¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

Ante un nuevo contexto es vital revisar estrategias

Lo inercial le viene ganando al sentido común. A pesar de que la realidad se presenta de un modo demoledor explicitando la mutación de paradigmas y de reglas de juego, una resistencia indescifrable paraliza a los decisores en un instante clave para operar giros ineludibles en casi todo el espectro.

Sabado, 28 de diciembre de 2024 a las 22:46

Se podrá estar de acuerdo con la impronta de lo que sucede o enfadarse ante lo evidente, pero no parece ser inteligente seguir “aullándole a la luna” como si eso pudiera alterar el panorama o ayudara a resolver los flamantes dilemas que ya se instalaron o los retos que brotan a diario.
Es increíble que gente tan exitosa, que ha triunfado en diversos rubros, siga invirtiendo tiempo en manifestar sus discrepancias con el fondo o con las formas. Ese debate puede ser intelectualmente fascinante, pero es pragmáticamente irrelevante y absurdamente estéril cuando lo que se debe hacer es enfocarse en comprender la actualidad y establecer desde ese punto de partida dinámicas sagaces para surfear el presente y alcanzar el porvenir.
El futuro depende en buena medida de las determinaciones que se tomen en este momento. Eso implica apostar por elevados niveles de concentración y una capacidad de abstraerse del microclima habitual para destinar todas las energías a pensar cómo adaptarse activamente a fenómenos globales y locales que están avanzando sin pedir permiso.
Nada de eso que está ocurriendo se detendrá por el mero capricho de los analistas, ni tampoco por la actitud hostil de quienes no saben cómo canalizar su rechazo a ciertas medidas que se han instrumentado o las que ya han sido anunciadas y que seguramente aterrizarán inexorablemente muy pronto.
En cualquier circunstancia, adhiriendo al rumbo, o estando en las antípodas, quienes lideran organizaciones tendrían que estar muy consustanciados con este tránsito entre lo anterior y lo que se avecina, ya no para opinar sobre eso sino para adecuarse con celeridad.
En ciertos casos ese comportamiento diligente equivale a la supervivencia de una institución. Muchos sectores atraviesan una coyuntura compleja que demanda virajes abruptos y la demora en discutirlo y accionar puede traer consigo la extinción o un deterioro tan abrupto como perjudicial para ese esquema.
Bajo ese parámetro no resulta pertinente entretenerse indefinidamente con aristas absolutamente menores ni perder el escaso tiempo disponible en interminables polémicas poco productivas que nada suman a la solución esencial que ahora se necesita con urgencia.
En otras ocasiones no está precisamente en juego la continuidad, pero si se logra ahondar con criterio en lo profundo es factible aprovechar al máximo las múltiples oportunidades que están listas para ser capitalizadas y eso posibilitará dar el salto hacia algo superador.
Sin embargo, más allá de las evidencias que rebosan de elocuencia, emergen dilaciones completamente inexplicables que enlentecen dramáticamente la secuencia esperada, atentan contra el resultado final y sobre todo se tornan tan ineficientes como peligrosas.
Sin importar la postura seleccionada frente a lo que está pasando es central asumir el rol de revisar la estrategia general. Es importante entender que examinar no implica modificar sino simplemente testear, poner a prueba, interpelar las premisas tradicionales para intentar descubrir alternativas o variantes quizás más interesantes o particularmente convenientes.
Se trata de permitirse ese replanteo, lo que no significa necesariamente hacerlo al final del camino. Esta modalidad, si se quiere con sesgo autocrítico, debería ser una rutina organizacional, y no sólo frente a esta singular eventualidad, sino como una buena práctica que contribuye a mejorar cíclicamente.
El contexto no es el mismo. Por muchas vueltas que se le dé a la cuestión si se mira por el espejo retrovisor un año hacia atrás es innegable que se han transformado diferentes aspectos y algunos de esos tienen un impacto muy potente sobre la actividad cotidiana. Sería muy necio no tomar nota de esto.
Si se coincide en ese diagnóstico los esfuerzos deberían estar concentrados en imaginar escenarios y en buscar con astucia las opciones que están a la vista u otras que solo visualizan los más perspicaces.
Eso requiere de bastante templanza, de una conducta muy profesional, una apertura mental dispuesta a desaprender, una curiosidad por conocer lo vanguardista y sobre todo una humildad intelectual de la que no todos pueden ufanarse.
Gigantesca tarea la que viene por delante. Las conquistas del pasado no garantizan las próximas victorias. Lo que se asoma precisa de otros talentos, algunos de los cuales están a la mano, pero también de esos que habrá que sumar a la brevedad si es que se quiere “permanecer en la categoría” y más aún si la meta es seguir creciendo.
Casi cualquiera podría hacerlo, pero para eso hay que hacer clic rápido, y ponerse a trabajar duro desde ahora mismo. Algunos ya arrancaron hace varios meses, otros siguen esperando que algo suceda y que les llegue la tabla de salvataje, esa que tal vez, jamás aparezca.

Últimas noticias

PUBLICIDAD