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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

¿A dónde van las mascotas cuando mueren?

Un tema polémico es el de la vida después de la muerte, y si es discutido en cuanto a la muerte de un ser humano, es de imaginar lo que sucede en cuanto a animales se trata, y a dónde van cuando mueren nuestras  queridas mascotas. Con motivo de celebrarse mañana el Día del Animal, vamos a desarrollar esta interesante temática, para tratar de clarificarla un poco.
Juntos. Gatos y perros conviven en el más allá.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Muchas personas se preguntan qué sucede cuando los animales mueren, en especial las mascotas, como perros, gatos y otros animales cercanos al hombre que conviven con él. Todos los animales son espíritus, ya que todos los seres vivos son entidades espirituales, tienen alma, energías. Nacen, viven, mueren y después regresan de nuevo al mundo físico en otros cuerpos terrenales. Su espíritu experimenta el mismo tipo de crecimiento espiritual que los humanos. Algunos expertos en el tema, aseguran que los animales pertenecen a lo que se dio en llamar como almas grupales, otros afirman que cuando mueren van al mismo lugar que los seres humanos, aunque, sus reacciones son distintas, involuntarias, y sus almas conforman un solo espíritu grupal. Es decir que tienen su propio “cielo” por llamarlo de alguna manera y pueden compartirlo con los seres humanos.

Aprenden a amar, a pensar con mayor atención y capacidad. Por eso se cree que las mascotas emulan el comportamiento de sus propietarios, entonces, muchos se preguntan si es posible comunicarse con nuestras mascotas fallecidas.

¿Cómo es la vida después de la muerte de las mascotas? Las almas de los animales cuando mueren pasan al reino espiritual al igual que las de los seres humanos. En el momento de la muerte, dejan su cuerpo físico y se convierten en un cuerpo etérico o también conocido como cuerpo astral.

Durante un corto período permanecen en nuestra realidad y luego se desprenden del cuerpo etérico, convirtiéndose en uno espiritual.

Los animales, al igual que los humanos, se unen a su círculo de seres queridos y la mayoría de las veces se reúnen con los espíritus de los familiares de sus propietarios o amos. A veces estas personas simplemente les ayudan a “pasar al otro lado” y en otras ocasiones envían mensajes a sus familiares que aún están con vida, confirmándoles que su mascota está bien en el más allá.

Experiencias increíbles

Muchas personas aseguran ver o escuchar a sus mascotas al poco tiempo de haber fallecido, y puede ser así, pues ellos permanecen espiritualmente en los lugares de la tierra en los cuales vivieron y retozaron durante tantos años. Pero, ¿se quedan siempre a nuestro alrededor? No, los animales también realizan la transición al más allá, al igual que lo hacemos nosotros, los seres humanos.

Incluso en el caso que una mascota haya tenido que ser sacrificada por una enfermedad, la transición es más rápida que si hubiera muerto por vejez, y allá se los ve libres y completamente recuperados de la enfermedad que lo llevó a la muerte.

Según los expertos, los animales se aparecen como orbes (circunferencias) de luz o incluso se manifiestan como eran en la vida terrena. Se puede ser capaces de olerlos, escucharlos o incluso sentirlos correr a nuestro lado, para hacernos saber que están allí, cerca nuestro, durmiendo en nuestra cama, como lo hacían cuando estaban físicamente. Pero lo más importante es que nuestras mascotas espirituales nos siguen amando incondicionalmente igual que lo hacían cuando estaban en el plano terrestre, preocupándose por nosotros y cuidándonos.

A veces los podemos ver o sentir, a veces no, pero siempre debemos estar seguros de que nos aman con un amor desinteresado y sincero. La comunicación psíquica con las mascotas fallecidas es posible y no requiere nada especial.

Lo más importante es transmitirles nuestro amor, al igual que lo hacíamos cuando estaban con vida. Porque la muerte es sólo el comienzo, ya que su energía continuará estando con nosotros, hasta que nos podamos volver a reunir con ellos. Nuestras mascotas no son simples animales, son seres espirituales que nos acompañan en un trayecto de nuestra vida y continuarán más allá del plano físico.

Hay médiums que han dado información sobre la supervivencia de los animales y para ellos no hay ninguna duda de que al llegar al otro lado, a la salida del túnel, encontraremos a nuestras queridas mascotas dándonos la bienvenida. Ellas van a un cielo, el mismo que ocupamos nosotros y llegan allí con mayor facilidad porque no están cargadas con nuestro excesivo equipaje emocional.

La médium británica Gladys Osborne, que investigó mucho al respecto, asegura que un animal al que uno ha amado acostumbra ir a parar a la tercera esfera, donde alguien cuida de él y donde lleva una vida normal de animal, hasta que se reencuentre con nosotros, incluso a veces es traído a este mundo para que nos vea mientras seguimos aquí en esta vida.

Cuando fallece un animal, salen a recibirlo en el más allá, los seres humanos con quienes mantenía una buena relación en la Tierra, almas generosas que cuidan a las mascotas hasta que se reencuentren con sus amos en el mundo espiritual.

Mientras viven en este mundo físico, ellas dependen en todo de nuestro cuidado, sólo nos piden que les demos de comer, tomar agua y darles cariño, sin pedir nada a cambio, y nos dan felicidad, amor incondicional y fidelidad para toda la vida y aún más allá. Viven pocos años comparados con nosotros, a lo sumo 14-15 años o excepcionalmente algo más. Por eso, el poco tiempo que estamos con ellos tenemos que brindarles cariño y hacerlos felices, para poder reencontrarnos con ellos después de la muerte física. Recordemos esto en el Día del Animal y en todo momento. Si los maltratamos, en algún momento nosotros también seremos maltratados.

Los perros también van al cielo….

Cuenta la leyenda que cuando muere un animal, que ha sido muy cercano a alguien, llega a un lugar del cielo llamado Puente del Arco Iris. Del otro lado del puente hay prados y colinas para correr y jugar como les gusta, hay suficiente espacio, comida, agua y sol para que ellos se encuentren cálidos y cómodos. Todos los que han estado viejos, mutilados y lastimados, son restaurados y vuelven a estar llenos de salud y energía como los recordamos en sus mejores momentos.

Nuestros amigos se encuentran contentos y satisfechos, excepto por algo: cada uno de ellos extraña a ese alguien muy especial que dejaron del otro lado y al que llaman amo o amigo.

De pronto, mientras todos corren, algunos se detienen y fijan su mirada en la distancia, su mirada brillante se llena de alegría, se estremecen de emoción y corren rápido hacia la mitad del puente. Es que te han visto que vienes y corren felizmente a recibirte. Sus lengüetazos llueven en tu rostro, tus manos pueden volver a acariciar a esa criatura tan amada, vuelves a ver esa mirada llena de amor y nobleza de tu mascota, que por un tiempo estuvo ausente de tu vida, pero nunca de tu corazón. Ahora tú y tu amigo, cruzarán el Puente del Arco Iris, para estar juntos para siempre…

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