“Una de cada cinco muertes que podrían evitarse son originadas por enfermedades ligadas al agua”, comenzó diciendo el geologo de la Universidad de la Plata, Miguel Auge. Con este dato que no es menor, el profesional dejó entrever la importancia que tiene para la población tanto el acceso al agua potable y el tratamiento de los líquidos residuales.
Auge desde un principio en su disertación aclaro que si bien es deber del estado asegurar la provisión de estos servicios, también es importante la participación de la comunidad. En este punto, hizo hincapié que brindar el recurso vital no es una tarea sencilla debido a varias cuestiones, siendo la principal la baja cantidad de agua dulce que existe en el planeta tierra. Porque a pesar de que la mayor parte de su conformación es agua, sólo un 0, 2 por ciento es accesible por hallarse en áreas superficiales y un 0, 5 es subterránea.
Esto implica que no todas las poblaciones tienen la posibilidad de tener a su alcance el líquido vital. Una de las alternativas sería transportarlo o hacer perforaciones, pero aquí surge otro problema que es el costo económico que un gran número de comunidades no están en condiciones de solventar y otras en las que sus autoridades no lo establecen como una prioridad.
Por estas cuestiones, que se repiten en distintos puntos del mundo, un gran número de argentinos no tiene acceso al agua potable. Esta carencia repercute, según lo expresado en la ponencia de Auge y el especialista, Víctor Pochat, en la salud de las personas. Una situación que se agudiza aún más porque sino tienen asegurada la provisión de agua en condiciones adecuadas, tampoco poseen un sistema de tratamiento de los líquidos residuales que son una importante fuente de contaminación.
El nivel de carencias en la Argentina, dividiendola en regiones, es el Nea, quien lidera el grupo con más de la mitad de los habitantes sin cloacas y casi el 20 por ciento sin agua potable. En Corrientes los números, según lo señalado por Auge, son: 85 por ciento de los lugareños acceden al líquido vital en condiciones de consumir y el 52 por ciento posee cloacas. Diferente es la situación de Misiones, donde más de un tercio de la comunidad no posee agua potable y sólo un 16 por ciento está conectado a la red cloacal.
La accesibilidad a los dos servicios son más acordes a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud en la Capital Federal y Tierra del Fuego.
Pero considerando que el agua potable y el tratamiento de los líquidos residuales deben estar al alcance de la mayor cantidad posible de pobladores, Auge propuso que el Estado y la población trabajen de manera conjunta para desarrollar un plan nacional. Si bien en los últimos años se han implementado programas para intender paliar las carencias, éstas no han sido suficientes. Mientras que en algunos casos, como el expuesto por el intendente de Gancedo (Chaco) que espera hace dos años fondos destinados para una planta potabilizadora, no funcionan de manera adecuada.
Asimismo, Auge remarcó que a los proyectos de infraestructura para asegurar el suministro y buena calidad del agua, debe ser acompañado por una política de protección del recurso. Esto, a grandes rasgos, implicaría no sólo hacer un estricto control para evitar la contaminación del líquido sino además impedir que esta sea usada desmedidamente. Involucrando esta política no sólo a los ciudadanos comunes que gastan a veces de manera innecesaria una cantidad excesiva del agua sino también a las industrias. De esta forma, con la colaboración del Estado y de quienes tienen la posibilidad de consumir el líquido vital en buenas condiciones, podría asegurarse que el derecho al agua pueda aplicarse en todo el territorio nacional.