El domingo 28 de septiembre marcó una fecha especialmente sensible para la familia Yankelevich y para quienes llevan el recuerdo de Romina Yan en el corazón. En dicha fecha se cumplieron 15 años de la muerte de la actriz, hija de Gustavo Yankelevich y Cris Morena, y la emoción se reavivó no solo en su entorno más cercano sino también en los fans que la siguen recordando con cariño y admiración. En medio del homenaje colectivo, uno de los gestos más conmovedores llegó de la mano de su hijo Valentín, fruto de su matrimonio con Darío Giordano, quien eligió las redes sociales para acercarse e invitar a todos a la memoria y el abrazo.
El joven compartió una imagen que rápidamente tocó la fibra íntima de los seguidores de Romina y conmovió por la carga emotiva del momento elegido. La foto, tomada durante la infancia de Valentín, lo muestra junto a sus hermanos Tomás y Azul, y a una Romina sonriente y luminosa, que sostiene a la pequeña en brazos. La postal familiar fue tomada durante una salida nocturna a lo que parece ser un parque temático, decorado con luces y guirnaldas navideñas, envolviendo a la familia en un clima de fiesta, calidez y complicidad. Allí, en primer plano, Tomás y Valentín posan con los brazos abiertos y gestos desbordantes de alegría, mientras la mirada protectora de Romina y la ternura de Azul completan el cuadro. Es una de esas instantáneas que, sin palabras, guardan para siempre los mejores recuerdos.
No fue casual el momento elegido por Valentín para publicar ese recuerdo. El aniversario de la muerte de su madre es, desde hace 15 años, motivo de homenaje, encuentro y búsqueda de sentido. Valentín eligió, en este 28 de septiembre, recordarla con una foto que resume los abrazos, las sonrisas y esos pequeños instantes donde el amor es todo lo que importa. Un mensaje que recorre generaciones y que mantiene intacto el vínculo indestructible con Romina, más allá del tiempo y la ausencia.
El gesto no aparece aislado: el joven ya había mostrado esa sensibilidad especial en otras ocasiones, como el pasado 5 de septiembre, día en que su madre hubiera cumplido 51 años. En aquel entonces, junto a imágenes viejas y recuerdos en sepia, Valentín compartió un texto que emocionó a todos. “Hoy es otro año que no podemos festejar con vos, pero igualmente te festejamos todos los días”, escribió el piloto de autos con total honestidad. “Es una sensación muy rara sentirte tan presente, pero al mismo tiempo saber que no podemos festejar mis victorias ni que me levantes en mis derrotas. Así y todo me siento un superhéroe al tener a alguien tan poderosa cuidándome y dándome fuerzas desde el otro plano. Eternamente gracias Mami. Te amo”.
El aniversario de Romina coincidió este año con un dolor reciente y aún crudo para la familia: los dos meses de la muerte de su sobrina Mila, la pequeña hija de Tomás Yankelevich, fallecida en julio en un accidente náutico a los siete años. La ausencia de ambas marcó el pulso del homenaje y el recuerdo fue compartido también por Cris, que abrió su corazón en las redes con un video íntimo y conmovedor.
El clip comenzó con un corazón palpitando y la voz de Cris, cálida y sincera: “La vida es un segundo. Y en honor a las dos, las vivo a pleno y con todo. Gracias por estar en mi alma siempre, en cada instante de mi vida. Las amo, Ro y Mila. Están en mí. Juntas podemos volar mejor. Mamá Tití”. Las imágenes repasaban momentos de Romina y de la pequeña Mila, rostros irrepetibles para quienes siguen la historia de esta familia. Todo transcurrió al ritmo de “Volar Mejor”, la canción insignia de Chiquititas y uno de los mayores legados artísticos de Romina, que en esta fecha cobró todavía más sentido.
El homenaje se completó con palabras directas y transparentes de Cris, quien escribió: “Ro y Mila: hoy 28 me vienen imágenes de tanto vivido juntas. Ro, hija querida desde mi deseo más profundo, y Mila, chiquitita mágica, hoy juntas en ese infinito nuestro y eterno. Una parte de mi vida se fue con las dos y la otra aprende día a día a vivir con sus ausencias. Descubrí que tengo mi corazón al 1000% y elijo cada día vivir en amor en el presente. Elijo ver la magia de la vida y ver el mundo lleno de luz y amor. Son mi fuerza vital, mi motor, mis guías, mis haditas…”.
Así, la familia Yankelevich volvió a transformar la ausencia en homenaje, la tristeza en encuentro y la memoria en fuerza vital. Y cada imagen, cada palabra compartida, fue abrazo y consuelo, un recordatorio de que el amor, aún en el dolor más profundo, hace posible seguir volando juntos, aunque sea en el corazón.
Infobae