Por Juan Carlos Raffo
Corría el año 1866... y se produce la batalla de Curupaytí. Al fracasar el diálogo por la paz, la guerra volvió a cobrar el alto precio de millares de vidas argentinas. A las 11 de la mañana los aliados se lanzaron al ataque con 8.000 hombres hallando el contraste más duro de la guerra y el saldo de sus 8.000 efectivos muertos.
En esta batalla de Curupaytí pierde la vida Dominguito Sarmiento, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento, quien se hallaba en Washington, en misión diplomática. A Dominguito, el famoso educador sanjuanino lo adoptó como propio al casarse con Benita Martínez Pastoriza, viuda del chileno Domingo Castro y Calco.
A los pocos días de esta trágica derrota el general Nicanor Cáceres retorna desde el campamento de Tuyutí, aduciendo motivos de salud. Los suspicaces relacionaron este regreso con el verdadero propósito de Cáceres, que no era otro que el de vigilar de cerca a los opositores de su amigo el gobernador Evaristo López. Se instaló en su estancia El Paraíso de Curuzú Cuatiá y reorganizó sus fuerzas para sostener al gobierno.
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