La mujer que bate records tiene el afan de la calidad legislativa

Algunos se empeñan en llamarla la “Dama de Hierro”, será por su temple de espíritu para sortear los vendabales, pero en realidad la señora ha demostrado tener la cintura más flexible de la clase política contemporánea y de hecho, por lejos, es la mejor componedora de estrategias para conservar el poder. Hace seis años comanda la Cámara baja de la Legislatura provincial y ayer fue reelecta para un nuevo período.

A los 68 años, Josefina Angélica Meabe Ferré de Mathó “gobernará” Diputados por séptimo año consecutivo. Se trata de un récord sin precedentes en Corrientes y quizás no haya otro igual en el país.

Descendiente por línea materna de una de “Las Cautivas” correntinas (su bisabuela era Carmen Ferré de Alsina), integrante de una familia con alcurnia política y referente del centenario Partido Liberal, Josefina Meabé fue intendente de su pueblo, Mariano Indalecio Loza, ocupó diversos cargos partidarios y hasta le tocó presidir el PL. En 2001 desembarcó en la Legislatura como diputada por el Frente de Todos y desde entonces se montó en el sillón de la Presidencia. Fue reelecta legisladora en 2005 y continúa perenne aferrada al timón de mando.

Ayer volvió a emerger triunfal de la votación entre sus pares, tras sortear un nuevo embate que -en principio- se presagiaba más fuerte y que luego, en el recinto, se terminó diluyendo. Es que doña Josefina ha dado muestras de excepcional aptitud para articular consensos que la sostengan en la cúspide. También contribuyen en su favor, además de los aciertos propios, los desatinos ajenos y por sobre todo, una afinada percepción para encontrar la vereda donde calienta el sol. Su sintonía con el poder es una condición natural.

La ductilidad es, tal vez, la principal virtud de la “Dama de Hierro” que ha logrado inscribir con letras doradas su nombre y apellido en la historia de la provincia.

Sin embargo, la consideración pública le llegó de grande. Primero fue esposa y madre, trabajó en el campo y se dedicó a otros menesteres familiares antes de volcarse de lleno a la política, su gran pasión.

Está casada con el hacendado Ricardo “Tuchi” Mathó Garat, tiene dos hijos María Josefina y Ricardo “Caio” que le han dado varios nietos. Envidiable por su multiplicidad, la abuela Josefina tiene tiempo para todo. La familia, los amigos, el campo y también para la política.

Preocupada por su legado se ha propuesto un objetivo más alto que el de permanecer: quiere mejorar la calidad legislativa. “Es el gran desafío”, dice a quien la escuche. Ayer tras resaltar que constituye “un honor” volver a presidir la Cámara de Diputados señaló que la meta es “producir los resultados que la gente de Corrientes está pidiendo”.

La señora, que refunfuña (democráticamente) cada vez que desde los medios se critica a “su” Cámara, no oculta que el desvelo es lograr un mejoramiento de la labor legislativa. Desterrar la imagen negativa que muchas veces se filtra a la sociedad desde el Palacio de calle Salta.

La tarea, no es sencilla. Diputados es, no solo un heterogéneo mosaico político, con todo lo que eso significa, también aglutina personalidades tan disimeles como intereses variados.

No obstante, en medio de este escenario de voluntades imbricadas, la señora ha conseguido -siete años seguidos- consensuar votos en su favor. No es poca cosa.

Una muestra de su capacidad de diálogo lo dio ayer mismo, tras definirse la elección. Le dedicó un párrafo especial a su contrincante, el diputado justicialista Luis “Cuto” Badaracco: “Hoy nos toca estar divididos, pero sé de su hombría de bien. A usted le digo, y a todos, que debemos siempre pensar primero en Corrientes, segundo en Corrientes y tercero en Corrientes. A todos los invito a hacer lo imposible para que esta Cámara se siga jerarquizando, no solo desde el conocimiento, sino también con el sentimiento. No importa que no pensemos igual. A veces, eso es hasta útil para el ejercicio de la democracia”, señaló, a la vez que instó a sus pares a cumplir el trabajo encomendado con coherencia y esfuerzo”.

Finalmente agredeció a “la providencia divina” por darle la posibilidad de “ser útil” a la provincia y representar a las mujeres.

Sin embargo, a estas alturas, con un récord consumado, está claro no se trata solamente de una interseción de la providencia sino de una formidable cintura política y un espíritu inoxidable.