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Los enigmas de Semana Santa

En torno a la pasión y muerte de Jesucristo hay una serie de hechos misteriosos que trascendieron en el tiempo y siguen dando que hablar aún en la actualidad. Entre ellos podemos citar al Santo Sudario, los clavos de Cristo, la lanza de Longino, el santo Grial o cáliz de la última cena y el arca de la Alianza, entre otros tantos elementos relacionados con la muerte de Jesús.
Crucifixión. Jesús en la cruz, luego de expirar. Más abajo, Longino con lanza en mano.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Todos los años cuando se acerca Semana Santa, todos los medios reflejan los hechos enigmáticos y misteriosos ocurridos en torno a la muerte de Jesús, son reflejados en los distintos medios de comunicación, diarios, radios y programas de televisión y ahora también las distintas plataformas de internet.  Los cristianos de todo el mundo reviven lo que fue la vida, pasión y muerte de Jesús, aprovechando para hacer reflexiones sobre la vida de cada uno y como la están llevando, aunque la mayoría aprovecha para hacer escapadas turísticas y tomarse unas mini vacaciones. Veamos pues cuales son los hechos más importantes relacionados con esta temática.

La lanza de Longino

Nunca imaginó el centurión romano Cayo Longino la trascendencia que tendría en la historia de la humanidad su acción cuando atravesó el costado izquierdo del cuerpo de Jesús con una lanza, para comprobar que estaba efectivamente muerto, y de la herida provocada por la lanza brotó sangre y agua. José de Arimatea conservó en su poder esta lanza, que después pasó a integrar la colección de cosas relacionadas con la muerte de Jesús, así como también el Santo Grial, parte de la cruz, los clavos, la corona de espinas y por supuesto, el Santo Sudario.

La lanza de Longino se convirtió durante muchos años en el talismán más deseado que todos querían tener, emperadores  y reyes, como símbolo de su poder. Todos anhelaban poseer la lanza como una señal indiscutida de su linaje y poder. Fue la madre del primer emperador cristiano, Constantino, llamada Elena, quien la encontró y se la regaló a su hijo para consolidar su poder. Luego la tuvo Carlos Martel, quien con su ayuda se dice pudo vencer y alejar a los árabes de Francia. Luego perteneció a Carlomagno, quien la recibió de manos del papa en Roma, como un regalo.  Un personaje funesto de la historia que siempre quiso tenerla desde que la vio por primera vez, fue Adolf Hitler, pero al parecer por sus oscuros planes de gran maldad, no consiguió beneficio alguno de la lanza, sino todo lo contrario, llegó a perder su inmenso imperio en la guerra. Se decía que la lanza de Longino daba a sus poseedores un poder especial, ya que todos la que la tuvieron, consiguieron grandes victorias en sus batallas. Hoy la lanza está nuevamente en el Museo de Holfburg, de donde fue sacada por Hitler en 1939. El Fuhrer llegó a tener en su poder la lanza e hizo construir una bóveda de cemento especial en Nuremberg, donde se pasaba horas encerrado con este mágico objeto.

El 30 de abril de 1945 las tropas norteamericanas entraron a Nuremberg y llegaron a la bóveda secreta donde se apoderaron de la lanza. Dos horas después de esto Hitler, que estaba en su bunker de Berlín, se suicidó. El general norteamericano George Patton, que comandó las tropas que tomaron la lanza, dos meses después de esto, murió en un accidente automovilístico. En 1947 Estados Unidos devolvió la lanza, pero muchos sospecharon que fue una réplica, no la auténtica, aunque otros dijeron que la lanza que llevaron de Nuremberg, no fue la verdadera, ya que los alemanes habían puesto una copia en su lugar. En fin, todo es posible en esta rara historia. 

 

Los clavos de Cristo

El cineasta canadiense Sinchos Jacques encontró en 1990 en una excavación arqueológica cerca de la ciudad de Jerusalén, dos clavos herrumbrados que según afirma, podrían haber sido los que les clavaron a Jesús en sus manos. Fueron hallados en un sepulcro con varios restos de huesos humanos y un antropólogo de la Universidad de Tel Aviv, dijo que podrían ser los clavos que crucificaron a Cristo, aunque no dio el 100% de seguridad. De cualquier manera el hecho fue catalogado por los especialistas como un descubrimiento histórico. Otros dijeron que era difícil que fuera los clavos que clavaron las manos de Jesús, ya que es habitual encontrar clavos en los distintos sepulcros de la región. No obstante, la duda y la polémica están abiertas.

El Santo Grial

Era la copa o cáliz que usó Jesús en la última cena y fue utilizado también como recipiente en el que José de Arimatea recogió la sangre de Cristo crucificado. Su simbolismo representa una plenitud interior y en la Edad Media los Caballeros Templarios tenían a su cargo el cuidado y custodia del Santo Grial. Allí también estuvo involucrado el famoso rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda. En torno al cáliz hay muchas historias, no todas verdaderas.

El Arca de la Alianza

Según la leyenda era una caja o arca de madera que contenía las dos piedras o Tablas de la Ley, escritas por el mismo Dios y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí. También contenía la vara que Aaron hizo reverdecer y un vaso que contenía el Maná, que alimentó al pueblo judío en su huida por el desierto. Simbolizaba la unión de Dios con el pueblo judío. Estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro y medía 1,30 mt. de largo por 80 cm. de ancho. Sobre la tapa, finamente labrada, había dos querubines de oro puro. Se cree que el Arca desapareció cuando el rey de Babilonia, Nabucodonosor II, invadió Jerusalén y destruyó todo a su paso. Hay quienes afirman que el Arca fue llevada preventivamente a un lugar secreto y seguro antes de la invasión, ignorándose su paradero hasta el día de hoy. 

El Santo Sudario

Es una tela de lino y algodón, de 4,40 mt. de largo por 1,10 de ancho. Se cree que es la tela que envolvió el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, al momento de ser retirado de la cruz, luego de la crucifixión. En la tela se puede ver el contorno de un hombre crucificado, por delante y por detrás, teniendo el medio del paño como eje de ambas impresiones. Asimismo es notable el detalle de los clavos de las manos, que en rigor de verdad no estarían atravesando las palmas, sino las muñecas. 

Era común que se atravesaran las manos a la altura de las muñecas, entre cúbito y radio, para que pudiera soportar el peso de la víctima. La tela del sudario es de lino y se condice con las técnicas de elaboración del tejido en el siglo I de nuestra era. 

El Santo Sudario, según los múltiples estudios científicos a los que fue sometido, se corresponde verdaderamente con el sudario con que fue envuelto el cuerpo de Jesús una vez muerto en la cruz. Sus coincidencias son concluyentes y el Santo Sudario se nos presenta ante nuestros ojos como un impresionante recordatorio de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

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