Alejandro Coronel lucha en dos frentes

Tuvo que superar muchos contratiempos, sin embargo Alejandro Coronel hoy se da el lujo de poder jugar al basquetbol, una de sus grandes pasiones. Un rebelde cáncer lo marginó dos veces de las canchas, pero luchó, superó malos momentos y ahora disfruta de un buen presente con Peñarol de Mar del Plata.

El viernes regresó a Corrientes, aunque esta vez defendiendo la casaca del equipo visitante. Fue derrota de Peñarol a manos de Regatas, pero para los correntinos, amantes del basquetbol, hubo otro motivo para festejar: ver a Alejandro dentro del rectángulo.

En su “nueva casa” le abrieron las puertas para que pueda volver a la actividad deportiva después de superar, una vez más, una dura batalla.

“Estoy contento por la forma que me trata la gente y la institución. Hasta ahora se portó muy bien conmigo y con el resto de mis compañeros. En mi caso particular es para destacar lo de ellos porque aceptaron un “medio jugador”, como estaba yo al principio de la temporada. Hoy ya estoy a la altura de lo que requiere el torneo, estoy tratando de devolverle con buen juego toda la confianza que depositaron en mí”.

Alejandro tuvo su segundo regreso al basquetbol de la mano de Guillermo Narvarte el 30 de agosto de 2004. El técnico lo convocó para integrar Peñarol de Mar del Plata y el correntino no dudó.

“Le voy a estar agradecido eternamente a Narvarte (Guillermo) por esta posibilidad que me dio de volver a jugar al basquetbol y en la Liga Nacional. El hecho de que fue mi técnico en Ben Hur influyó mucho dado que ya nos conocemos y sabe lo que puedo dar y aportar al equipo”.

EN REGATAS

Antes de viajar a “Mardel”, formó parte del plantel de Regatas Corrientes que la temporada pasada logró subir de categoría en el torneo Nacional de Ascenso. El 17 de diciembre de 2003 disputó su último partido para el “fantasma” porque le detectaron nuevamente cáncer.

“Viví momentos muy fuertes en Regatas. Tuve la posibilidad de que la dirigencia me diera una oportunidad. La aproveché, me volví a poner los cortos y a jugar al basquet, y cuando parecía todo encaminado a restablecer una vida normal me volvió la enfermedad. Fueron momentos muy duros, dado que hay que volver a prepararse mentalmente para empezar todo de nuevo, y la quimioterapia te va consumiendo en todo sentido y allí el apoyo familiar es fundamental”, señaló.

“En pleno proceso -prosiguió- de recuperación (quimioterapia), me llamó Silvio Santander para integrar el cuerpo técnico para ayudar al equipo en la parte psicológica, y así tuve la posibilidad de vivir el ascenso de Regatas, con mi gente y en mi ciudad. Algo muy lindo, imborrable”, comentó.

Este segundo regreso a la práctica activa del deporte se dio en “La Feliz” y no en Corrientes. “Es un tema que tienen que preguntarle a los directivos de Regatas”.

La vuelta no fue sencilla, porque el tratamiento conspiró contra su estado físico. “Progresé mucho durante el receso por las fiestas, igualmente todavía no estoy al 100 por ciento de lo que puedo dar. El torneo ya no me va a alcanzar porque el calendario tan ajustado, con muchos partidos en poco tiempo, no me permite entrenar en forma diferenciada. Para poder progresar más, vamos a tener que esperar el próximo receso, pero lo mismo estoy contento porque ahora puedo hacer algunas otras cositas y sumar para el equipo”.

CONTROLES

Mientras se sigue “divirtiendo” dentro de una cancha de basquetbol, mantiene el optimismo tratando de olvidarse por completo de la enfermedad. “Como en todos estos casos, el primer año es lo que los médicos lo llaman crítico. Yo ya llevo nueve meses sin novedades, pero hay que esperar hasta abril que se cumple ese plazo. Estoy con mucha fe para que no pase nada y mientras tanto sigo con la vida, no estoy pensando todo los meses en que algo puede salir mal. Soy muy optimista y esperemos que todo siga así”.

Para poder sobrellevar el tratamiento es indispensable la contención familiar. “Estamos felices por como va todo, claro que está dentro de nuestras cabezas el tema de los controles y cada vez que pasa uno es un peso que nos sacamos de encima. Yo sé que mi familia y mi señora también pasan por lo mismo. Estamos todos con paciencia, optimismo y fe, esperando que esto forme definitivamente parte del pasado”.

LA PRIMERA VEZ

Alejandro Coronel nació en Corrientes el 25 de julio de 1973. Aprendió a jugar al basquetbol en el Club San Martín, donde su padre “El Chango” lo llevó a practicar desde muy chico. Pasó por innumerables clubes. Tuvo el privilegió y honor que León Najnudel, creador de la Liga Nacional, pusiera sus ojos en él y lo llevará a jugar a Ferro Carril Oeste. Fue goleador del torneo Nacional de Ascenso, temporada 2000-2001, con La Unión de Colón. Tiene entre sus palmares dos ascensos, con Ben Hur y Regatas Corrientes, entre otros. Es, sin dudas, un referente del basquetbol correntino. Pero no todas fueron buenas para Alejandro.

“En mayo de 2002, en las semifinales del TNA (jugaba para Ben Hur), tenía unos dolores muy fuertes en la cintura. No quería dejar al equipo y seguí jugando logrando el ascenso y el título en el TNA. En diciembre aprovechando el receso de la temporada ya en la Liga Nacional con Ben Hur, el Dr. Emilio Lanari me realizó unos estudios y me detectó unos ganglios, retroperiotional, inflamados. A partir de ahí había que saber el porqué de esta situación y me realizaron una resonancia de columna y comprobaron que tenía cáncer en el testículo izquierdo”.

Desde allí comenzó a luchar contra la enfermedad. Al igual que muestra cada vez que ingresa al rectángulo de juego, está disputando este partido con mucha garra y optimismo. Los resultados deportivos son una contingencia del juego, pero en la vida, Alejandro ya demostró que es un ganador.