde todo o algo de eso baja. A su vez la linografía tiene sus tiempos, el boceto sobre la matriz, desbastar el linóleo con gubias, el entintado y la impresión. La experiencia del tiempo y los procesos son subjetivos, cada hechura está condicionada por circunstancias distintas, que me hacen vacilar o afirmar decisiones sobre cada grabado. Proponerme un tiempo límite me ayuda a no dilatar más ese proceso, y poder arribar a algo para mostrar, y comenzar otra cosa, con o sin continuidad.

 

La obra puede verse hasta el miércoles en "Galería Chorizo", Ameghino 1266, Resistencia. Entrada libre y gratuita.


 

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