Estudian el origen floral de la miel correntina

Argentina produce unas 60.000 toneladas de miel al año y está calificada como uno de los principales países productores y exportadores en el mundo. La región pampeana es la principal zona productora del país, mientras que el sector apícola en el NEA produce unas 2500 toneladas anuales de miel, valoradas por su naturaleza silvestre. Siendo la provincia del Chaco líder, a nivel nacional, en número de colmenas con producción de miel orgánica.

El Grupo de Investigación de la UNNE "Mieles del NEA" cuenta con antecedentes previos sobre mieles correntinas y busca actualizar datos polínicos, además de incorporar análisis de calidad fisicoquímica de cosechas recientes de miel.

Para ello, se analizaron a la fecha 19 muestras de mieles de la cosecha 2020-2021 de distintas localidades del sur de la provincia, mediante estudios cuali y cuantitativos de polen y análisis fisicoquímicos. El estudio del polen presente en las mieles permite inferir qué recursos florales fueron utilizados por las abejas para elaborar la miel.

De acuerdo a los resultados obtenidos, según el origen floral, las muestras analizadas revelaron la presencia de 59 tipos polínicos correspondientes a especies de plantas diferentes que visitan las abejas.

De esos recursos florales, casi el 90% son nativos y 10% exóticos. Estos últimos, corresponden a dos géneros ampliamente cultivados en Corrientes (Eucalyptus y Citrus).

Se considera que una miel es monofloral cuando el componente polínico principal pertenece a una misma especie. La miel de eucalipto requiere como mínimo un 75% de polen para ser considerada monofloral, mientras que la de citrus debe superar el 10% del total de granos de polen presentes en la muestra.

En consecuencia, de las muestras analizadas, 9 fueron clasificadas como monofloras de eucalipto, 8 monofloras de citrus y 2 como polifloras, en donde las abejas visitan variados recursos florales para elaborar la miel.

Mercados

"Los resultados exponen el potencial de las mieles de Corrientes como monofloras de eucalipto y citrus, con fuerte aporte de néctar de flora nativa", destacaron desde el equipo a cargo del estudio, integrado por la becaria de investigación Brigitte M. E. Kühbacher, y Sandra Sobrado y Cristina Salgado Laurenti.

Las profesionales explicaron que en la región centro del país, la principal zona productora, también se produce miel de eucalipto, pero con aporte principal de néctar de flora exótica. Por ello, la alta presencia de flora nativa en las mieles de Corrientes puede considerarse una característica diferencial, pues es una cualidad muy valorada en el mercado.

Las determinaciones fisicoquímicas de las muestras de mieles analizadas se realizaron en el Laboratorio de Análisis de Productos Apícolas (Labapi) a cargo de Juan Daniel Ruiz Díaz. Los resultados logrados se corresponden con los parámetros de calidad contemplados en el Código Alimentario Argentino. "Conocer el origen botánico y geográfico contribuye a aumentar su valor comercial" indicó la becaria de investigación Kühbacher respecto a los estudios de las mieles de Corrientes.

Asimismo, destacó el potencial de la información generada para su transferencia al medio, pues podría contribuir a establecer estrategias para potenciar el valor agregado y la comercialización de las mieles en base a las características identificadas.

El espíritu forestal de la provincia de Corrientes, con unas 161.972 hectáreas de superficie cultivada de Eucalyptus, sumadas a la extensión citrícola provincial, constituyen la principal fuente estacional de néctar aprovechado para la producción de mieles monoflorales características, expresó por su parte Sandra Sobrado, quien se desempeña como investigadora asistente del Conicet.

Comentó, además, que en el marco del proyecto tienen previsto continuar con estudios referidos al contenido de fenoles y flavonoides, para conocer, entre otros indicadores, el potencial bioactivo de las mieles de la provincia.

También se georeferenciaron los apiarios de donde provienen las muestras a fin de evaluar, mediante el uso de sensores remotos y análisis de imágenes satelitales, la vegetación circundante y el cambio en el paisaje tras el impacto de sequías e incendios. Como así también intervenir en la gestión de estrategias en materia de apicultura y planificación territorial.