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“El arte está para provocarnos, para maravillarnos o aterrarnos”

Sabado, 07 de diciembre de 2024 a las 15:34

Especial Carlos Lezcano y Fernanda Toccalino

 

Su perfil de Instagram dice: “Artista Visual y Filósofo-ando”. Agregamos, militante de las causas justas: Loan, la naturaleza, los jubilados, los desaparecidos, la educación pública y la lista sigue... Va en bici a todos lados, es profesor del taller de dibujo del Espacio Mariño (y asador).
No hay dudas que es un artista y no precisamente alejado del medio donde vive y menos en una torre de marfil. Para nuestro artista la comunidad es familia y hogar. Muy conocido por algunos, desconocido para otros tantos e invisibilizado por otros, tal vez porque su producción artística está estrechamente vinculada a su vida, y las vidas asumen posturas éticas.
Conversamos con él en  “Todos los vientos”, el programa de radio UNNE.

Sos “artivista”, ¿De dónde viene esto? ¿Cuál es tu historia, Mazzanti? (Se lo nombra, con cariño y respeto, por el apellido)
Soy nacido en la provincia de Corrientes y me formé en la escuela pública, laica y gratuita. Hice mi secundario acá enfrente de donde está la radio, en la escuela Regional finalizando la década de los 80 y la primaria en la escuela Mariano Moreno. Tengo una familia así, constituida tanto con una militancia y un laicismo fuerte, y además la religiosidad. Uno tiene sus raíces, de ahí un poco expresa ese futuro. 
Vivía en los primeros años de vida en el barrio Berón de Estrada que cuando nací se llamaba de otra manera, Eva Perón. Después ahí cerca de la Biblioteca Mariño y a lo último en el barrio Sol de Mayo. 

¿Hiciste el catecismo, no? 
Sí, hice catecismo, estuve en grupos religiosos (exploradores de don Bosco desde los seis años), de hecho fui religioso salesiano en  formación. Opté después de la adolescencia por hacer una vida religiosa consagrada, porque no tuve la típica imagen del cura que se tiene aquí en Corrientes, fui a una comunidad formativa en Funes, Santa Fe, formándome en la vida comunitaria religiosa salesiana, estudiando el profesorado de Ciencias de la educación y Filosofía en Rosario, en Buenos Aires y también afuera del país. Un sistema de estudios muy competitivo y exigente. Íbamos a hacer el apostolado no solo religioso, además recreativo propio de la espiritualidad salesiana en un lugar icónico, Villa Ludueña, donde en el 2001 lo matan a Pocho Lepratti. La gente no sabe que Pocho Lepratti era un religioso consagrado, así vestido sencillamente. También en otras ciudades o pueblos del gran Rosario.

Y acabas de decir afuera, ¿qué significa afuera?  
Sí, fui a continuar los estudios en la vida religiosa a Roma, casi año y pico, porque era terminar el semestre. O sea, uno  va estudiando, tiene buenas notas y te becan. Entonces  terminé allá el año. 

No te veo muy afín a la institución iglesia. La religiosidad viene del lado de los padres tercermundistas, comprometidos con la sociedad?
No, afín a la institución iglesia jerárquica-clerical verticalista, no. La religiosidad viene por el lado de la familia y por la vida religiosa que  hice, porque me crucé en esa formación con sacerdotes tercermundistas, comprometidos con la Iglesia-pueblo-comunidad viva. Y de hecho vivíamos más en los barrios marginales, conocidos popularmente como villas o barrios populares. Una militancia del Cristo que va caminando entre los pobres, no del Cristo que lo han transformado desde la jerarquía clerical y lo ponen como un muñequito decorativo en un templo, y listo. Es por ahí como cantan nuestros poetas y nuestro chamamé. El Cristo de carne y hueso que trabaja, que es sujeto de transformación comunitaria. El Cristo de los albañiles, panaderos, amas de casa, madres solteras, cartoneros, pescadores, profesionales y estudiantes, etc

Hablanos de tu formación artística. Estudiaste arte, o  sos autodidacta?
Un poquito de todo. Ya dibujaba de chico, mi mamá me retaba y mi abuela también porque le comía el óleo.  Fui al taller de Luis Llarens, era el único niño en ese momento con Luis. Él me motivó mucho, el tema del ser artista, la vida del artista. Asistí también a sul taller en el Museo Vidal. Después él peregrinó por otros lugares, y éramos un grupito que lo seguíamos donde tallerease Luis. Luego sí, en el Josefina Contte, a contraturno del secundario, fui a los cursos de capacitación. Y después ya no... Hice mi vida como acabo de contar. Pero siempre seguí dibujando y pintando. Ya creo que es un don. Explorando; viendo y buscando. Sumando además las herramientas  que me dio la filosofía desde la epistemología, las teorías estéticas y semiótica. ¿Qué es el dibujo? ¿Para qué está el arte? ¿Para qué está la pintura, el dibujo? ¿Tiene que conmover una obra? Etc. Me preguntaba. 

¿Y para qué está el arte?
Para provocarnos (maravillarnos o aterrarnos), movilizarnos desde su impresión e impacto, interpelarnos desde ahí. Les damos un sentido desde nuestras aspiraciones, sentido que está en nuestra forma  de vida y por qué no, nuestros hábitos mentales. La Pintura y el Dibujo, son interpretaciones, no son informaciones, son transformaciones creativas, que nos permite ver la realidad que nos revela el artista. No es condición necesaria que la obra de arte conmueva per se. Con que nos movilice sería ya un primer paso positivo...

Sin dudas. ¿Y después?
Luego vuelvo a Corrientes cuando dejo todo e ingreso a la facultad de medicina, no me cierra la carrera y me pasó a la de ciencias biológicas, fue una buena vida de estudiante universitario. Más adelante, no me cerraba o colmaba la vida de biólogo, me incorporo de vuelta al Josefina Contte, pero ya como alumno libre, externo. Ahí conocí a varios... amigos…. así de la vida. 
Yo siempre rescato que se dio todo en el momento justo, el “Kairos” en sentido religioso y filosófico y porque no: existencial. En el “Josefina” nos encontramos un grupo de chicos, jóvenes más bien, en el rango etario más o menos de la misma edad, y el hilo conductor del Arte nos juntaba. Expresar esto, qué es lo que nos está pasando y atravesando como artistas correntinos, en un contexto social complicado del país. Veníamos del 2001, con todas esas crisis, y eso después se cristalizó en un proyecto que fue Yagua Rincón. Una Galería mítica hoy en día aquí en el arte contemporáneo local, correntino y regional. 

¿Y qué te aportó el Josefina Contte? 
Amigos. Pero como instituto, técnica, saberes y profundización de conocimientos referidos al Arte. Fui a buscar técnicas, en el dibujo, la pintura, el grabado. Por ahí me río cuando veo un grafitti que estamparon en la fachada del instituto que dice “El Josefina mató mi arte”. Y  le diría a esa persona que está muy equivocada. Un instituto no te puede matar, si vos sos artista o te consideras como tal, no hay nada que se te oponga, sea un gobierno con sus tanques o lo que sea. No, a tu arte no lo mata nadie. Le diría que sólo vos, nada más lo mataste, o lo dejaste, y que no estás entendiendo por dónde va la cosa.

Para quien no conoce mucho tu obra, sos un gran retratista. Evidentemente estás muy comprometido con la realidad, con la actualidad, así que tu línea es figurativa. Pero se materializan de modos muy diversos. Por un lado está el tema del mural, que comunica y te vincula con la calle, pero además tenés otros formatos. Pinturas, dibujos y pequeñas esculturas. Contanos un poco sobre esto y sobre el barrio San Pedro Pescador. 
Mi primer mural fue a los 14 años en la escuela Regional. El profesor de plástica veía que yo rayaba las paredes y entonces nos propone a los “vandálicos”, vengan acá y hagan un mural. Era algo surrealista, porque en la adolescencia uno sueña y está con ese mundo de fantasía, y de realidad simultáneamente. Éramos varios, tres, uno de ellos hoy es un reconocido cantante de ópera lírica, el amigo Emilio Aguilera. Y después hice otros murales religiosos pero no están en el interior de la provincia.  En Corrientes empecé a hacer murales a pedido en los barrios, en comedores comunitarios, en movidas culturales. Mucha gente me pide murales en sus casas, que ya serían privados: Haceme al abuelo, abuela, tal personaje, este santo o tales santos, son para capillas privadas que no están tan exhibidas, y están en el ámbito de la intimidad cultual,  familiar. 
Un mural hacia la calle ya tiene que tener otra connotación: de decoración, o de denuncia y/o de exhibición de algo manifiesto socialmente. Hice varios acá. Algunos con la técnica del stencil y los taparon, es la lógica del art street. El de Lohana Berkins y una víctima de feminicidio Florencia Gómez en la plazoleta Artigas; otro frente a la plaza Torrent, el de Eli Verón, que también después las chicas del colectivo se apropiaron y fue muy positivo, pero lo taparon en la actual gestión municipal, con la excusa de reformas.
También taparon el de la víctima de feminicidio, Florencia Gómez. Como que acá en Corrientes hay una política donde no suceden los feminicidios, por lo tanto lo que no se ve, no existe o no sucede. Ahí empezaríamos a filosofar…  el nominalismo.
Y afuera de la ex-usina eléctrica, también fuimos los locos “a romper los coquitos al establishment” porque queríamos crear una usina cultural cuando el edificio era del Estado nacional, como otras ex usinas que hay en el país y hoy son centros culturales. Y ahí sí fueron más murales de temas libres, lúdicos, de protesta, para manifestar la necesidad de un espacio pluricultural, murales que duraron una semana o un determinado tiempo hasta que se conseguía más material. Y de allí, con el colectivo Guaranípolis nos cruzamos al Barrio San Pedro Pescador. Ahí la gente del barrio se contacta y se comunica con nosotros por el tema de si le podíamos hacer pasacalles. Porque estaban por ser desalojados por el gobierno del Chaco, convengamos que es de la otra orilla del puente. Un grupo de esas familias de pescadores ya habían sido desalojadas de Costanera Sur, aquí en Corrientes, entonces se cruzan a la costa chaqueña. Nosotros tomamos el río como límite, pero para ellos es la avenida, el lugar de tránsito, de habitar, trabajar y subsistir. Nos invitan para hacer pasacalles,  que van a ser desalojados, que hay un conflicto. Y se nos ocurre: ¿Y si además del pasacalle le empezamos a pintar murales o a intervenir pictóricamente las canoas? Y nos decían: “Pero mi casa es fea” “¿Y con qué le vamos a pagar?” Nosotros tenemos un poquito de pintura y lo que usted tenga, un pescado o algo. Era un trueque. En la costa, mientras estábamos pintando, los pobladores del barrio nos ofrecieron eso. Íbamos un colectivo de artistas desde Corrientes y desde Resistencia. De Corrientes iba María Julia Rossetti, Richard de Itatí,  algunas pibas artistas en ciernes que se enganchaban, Horacio Silvestri, Panter, Sergio Falcón, Emme Canteros… Y estaban también otras chicas de la facultad de Filosofía y Letras o de Diseño gráfico de la UNNE que se fueron enganchando, y era también jugar un poco con las imágenes, y lo que te pide y flashear. Eso después desembocó en que hubo un parate a ese desalojo. También ahí empezamos a denunciar que faltaba un centro de asistencia social sanitaria, una escuela, porque los chicos se cruzaban para acá, igual que la salud, venían para el lado correntino. Y fueron surgiendo: una escuela, un centro primario de atención sanitaria, un destacamento policial y un cajero. Y ahí uno se da cuenta Che mirá, el arte sirve. Llega a dar visibilidad concreta de realidades que se las quiere tapar desde el poder de turno, el Arte transforma y hasta sana…

El arte y la lucha sirven. Realmente los cambios se generaron a partir de la inmersión de ustedes.  Contradice esto del “arte por el arte”.
Sí un poco. También  tengo un conflicto con ese término del “arte por el arte” porque es muy de la ideología burguesa. Eso surge en el siglo XVIII en la burguesía iluminismo y acentuada después por distintas corrientes del pensamiento europeo ¿Quién hace arte por el arte? Aquel que ya tiene todas sus necesidades básicas satisfechas. 

Pero este es un caso donde el arte denuncia, visibiliza y genera cambios. 
Sí. Inclusive vino la fundación Ferrari, hicimos un trabajo con ellos, tuvimos visibilidad. Vino un gran artista plástico argentino Yuyo Noé y ahí en una casita hicimos una galería de arte, El Rancho Noé. También del medio televisivo de TN.

Y tiene una ubicación muy particular, porque reunía a artistas de Corrientes y de Resistencia, era un punto medio geográfico. ¿Surge ahí la idea de Guaranípolis?, ¿de poner como capital de una región al barrio San Pedro?. 
Guaranípolis se gesta en una noche con otra gran artista y galerista María Julia Rossetti en su galería Limbo, junto a Horacio, Panter y yo, flasheando una noche de producción artística: Che mira todo lo bueno que va surgiendo de esto. Ella hacía siempre las visuales. Y nos juntamos y escribimos y ahí se nos ocurre generar Guaranípolis. Teniendo como intervención permanente el puente y la interacción de artistas chaqueños y correntinos. La primera performance fue unirnos, que los artistas del Chaco van atando con hilo y nosotros también íbamos haciendo lo mismo atando hilos desde la costa correntina, y nos encontrábamos en el medio del puente, como que nada nos divide, sino que todo nos une. 

¿Qué estás haciendo ahora? ¿Cómo ve la gente tu obra? Tiene que ir a una marcha?
Mi obra siempre está en las marchas, hay esenciales, pancartas… 
En el Instagram nada más, o en el Facebook. Y después que se pueda ver acá en la región me compraron coleccionistas privados. Y hacia afuera el coleccionista de Buenos Aires Mauro Herlitzka, en Asunción la señora Adriana Almada … entre otros muchos coleccionistas de arte contemporáneo.

A Mazzanti lo vas a ver en todas las movilizaciones, llevando una pancarta/obra con un trabajo cuidadísimo. Incluso en medio de una concentración te imprime con stencil en la remera una consigna o una imagen y te vas por la vida militando. Creo que si él junta todas esas pancartas puede ir al MAMBA y hacer un muestrón. (F Toccalino).
¿Qué estamos esperando? Esta idea salió de “Todos los vientos” así que “Todos los vientos” hace la muestra de Mazzanti. (Lezcano).
¡Totalmente! Insisto, Mazzanti es un muy buen retratista, que a esa capacidad y a esa técnica que él maneja tan hábilmente, le suma la idea, el contenido…(Toccalino).

La ironía. De jugar, no solamente qué es lo que vos estás viendo sino con qué está interactuando. 

Él trabaja mucho sobre cartones de cajas y no tapa la leyenda que trae impresa. Él hace jugar las imágenes con esas leyendas que a veces son muy irrisorias, muy irónicas. 
Sí, veo y por ahí se te despierta la chispa. Este iría acá con fulano. Señalo la hipocresía que existe. Me divierte…
Trabajé sobre cajas de las galletitas: “Diversión”. Usé el packaging, el grande de la caja respetando la gráfica de Diversión pongo la cara de Alan Poe o de Frank Kafka. Para algunos es tenebroso esto, o por ahí el rostro de Molotov sobre un packaging de bebida alcohólica, vodka.
También usé la urna de cartón de las elecciones provinciales, ahí estuvo retratado el gobernador y con toda la construcción política cultural de la región. Es una urna provincial que se usó en la elección que él fue reelecto. Vi unos chicos cartoneros que estaban juntando, las vi y les dije: dame dos por favor. Esta obra cuando fue expuesta no fue comprendida por ciertas personas del instituto de cultura de la provincia, que no deseaban que se la muestre, al final se expuso y el mismo gobernador y su familia quedaron encantados y la adquirieron.

Vamos a tener que organizar una exposición para ver también tus pequeñas esculturas esas tallas de la serie “Gente común” que tanto me gusta. 
De gente común con una estética de Playmobil. Y son de madera rescatada de la calle, de las podas. La gente que tira este árbol, el trozo de madera no le sirve, lo tira porque es basura. El árbol le molesta y después se quejan en verano por el calor, las rescato y transformo en arte. 

Te juro que no recordaba tu nombre, así que va ahora completo: muchas gracias José Manuel Mazzanti por esta charla!
 

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