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Sapucai “un grito que todavia duele”

Por El Litoral

Martes, 02 de enero de 2007 a las 21:00
Amandayé en el escenario y el grito que sube al cielo y se llama Sapucai.
El ensayo que en el mes de junio de 1992 presentó el profesor Enrique Piñeyro sobre el sapucai, viene a ilustrar este segmento chamamecero en la previa de una fiesta que se inaugura mañana por la noche.
“No deseamos caer en el absurdo rechazo de nuestros orígenes plurales, tanto de cultura como de sangre; queremos aprender a mirar con ojos propios, desde nuestro terruño, las cosas que son nuestras y comprenderlas mediante nuestra realidad. No mirar desde afuera, desde criterios y sentimientos ajenos”, dice Girala Yampey en el prefacio del libro “El Sapucai: expresión del hombre correntino”.
Grito, pregón y clamor, esencia del hombre que en definición acude a mostrar un estado de ánimo compartido o no. Soledad de palabras y celebración del goce. Un sapucai es un código que involucra mensajes especiales, un ritual ancestral que contiene en su esencia aquellas arcaicas señales de un idioma olvidado.
Para algunos, una manera de conversar, para otros, una forma de retozar el alma sin insolencias. “Nadie sabe cómo es su sapucai hasta que lo grita”, quizás sea esta la más ajustada definición para ese desconocido lance que un día pugna por salir del interior.
Según el escritor Porfirio Zappa en su libro “Ñurpi”, “el grito del paisano correntino, tan comentado por apologistas o detractores del tape, es en verdad la expresión o manifestación que lo muestra de cuerpo y alma, lo desnuda, lo exhibe tal cual es: limpio y tremendo como su grito. Nada hay en el tape tan íntimamente suyo como el sapucai”.
Herencia de los hermanos indios, hubo un sapucai lastimero que resonó en Malvinas y lo gritó la impotencia de un puñado de valientes que enfrentaron al potencial enemigo, con la gallardía de su sangre, derramada en ese pedazo de patria amada que juraron defender con su propia vida.
El sapucai en la leyenda, recopilada y adaptada para teatro por el caacateño “Cancho” Gordiola Niella, el sapucai hecho cuento con la firma de Olga Piñeiro que habla de “un grito que todavía nos duele”. Sapucai en la poesía de Florencio Godoy Cruz (“Canto o temblor,/grito o alarido,/estalla el sapucai entre lapachos,/ montado a horcajadas sobre el viento/ y deslomando el viento a chicotazos”, del libro “Invocación al grito”, 1978). De Franklin Rúveda (“La sangre así sacudida,/ corre mejor por las venas”, de su libro “Regreso a Corrientes, 1981).
El chamamé no podía estar ajeno a su latir y así lo sintetiza Emeterio Fernández en “Che Sapucai”, con letra de Diego Enrique Perkins (Yaguarón), grabado por Roberto Galarza y su conjunto. “Cuando el mozo de mi pago/ su sentir quiere expresar,/ no le queda otro camino/ que lanzar su sapucai...”
En el final de este recuento, el “sapucai oración” del padre Julián Zini. “Muchos gritos oi”, dice, “pero me faltaba uno: el dirigido a Dios, el sapucai oración, el grito religioso. Hasta que esa noche inolvidable, en la oración inicial de la II Fiesta Nacional del Chamamé, año 1986, al comenzar yo a nombrar a nuestros chamameceros difuntos, allá en lo alto de la tribuna, estalló un sapucai larguísimo, religiosamente hermoso...”
Trenzando versos estará el chamamé en el Cocomarola y florecerá en la noche, un hondo sapucai correntino.

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