Erika Nicoletti
@erinicoletti90
A un mes de la muerte del reconocido perro Cartucho, otro animal mantiene viva la tradición mascotera de la Comisaría 7ª de Corrientes. Se trata del “sargento” Azrael, un gato de aproximadamente dos años que se convirtió en el nuevo guardián de la sede policial del barrio Ex Aeroclub.
“Su nombre fue elegido por el suboficial principal Dante Sandoval en honor al gato malo de Gargamel” (de la popular serie de dibujos animados “Los Pitufos”), relató a ellitoral.com.ar el comisario Erasmo González.
“No tiene grado de sargento de manera oficial, pero así lo identificamos simbólicamente entre nosotros”, añadió.
Azrael llegó hace casi un año a la seccional, donde pasa gran parte del tiempo entre la oficina de expedientes y la guardia. Es testigo del ajetreo diario de la vida policial del circuito poblacional más grande de la capital correntina.
Su cuidadora es la cabo primero Silvana Sánchez, quien se encarga de alimentarlo y mantenerlo saludable, como también hizo con Cartucho hasta su último día, el domingo 31 de mayo de este año.
“Al principio aparecía de forma esporádica, después se fue quedando. Cartucho no dejaba que nadie ingrese, pero al gato lo aceptó y cada uno respetaba su espacio”, relató Sánchez al ellitoral.com.ar.
“Le empezamos a dar de comer, le hicimos una cama, le compramos su plato y ahora está re instalado”, señaló la agente.
Si hablara, solo Azrael sabría responder al misterio que rodea la herida que le provocó la pérdida de un ojo.
“Cuando se enfermó Cartucho por problemas renales, desapareció durante tres días y volvió con un ojo lesionado”, recordó la agente Sánchez y explicó que fue sometido a cirugía para remover el globo ocular izquierdo en su totalidad.
Desde su llegada, y empujado por su instinto felino, el “sargento” se encomendó a la tarea de dejar libre de roedores la sede policial y elige tomar sus largas siestas reposando en una mesa negra de plástico ubicada en el ingreso, o desparramado sobre los escritorios.
Además, le gusta acompañar a la oficial sumariante Analía Fleitas durante sus jornadas laborales nocturnas. “Se acuesta entre los papeles y el teclado”, contó el jefe policial González.
De carácter apacible y amable, se deja aupar y acariciar por los humanos que desfilan por la comisaría. Sin embargo, su serenidad se rompe en presencia de otros gatos y perros, a los que logra intimidar con su complexión fuerte y robusta.
“Es muy manso, súper tranquilo, aunque desde la ausencia de Cartucho se puso territorial si aparecen otros animales”, contó su cuidadora, quien acostumbra a brindar ayuda a mascotas perdidas o abandonadas.
De eso y de la mala entraña que tiene Azrael con otros animales habla una anécdota: “Una vez vi en Facebook una publicación de un perro perdido que vino a parar acá y la contacté a la dueña, mientras Azrael dormía en la mesa, para intentar traerlo a resguardo hasta que lo busquen”, contó.
Alertado y desafiante, el gato “sargento” impidió el ingreso del can con arañazos y bufidos. “Al perro lo tuve que dejar afuera, atado a un árbol, y a Azrael encerrado porque estaba malísimo”, contó.
“Hace exactamente lo mismo que hacía Cartucho, que no tenía problemas con que los animales circulen por los alrededores, pero no permitía que nadie ingrese a la comisaría”, sostuvo Sánchez.
Durante el año que convivió con el popular perro, Azrael supo respetar su jerarquía. “Cartucho lo miraba y ya lo ubicaba”, recordó Silvana y resaltó: “Ahora es el único guardián de la comisaría”.
“El heredero”, completó el comisario González.
La historia de Cartucho y las nuevas anécdotas que genera Azrael forman parte del singular carácter de la Comisaría 7ª, que se destaca por su compromiso con el buen trato hacia los animales, algo que también se refleja en la cuenta de Facebook de la seccional, donde se ocupan de ayudar en la búsqueda de mascotas perdidas.