n Transcurrió medio siglo de aquel día en que abrió sus puertas el pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí. Un hogar que se mantiene con el amor, la paciencia y perseverancia de los protagonistas de las historias que se escriben en cada jornada. Pero la solidaridad también es un pilar de una obra que al igual que ayer, hoy necesita apoyo para contar con pañales, medicamentos, carnes y nuevas instalaciones destinadas a brindar mejores condiciones a los residentes. Mañana a las 9.30 el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, brindará una misa especial en la Basílica.
En un terreno donado por la familia Vallejos, el 15 de julio de 1950 se bendijo la piedra fundamental de lo que el 20 de mayo de 1968 se convirtió en un espacio donde brindan contención y todos los cuidados que necesitan personas con distintas discapacidades.
Un servicio que luego se fue ampliando con la habilitación de un Centro de día y una Escuela Especial, pero que siempre estuvo a cargo de los Hijos de la Divina Providencia (Obra Don Orione) que arribaron a Itatí el 25 de enero de 1936. En aquella oportunidad, se hicieron cargo de la Dirección del Santuario, donde al año siguiente recibieron la visita de San Luis Orione.
Por estos días, en el pequeño Cottolengo en Itatí viven 37 personas y otra se podría incorporar luego de que culmine un proceso de adaptación que se está desarrollando ahora.
De sumarse este integrante al hogar, ya no tendrán más lugar disponible. “Hay que tener en cuenta que cada uno de los residentes necesita una serie de cuidados especiales”, expresó el sacerdote responsable del Pequeño Cottolengo, Fernando Guevara, quien acotó que la demanda es elevada: “Recibimos unas tres llamadas por semana con pedidos”.
En este punto, comentó que actualmente más de 30 personas trabajan en la institución entre profesionales de distintas áreas de la salud, profesores y quienes desempeñan distintos tipos de tareas que son indispensables para la atención de los integrantes del hogar. Considerando, además, las actividades que se desarrollan en el Centro de Día instaurado hace menos de una década y en el Instituto de Educación Especial que funciona desde hace más de tres décadas en el mismo predio y al que asisten unos 60 alumnos. En sus aulas aprenden no sólo los residentes, sino también estudiantes de otros establecimientos locales que necesitan apoyo para fortalecer su aprendizaje.
Sustento
Cada una de las obras se sostiene con la “Providencia divina” que se traduce a través del aporte de peregrinos, instituciones y feligreses en general. “La gran devoción que existe hacia la Virgen de Itatí contribuyó a que cada vez que los peregrinos vienen a rezar en su Santuario, también nos visitan y siempre donan ropas, mercadería y pañales”, destacó Guevara en diálogo con El Litoral.
Esos aportes solidarios son trascendentales para el sustento diario del Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí, ya que sólo 28 residentes poseen una pensión y obra social.
Ingresos que permiten a la vez paliar las necesidades básicas de todos los integrantes del hogar. “Por supuesto que lo que ingresa por esos conceptos no cubre todos los gastos porque hay que tener en cuenta que cada uno de ellos necesita atenciones especiales. Pero, sin duda es de gran ayuda”, explicó el sacerdote responsable del Cottolengo.
Sin embargo, esos recursos, hace más de un semestre, no llegan a la institución. Es que tal como sucede en otros cottolengos que funcionan en distintos lugares del país, en octubre recibieron el último pago por parte de las obras sociales: Pami, Incluir Salud y de las pensiones no contributivas.
La regularización de esos pagos, que ya fueron solicitados por escrito al Estado Nacional, son trascendentales para la atención de los residentes de la institución. Sobre esto comentó que en promedio -a veces más, otras menos- al Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí le faltan unos $15 mil para carnes, $20 mil para medicamentos e idéntica suma para pañales. Con respecto a esto último, hay que tener en cuenta que en el hogar utilizan unos 200 pañales por día.
Ante la consulta de qué hacen para cubrir ese déficit, el sacerdote aseveró: “Salimos a golpear más puertas, vamos a todas las que seannecesarias hasta que podamos conseguir garantizarles elementos que son básicos para los residentes”.
Este tipo de gestiones para conseguir recursos demanda tiempo. Por eso, lo adecuado sería poder contar con personas, instituciones o empresas que de forma regular brinden un aporte solidario al Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí.
“Si se consiguiera eso, sin lugar a duda sería maravilloso porque eso permitiría que todo el equipo de trabajo sólo esté concentrado en brindar contención a quienes habitan en el hogar y que no son sólo de Itatí, sino también de otras localidades de Corrientes, de Chaco y de otras provincias de la región porque cuando hay una necesidad, no hay límites geográficos”, manifestó el responsable del Cottolengo de Itatí.
No obstante, pese a las dificultades, cada uno de los residentes recibe la atención que necesitan porque siempre está “la Providencia Divina y el amor, la paciencia y solidaridad que brinda cada una de las personas que trabaja en el Cottolengo”, remarcó Guevara, quien hace un año y tres meses llegó a Itatí, pero siempre estuvo vinculado a la Obra Don Orione. “Crecí a cuatro cuadras del Cottolengo en San Miguel de Tucumán. Siempre tuve contacto con este tipo de instituciones”, acotó el sacerdote.
Obras
Luego, comentó que ahora se están preparando para una celebración especial que se hará mañana a las 9.30 con una misa en la Basílica de Itatí que será oficiada por el arzobispo Andrés Stanovnik. “Se invitó a la comunidad en general, a las autoridades locales, a las provinciales y numerosas instituciones. Esperamos poder contar con todos para conmemorar los 50 años del Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí, afirmó Guevara. Al mismo tiempo, comentó que en ese marco se presentará un proyecto muy especial para la institución y que tiene como objetivo renovar las habitaciones femeninos. La obra constaría de seis habitaciones con baños adaptados a las necesidades de los residentes y un patio interno. Los planos y el presupuesto total de la obra -$5.421.000- ya están listos e incluso cualquier persona lo puede ver en la recepción de la institución. Por lo que, a partir de mañana, desde el Cottolengo rezarán para poder recibir los recursos que le permitirán financiar las obras en sus actuales instalaciones. En paralelo, seguirán trabajando con la misma premisa planteada por Don Orione: “Las puertas del Pequeño Cottolengo no preguntarán cómo te llamás o cuál es tu creencia, sino cuál es tu dolor”.