En tanto, las retroexcavadoras buscaban dar con el caño de desagüe que habría colapsado otra vez y como consecuencia de ello arrastró una parte de las barrancas. Se trata del área sobre la playa “Paranaguá”, histórico balneario del casco histórico de Ituzaingó a pocas cuadras del barrio Yacyretá y de la plaza central. Allí, los vecinos continuaban angustiados y desesperados por la zona de obra en que se convirtió su calle, después de un domingo de lluvia y derrumbes. Por ello estuvieron atentos toda la noche, tanto para asistir a los habitantes de las casas más afectadas y a los de aquellas viviendas que corrían el riesgo de ser succionadas por el cráter.
En un lunes sin lluvia las tensiones disminuyeron pero el caso repercutió en las radios, con testimonios y denuncias de los afectados.
Ayer a la tarde, El Litoral consultó a una de las vecinas de esa cuadra fatídica, quien el año pasado vio afectada su vivienda y para repararla invirtió una importante suma de dinero que al final no sirvió para nada porque el derrumbe del domingo volvió a perjudicar la estructura de su hogar. En una frase resumió su bronca: “vivimos en un obrador y con dos temores fundamentales: que no vuelva a llover para que no se derrumbe más la zona y por el constante peligro por el andar de máquinas y camiones”.
Según indicaron, los obreros intentan llegar al caño roto, “que es de plástico y no de hormigón como deberían haber puesto el año pasado”, dijo la mujer para graficar luego esa falla de la obra municipal con otra frase sin rodeos: “el derrumbe se llevó nuestra plata al río”.
Es que se considera que la reparación no se hizo como debería ser y sin el asesoramiento de especialistas en trabajos sobre barrancas de arena. Las sospechas de irregularidades habían llevado a una interpelación del Concejo al entonces titular de Obras Públicas municipal, pero después el caso quedó tapado, tanto como el endeble caño plástico lo estaba por las toneladas de tierra.
Este caso también puso sobre el tapete la necesidad de una obra de gran envergadura sobre las costas ituzaingueñas, para lo cual -subrayaron los vecinos- la Entidad Binacional de Yacyretá no debe estar ausente.
Por otra parte, el grave caso del nuevo desplome costero puso en alerta a los organismos provinciales, a partir de contactos logrados con un integrante del Gabinete provincial. Ayer, además de las maquinarias y los obreros, llegaron a la zona Defensa Civil, mientras se gestionaban intervenciones del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (Icaa) y Vialidad, entre otras reparticiones que podrían ocuparse del caso.
“Lo que están haciendo ahora es sólo un parche”, dijo la vecina que planteó la necesidad de que varios organismos tomen en serio el caso y proyecten una mega obra de este tipo para Ituzaingó. De paso, señaló la responsabilidad del Municipio, tanto durante la gestión de Octavio Valdés (ahora diputado provincial) como la de su hermano, Manuel, que arrancó en diciembre.
El año pasado, el caño del desagüe pluvial de la ciudad había colapsado porque en su extremo estaba tapado por un chapón que nadie del Municipio se acordó de retirarlo en las épocas de mayor precipitaciones. Así se produjo el primer derrumbe.
Ahora, a nueve meses de esa acción que roza la negligencia oficial, la reparación mostró su gran imperfección y los vecinos por segunda vez soportaron el riesgo de derrumbe de su calle y de sus casas. “Esto recién empieza”, advirtió una de las habitantes de esa cuadra.