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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El raro caso del ET que murió en la Tierra

En el campo del Fenómeno Ovni, hay muchos casos de abducción, de avistajes, de descensos de naves y de estrellamiento de Ovnis, pero hay muy pocos en los que aparecen involucrados extraterrestres muertos, salvo el famoso caso del crash de Roswell. Hay un caso, ocurrido en Suecia en 1955 y publicado en la prestigiosa revista alemana “Ufo Nachrichten” recién en 1978, que dio mucho que hablar en su momento y que fue considerado altamente verídico.

Por Francisco Villagrán

Especial para El Litoral

El principal testigo del hecho, el mayor de tres hermanos que trabajaban como leñadores en los bosques, sintió la necesidad de contar su impactante experiencia después de 23 años, quiso mantener su identidad en secreto, pero dio muchos datos y fundamentos del hecho. Lo único que se conocía sobre extraterrestres en esa época era que son parecidos a nosotros y del sexo masculino y femenino, y que también estaban expuestos a la muerte.

El relato del testigo a la revista especializada es el siguiente: “Yo vi una vez un humanoide, mejor dicho un enano, muy parecido al que suelen publicar algunas revistas de Ovnis. Fue en el año 1955, cuando estaba con mis hermanos cortando leña en el bosque de Bottenviken (Suecia). Un día de julio, a eso de las seis de la mañana, estábamos atareados cortando leña cuando pudimos ver a lo lejos un objeto de forma alargada, similar a un cigarro, que volaba zigzagueando a baja altura, en dirección a un río situado a unos 300 metros de donde estábamos. Pensamos que era un avión en emergencia que perdió sus alas y buscaba donde aterrizar”.

“Intrigados, corrimos hacia el lugar donde iba a caer el objeto -prosiguió- pero no vimos nada ni escuchamos explosión alguna, pero inexplicablemente todo a nuestro alrededor se llenó de una gran luminosidad. La luz era tan fuerte que podíamos ver a través de los árboles, como si se hubieran vuelto transparentes. De pronto sentimos una gran fuerza que nos arrastró hacia adelante, luego la luz fue disminuyendo de a poco y nos acercamos al lugar donde debió haber caído el objeto, pero únicamente hallamos pedazos de tronco y ramas rotas. Cuando ya nos íbamos del lugar, uno de mis hermanos gritó ‘¡oigan, acá hay un enano uniformado!’; conmocionados, corrimos al lugar y quedamos petrificados ante la visión. Los testigos contemplaron atónitos al pequeño y extraño ser que se hallaba sobre la hierba, al parecer sin vida. Su altura no excedía de 1,20 metro y a su alrededor centelleaba una luz blanquecina, como si fuera un aura que lo envolvía. Uno de mis hermanos intentó tocar al ET para ver si estaba muerto, pero retiró su mano violentamente al ser alcanzado por una corriente eléctrica. ‘Ahora saben quien soy’, exclamó en perfecto idioma sueco.

Los leñadores lo observaron entonces más detenidamente, era bien proporcionado, su piel amarilla, ojos negros y pequeños, en su frente y mejillas se veían muchas heridas, su nariz era muy pequeña, sus labios delgados, al igual que la boca, y dientes muy blancos, su cabello era casi blanco y el uniforme del pequeño ser era de color rojizo, muy ajustado al cuerpo, daba la impresión de ser metálico. Llevaba unos raros zapatones, tipo oruga, que seguramente le servían para caminar hacia atrás o adelante, sin mover los pies. Tenía un gran cinturón, ancho y con una gran hebilla que brillaba mucho. Se dio cuenta que lo estaba mirando mucho y me dijo: ‘Aunque por dentro estoy destrozado, gracias a mi uniforme aún me mantengo con vida’. Seguidamente el piloto extraterrestre metió la mano en un bolsillo y extrajo una pequeña cajita, similar a un atado de cigarrillos, que tenía varias perforaciones. Picó varias veces en ella con un instrumento metálico y luego la arrojó lejos; con una sonrisa nos advirtió que no la tocáramos, que con ella había avisado a sus amigos que nunca regresaría, es decir que ya no volvería a su mundo. Los rudos leñadores se estremecieron, se dieron cuenta de que estaban ante un ser que se estaba muriendo, pero que no era de este mundo”.

La muerte del extraño ser

“En los bosques de Suecia, un ser  venido del espacio estaba agonizando, pero antes nos dijo que venía de un lugar cercano a la constelación del águila, que varias civilizaciones antes que ellos habían visitado la Tierra en la antigüedad, algunos vienen para vigilar lo que hacemos, otros para estudiar nuestro planeta con el fin de ocuparlo algún día. A esta altura el ser extraterrestre comenzaba a respirar con dificultad, entonces de su traje sacó una rara bolsa, que me la dio y al mismo tiempo, con gran esfuerzo me dijo: ‘Cuando muera quiero que tú y tus amigos (mis hermanos) me depositen en esta bolsa y me arrojen al río, después han de lavarse muy bien las manos para evitar enfermedades’”.

“El brillo del aura del humanoide comenzaba a perder intensidad, miró al leñador intensamente y le sonrió, luego dijo algo en una lengua que jamás había escuchado y, retomando el idioma sueco, dijo algo que en ese momento sonó incoherente, pero después comprendimos.

‘Has venido hasta aquí en contra de tu voluntad y te vas en contra de ella, nuestra vida es como la niebla’. Alcanzó a decir algo más, como si estuviera rezando a un dios y luego murió. Esto nos dejó conmovidos a todos”.

El testigo termina su relato diciendo que sus hermanos, asustados, se habían alejado del lugar, entonces metió el pequeño cuerpo en la bolsa -pesaba como 90 kg- y “apenas pude arrojarlo al río, todo olía un olor fuerte, penetrante, como azufre, al sumergirse la bolsa, el agua comenzó a hervir a borbotones, dando a entender que algún proceso químico se estaba llevando a cabo; a los cinco minutos, ya no había nada en el río”. El cronista de “Ufo Nachrichten” preguntó sobre la nave extraterrestre y el testigo contestó que ya no la había visto ni sabía nada de ella. Por la seriedad de la revista especializada, se da pleno crédito al relato del testigo. En los archivos de la ovnilogía mundial están registrados varios accidentes que sufrieron naves de otros planetas y que provocaron la muerte de sus tripulantes. Este es uno de esos casos emblemáticos.

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