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Otras voces

Muchas voces se multiplicaron al cauce madre del Tango. Pero el Music Hall “Tango Argentino” de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, se ganó el corazón del mundo.
 

Viernes, 06 de octubre de 2023 a las 17:32

El tango siempre fue atracción, especialmente para públicos ajenos al Río de la Plata, cuyo misterio acrecienta sensualidad “pecaminosa”, al ceñir fuertemente la cintura de la musa aprisionada en la danza.
Dibuja una imagen más bien parisina, de parejas estrechas, calles adoquinadas que brillan en noches de luna. Una foto con irrealidad de fuertes contrastes enmarcando bruma y soledad.
Desde que Gardel lo paseara por la Ciudad Luz, filme películas, con una previa en España antes de acometer Nueva York, el tango se posicionó en un sueño colectivo cuyo canto habla de la vida, narra las angustias, celebra las alegrías, disfruta de la nostalgia.
Valentino con su danza burda hizo un tango imitado, truculento e irreal en películas mudas, sensación de la época hasta que Gardel puso las cosas en su justo lugar, cantándolos tal cual.
Seguramente cabría para refrendarlo, recordar las palabras de presentación de Alberto Castillo que afirma autenticidad de origen, pertenencia.
“Yo soy parte de mi pueblo, y le debo lo que soy. Hablo con su mismo verbo y canto con su misma voz.”
Esa particularidad de don mundano permitió al tango, someterse a la interpretación de cuántos allegados venidos de lejos lo han entonado, buenos, regulares y malos. 
Lo importante que muchos lo han incluidos en sus repertorios, inclusive provenientes de otros géneros.
En la década del 50´, un notable cantante brasileño de registro grave, lo cual le confería mayor dramatismo, hizo del tango una formidable excelencia: Nelson Goncálvez, nacido en Santana de Libramento, Río Grande do Sur.
Realizó importantes actuaciones en Argentina, copando la radio como el registro de discos y la gran popularidad alcanzada.
La japonesa Ranko Fujisawa, con importantes giras en toda Latinoamérica, con el tango como bandera, emprendiendo cuatro viajes a la Argentina, durante los cuales hizo radio, teatro, televisión y hasta cine.
No hace mucho tiempo en el Teatro Opera de Buenos Aires, se llevó a cabo la presentación de un cantante flamenco, Diego el Cigala, que buena parte de su recital lo dedicó al tango, con la presencia de artistas argentinos como Néstor Marconi, Juanjo Domínguez, Andrés Calamaro. Inclusive dejó importante material grabado de audio y video.
El 24 de Julio de 1951, el célebre Louis Armstrong junto a su grupo graba: “Adiós muchachos,” de Julio César Sanders, bajo el título en inglés “I get ideas” (Tengo ideas).
En esa línea, los músicos argentinos Ray Nolan con el clarinetista Marito Cosentino, graban para el éxito en ritmo de dixieland “La puñalada”, de Pintín Castellanos junto a “Caminito”de Filiberto, enganchados en uno solo.
Por si fuera poco, el tango en todas sus formas se luce con holgura  en diferentes roles. En 1992, en una producción de Hollywood, “Esencia de mujer”, el actor Al Pacino baila “Por una cabeza” de Gardel y Le Pera.

Fue “Tango Argentino” el encargado de reverdecer el conocimiento internacional de nuestra música.

El tango con la partida de Julio Sosa en un accidente, que ya venía a los tumbos por haber decrecido su difusión, dado el arraigo de la música foránea que las nuevas generaciones habían adoptado, fue perdiendo consistencia masiva.
Sin embargo, hubo un creativo que vislumbrando el éxito de un proyecto en carpeta, tuvo el empeño y la gran respuesta a su obra “Tango Argentino.”
Ese hombre era un productor artístico de buena intuición, Claudio Segovia que junto a Héctor Orezzoli, hizo realidad transformándolo en atracción mundial.
Armó la compañía con nombres de mucho peso que jerarquizaron la puesta correspondiente al género “Music Hall”, con estadías memorables en París y Nueva York.
“Tango Argentino” se dio durante 20 años a partir de 1983, integrando un elenco de gran solvencia, con la asesoría de Juan Carlos Copes.
Formaron parte: el propio Copes con María Nieves, Gloria y Eduardo, María y Carlos Rivarola. Mayoral y Elsa María, Nélida y Nelson, Mónica y Luciano Frías, Virulazo y Elvira, y Cecilia Narova como bailarina solista.
Todas parejas consumadas que poseían sobrados antecedentes para el baile nada fácil del tango en todo su esplendor. Cada canción era un cuadro con reminiscencia al lugar que los vio nacer.
La orquesta a cargo de la música, columna vertebral del espectáculo, lo conformaba “El Sexteto Mayor” con sus calificados músicos: José “Pepe” Libertella, bandoneón, arreglador y Director. Luis Stazo, bandoneón. Reynaldo Nichele, violín. Fernando Suárez Paz, violín. Armando Cupo, piano. Y, Omar Murtagh, contrabajo.
Las voces, un lujo: Roberto Goyeneche, Raúl Lavié, María Graña, Jovita Luna, Elba Berón, más calificados músicos: Horacio Salgán con Ubaldo De Lio, Osvaldo Berlingieri, etc.
Debutaron en su carrera internacional, en el “Teatro Chatelet” de París, y luego estuvieron en Broadway, Nueva York, durante 160 representaciones. A propósito fueron acreedores del “Premio Tony” conferido a revistas musicales, como así merecedores del “Premio Konex”.
Hasta el propio cantante cubano, Rolando Laserie, admirador del tango grabó alguna vez, “Las cuarenta,” de Gorrindo y Grela, sin apartarse de su ritmo tropical que le era propio.
El, lo explicó claramente: “Para cantar al tango, solamente los argentinos pueden cantar un tango.” Dar con la expresión justa, marcar el clima, y llorar sobre los recuerdos.
Fue “Tango argentino” el encargado de reverdecer el conocimiento internacional de nuestra música, ponerlo nuevamente en el mismo lugar destacado, y hacer que la gente lo ame de verdad.
Otras voces. Otras historias.

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