“El problema no es sólo procesal, es sobre todo un problema de legitimidad. Cuando el proceso se vuelve opaco, la verdad deja de ser un bien público y la confianza en la justicia se resiente, una vez más”
Martín Bohmer, abogado, profesor UBA
ULTIMO MOMENTO: Cuando este artículo estaba para subirse a la página web, a las 18 horas del día martes 11 de noviembre, en reunión de los presidentes de todas las salas de la Cámara Federal de Casación Penal, se convocó a los jueces del Tribunal Oral Federal 7 (TOF7) que juzga la causa Cuadernos, para que hagan las audiencias al menos tres veces por semana, de manera presencial (no por zoom) y que no interrumpan el proceso en la feria judicial de verano. Eximió al TOF 7 de recibir nuevas causas y les levantó las subrogancias que ejercían. Cómo los poderes de superintendencia de la Cámara de Casación son limitados, la decisión final quedará en manos del TOF 7. Primó el sentido común. Esperemos su concreción.
Temo no equivocarme si afirmo que la causa “Cuadernos”, es el proceso paradigmático de la corrupción kirchnerista. A través de la misma, y de la importante cantidad de hechos que se juzgan, puede advertirse la magnitud, la reiteración, la organización y la sistematización de la corrupción pública en la Argentina de las dos primeras décadas del siglo XXI.
Entre 2008 y 2015, el chofer Centeno se dedicó a registrar en cuadernos comunes, con su propia letra, con un detalle que asombra, los viajes que realizaba transportando al funcionario Roberto Baratta, que invariablemente llevaba bolsos con dinero hacia la Casa Rosada, Olivos y el departamento de Juncal de los Kirchner.
El expediente penal es denominado comúnmente “Cuadernos de las coimas” o “Cuadernos de la corrupción”, que consta de una causa central -la 9608- y cuatro conexas.
Tramita ante el Tribunal Oral Federal 7, integrado por los Dres. Enrique Méndez Signori, Germán Castelli y Fernando Canero, siendo la fiscal al frente de la acusación la Dra. Fabiana León.
Hay 87 acusados, incluida la expresidenta Cristina Kirchner como presunta jefa de una asociación ilícita. También están implicados funcionarios como sujetos pasivos de cohecho y 63 empresarios, en su mayoría del sector construcción, junto a otros de transporte, energía y logística, como autores de los delitos imputados. La mayoría de éstos actúa en condición de “arrepentido”.
“87 acusados, 400 testigos. Las audiencias virtuales y sólo una vez por semana, pueden deslegitimar el mayor proceso judicial por corrupción pública. Se calcula que puede durar más de cinco años”
El TOF 7 decidió que el juicio oral se tramitara casi íntegramente por vía zoom, y que se llevaría a cabo sólo un día por semana, en horas de la mañana, y eventualmente un segundo día a partir del 03 de marzo de 2026. Hay numerosas pruebas, entre ellas las periciales y la declaración de más de 400 testigos.
Según estimaciones, el proceso podría llegar a durar entre cinco y diez años, debido al método del tribunal y el tiempo dedicado al caso. Ello trajo una lluvia de críticas, desde diversos sectores.
Hay que decir que la oralidad en un juicio penal tiene que ver con características valiosas del proceso, que no se estarían observando con la virtualidad.
El máximo tribunal penal de la Nación, la Cámara Federal de Casación Penal, señaló que la virtualidad absoluta puede afectar derechos fundamentales como el de defensa, el derecho a estar presente ante el tribunal oral, la inmediación, la publicidad del debate y el dinamismo procesal.
Ya sucedió en el primer día de la audiencia virtual. Se advirtió las limitaciones del formato. No aparecieron en pantalla más de 70 imputados y sus abogados.
En verdad, juzgado con ojos absolutamente legos, parece una locura que un juicio oral se lleve a cabo por zoom, como en la época de la pandemia. Además, sólo un día a la semana, unas pocas horas.
No voy a teorizar acerca de los numerosos inconvenientes que generaría un proceso oral de cinco o más años, tanto legales como fácticos. Sólo señalar que los jueces, si permanecen en capacidad física, ¿qué podrían recordar de pruebas y testimonios brindados muchos años atrás?
“La ejemplaridad de la justicia no se mide por la severidad de sus fallos, sino por la transparencia de sus procedimientos”
¿Qué no hay sala lo suficientemente espaciosa para albergar a tantas personas? ¿Qué el TOF 7 tiene que dedicarse también a otras causas? En verdad, son problemas menores de organización y distribución de tareas, que pueden solucionarse con apenas una mínima planificación. No es tan difícil.
“Por zoom, con escondidos y pocas audiencias, el juicio de corrupción más grande de la historia prefirió un proceso en modo “foto carnet”, afirmó con indignación mal disimulada el periodista de La Nación Diego Cabot, que investigó desde el inicio los hechos y fue el intermediario indispensable para que un tema periodístico se convirtiera en el mega proceso judicial.
La historia judicial argentina muestra que otros debates orales, quizás mucho más importantes para la salud institucional del país, como el juicio a las Juntas Militares, que escuchó largamente a más de ochocientos testigos, se hiciera en un año. Obvio trabajando a destajo, y con audiencias presenciales todos los días hábiles de la semana.
Cierro el artículo, citando nuevamente al periodista que destapó la olla, Diego Cabot: “Un juicio histórico, por cantidad y por calidad de sus imputados, bien puede ser un faro para reconstruir la credibilidad de un sistema político y jurídico que no ha podido dar respuesta al reclamo social de transparencia en los actos públicos. Para lograrlo, la simbología es importante. El juicio por el Caso Cuadernos en modo “foto carnet”, ¿ayudará a eso? O por el contrario, será un boomerang”.