POR DIEGO SABAO
@diegosabao
El Sistema Unico de Boleto Electrónico (Sube) que se implementa en la ciudad desde la semana pasada representa un cambio en cuanto a la forma de viajar en colectivos y de pagar el boleto del servicio de transporte público. La transición actual demandará cierto tiempo para que tanto pasajeros como choferes logren adaptarse por completo.
Lo cierto es que fueron varios los cambios que experimentó el sistema de pago de pasajes en Corrientes en la última década. Las modificaciones implementadas por las distintas gestiones municipales tuvieron sus consecuencias en el uso diario del servicio y obligó a los usuarios a modificar ciertos hábitos. Entre esas cuestiones pueden contarse algunas positivas y otras que generaron dificultades a la hora de viajar en colectivo.
El antiguo sistema de boleteras con las que contaban las unidades de todas las líneas estuvieron activas hasta hace poco menos de 10 años. En aquel tiempo era el chofer quien cortaba los boletos, cobraba el pasaje y daba el vuelto en caso de ser necesario. Además, debía hacer anotaciones en algunas zonas donde comenzaban y finalizaban los recorridos.
Expendedoras
Por aquellos años, desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA) se reclamaban medidas para achicar el riesgo al que se sometían tanto los conductores como los pasajeros de las diferentes líneas y ramales. Así fue que, como consecuencia de esta situación, arribaron en 2007 las expendedoras de boletos a los colectivos capitalinos. Más allá de la cuestión de seguridad, las nuevas máquinas obligaban a pagar el pasaje con monedas, lo que profundizó una importante escasez que complicó a los pasajeros. El inconveniente logró subsanarse parcialmente con la puesta en vigencia de las primeras tarjetas magnéticas. En esa época no eran como las de hoy, sino de un material similar al cartón, flexibles y frágiles. Al momento de pagar, se debía introducir la tarjeta en la máquina que la expulsaba unos segundos después. En este caso, se compraban en los comercios habilitados y venían cargadas con montos predeterminados que el usuario debía elegir según la cantidad de pasajes que necesitaba. Estas tarjetas eran descartables y no servían más una vez que se terminaba el saldo.
Renovación
Para finales de 2009 se produjo una nueva modificación. Aunque en líneas generales se mantuvo de manera similar, se renovaron las Tarjebus. De esta manera, las tarjetas dejaron de ser de cartón y se convirtieron en plástico rígido, lo que las volvió más resistentes y duraderas. A partir de allí, los plásticos dejaron de ser descartables y se implementaron las recargas tanto en las empresas prestadoras del servicio como en locales comerciales céntricos y delegaciones municipales.
Por último, desde la semana pasada se puso en vigencia la Sube en la ciudad, un mecanismo de pago que ya funciona en grandes ciudades del país como Buenos Aires y Santa Fe. En este caso, entre las modificaciones más importantes en relación a las Tarjebus están la unificación de todas las líneas en un solo plástico y algunos beneficios y descuentos que ofrece la firma Nación Servicios a ciertas personas.
Luego de muchos años con las boleteras manuales y el chofer cobrando los pasajes, el ritmo de los cambios experimentados durante esta década fue importante y se registraron varias modificaciones en la forma de viajar en colectivo y de pagar el boleto.