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El lamentable final de Tarzán

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Sin duda el personaje de Tarzán, creado por la imaginativa pluma del escritor norteamericano  Edgar Rice Burroughs, es uno de los más famosos, sino el que más, a lo largo de la historia de las películas más famosas y conocidas de la historia del cine. Su primera aparición fue en la revista All Story Magazine en octubre de 1912 y posteriormente fue adaptado al formato de novela con el título de “Tarzán de los Monos” a la que sucedieron 23 secuelas, además de numerosos cómics, series televisivas y películas. Un impactante personaje que hizo historia y deleitó a muchas generaciones.

Se asevera que Tarzán es la encarnación moderna de la antigua tradición literaria del héroe criado por animales. Tarzán fue criado por monos, una mona lo adoptó, según la novela, y por los simios. También se puede citar a Rómulo y Remo, de Virgilio, los legendarios hermanos fundadores de Roma, que fueron amamantados por una loba. En tanto, en el “Libro de la Selva” el escritor Rudyard Kipling también se refiere a un niño criado por lobos y que adquiere, de manera maravillosa, la posibilidad de comunicarse con otros animales. Por otra parte, la historia de Tarzán tiene firmes reminiscencias del mito del “buen salvaje”, que dice que las personas que viven aisladas y en pleno contacto con la naturaleza no se encuentran contaminadas por la civilización moderna.

El más conocido actor que encarnó a Tarzán fue Johnny Weismüller, quien fue campeón olímpico de natación en 1936 en los Juegos Olímpicos donde tuvo una muy destacada actuación, que le valió una distinción como el más veloz de los nadadores de esos juegos. Cuentan, quienes estuvieron a su lado en los últimos días en un geriátrico, que a tal punto se creyó Tarzán que antes de morir gritaba y saltaba como el rey de la selva. Otros actores que interpretaron a Tarzán tampoco tuvieron suerte y luego de encarnar el personaje, desaparecieron de la gran vidriera del cine y terminaron sus días ignorados y olvidados. Entre otros podemos mencionar a Lex Barker, Gordon Scott y Ron Ely, como los más conocidos últimamente.

En agosto de 1976, Johnny Weismüller visitó Buenos Aires por segunda vez (antes lo hizo en 1969) y estuvo en el programa del Capitán Piluso, interpretado por el genial Alberto Olmedo. En esa ocasión dio algunos consejos sobre lo bueno de practicar la natación. Decía, entre otras cosas, que “todos los niños del mundo deberían practicar natación, aprender a nadar. Antes de hacerlo yo era un chico raquítico y luego, gracias a la natación, me puse realmente en forma y pude interpretar a mi famoso personaje. En mis comienzos me costaba interpretar a Tarzán, porque al principio los elefantes me daban asco, pero tuve que acostumbrarme y con el correr del tiempo me hice amigo de los animales. Alguna vez tuve la intención de actuar en otros papeles, pero fui sincero conmigo mismo y era tan mal actor que no me veía en otro personaje que no fuera el de Tarzán, no me quedó otra alternativa”, se sinceró y reconoció estar agradecido al rol que lo hizo famoso en todo el mundo. Una compañera de toda su vida fílmica fue la actriz Maureen O’Sullivan, que interpretó a Jane, su pareja en la ficción. Párrafo aparte para la mona Chita, que también contribuyó al gran éxito de Tarzán.

Chita era en realidad un chimpancé macho, pero se lo hacía pasar como una mona por razones del guion y la novela original. Había nacido en 1932 en Liberia, este del Africa y luego de participar en la mayoría de las películas de Tarzán con Johnny Weismüller, su vida es una historia de película que trascendió el tiempo y el espacio. Fue la compañera inolvidable de las aventuras de Tarzán y Jane, hizo las delicias de varias generaciones de espectadores llevando simpatía y humor que traspasaron la sala y la pantalla. Formó parte de la camada de animales actores que hicieron las delicias de muchas generaciones en cine y televisión, como Rin Tin Tin, Lassie, el Oso Ben y Ed, el caballo que habla, entre otros. Chita tuvo una existencia longeva, falleció a los 80 años en la Navidad de 2011, en un centro de residencia para primates en Florida, Estados Unidos. Maureen O’Sullivan (Jane) falleció el 23 de junio de 1998, a los 87 años, a su vez Johnny Sheffield, que interpretaba a Boy, el hijo de Tarzán, dejó de existir el 15 de octubre de 2010, a los 79 años.

Hubo algunas “películas malditas” cuyos intérpretes o parte del elenco no tuvieron un buen final, como “El Exorcista”, “Poltergeist”, “La Profecía”, “El juego de la muerte”, “Terror en Amityville”, “Superman”, “Drácula” y también “Tarzán” para no ser menos.

El triste y solitario final que tuvo Johnny Weissmüller, Tarzán, fue doloroso y lamentable para todos los que lo conocían de la pantalla grande, murió a los 80 años el 20 de enero de 1984, en un geriátrico de Acapulco, México, donde había sido internado cuando la demencia se apoderó de él. Fue así como Weissmüller creía ser Tarzán y quienes lo cuidaron en los últimos días contaron que emitía los gritos propios del personaje, su tradicional grito gutural que se hizo famoso, saltaba de cama en cama y quería treparse a las ventanas y al techo. A los enfermeros y guardias les costó mucho dominarlo en varias ocasiones, incluso debieron sedarlo para que se calmara. Falleció plenamente convencido de que era Tarzán, una situación muy similar a la que tuvo que atravesar el actor que interpretó al primer conde Drácula, y también el segundo actor, que fue Cristopher Lee, quien llegó al extremo de dormir dentro de un ataúd en sus últimos días. Algunos de los famosos actores se adueñaron de su personaje y se consustanciaron tanto que actuaron como tal hasta que la muerte se los llevó.

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