Reserva de hierbas medicinales y aguas termominerales, de antiguas canteras de cuarzo y de quebrachos colorados, Ongamira es un destino asombroso en el Valle de Punilla, cercano a Capilla del Monte. En él, el arroyo de Los Morteros, el cerro Pajarillo y Los Terrones acompañan un imponente marco natural, ideal para el turismo alternativo y arqueológico.
A su vez, se deben visitar las Cuevas de Ongamira, que constituyen la Quinta Maravilla Natural de la provincia, y descubrir los diversos aleros arqueológicos. También, se puede hacer avistaje de cóndores y cabalgatas.
Un paisaje lleno de colores, aromas y sonidos. Los senderos verdes repletos de vegetación contrastan con los tonos rojizos de los grandes paredones de arenisca milenaria. ¿El resultado de eso? Un paisaje único pintado con una exótica paleta de colores en Ongamira. Las plantas nativas eran consideradas por los comechingones como una gran “botica natural”, entre ellas se destacan los helechos, zarzamoras y eucaliptos. Cuanto más alto, las hierbas serranas más envuelven con sus aromas.
El trayecto hacia la cima está condimentado por una gran variedad de especies de aves que deleitan con sus vuelos gracias a la preservación del lugar. El sello distintivo de este paisaje agreste es la presencia de la imponente Águila Mora y del majestuoso Cóndor.
La esencia del lugar
Adentrarse en el Valle de Ongamira para subir al Cerro Colchiqui es remontarse cinco mil años atrás en la historia de los pueblos originarios que lo habitaron. Desde la cultura Ayampitin, una de las más antiguas del país, hasta los comechingones, dejaron su cultura plasmada en estas sierras y las enriquecieron con un gran interés arqueológico.
Gracias a excavaciones realizadas por arqueólogos es posible reconstruir cómo era la vida de los primeros habitantes de esta tierra. De hecho, se pueden ver diferentes espacios que reflejan vivencias de nuestros antepasados en este lugar que consideraban sagrado. Allí también, se encuentra el “museo viajero”, una sala móvil donde se pueden encontrar los materiales y la información recolectada en los sitios excavados. Los visitantes pueden conocer cuáles fueron los procesos arqueológicos realizados en el cerro y cómo se conservan los materiales extraídos.
Dos caminos para llegar a la cima
Con una extensión de 1.557m. de altura el Cerro Colchiqui, cautiva en cada rincón del camino. Y cuenta con una parte muy peculiar, a la mitad del recorrido, se debe elegir doblar a la derecha o a la izquierda. La consecuencia de esta decisión llevará a dos paseos diferentes. Por un lado, las grutas hacia la Cueva del Indio, antiguo lugar en el que los pueblos originarios molían sus alimentos, y por otro lado, el ascenso hasta la cima del cerro, donde se puede apreciar la mejor vista panorámica del Valle de Ongamira y contemplar sus 4 puntos cardinales.
Entre museos
Entre las paradas obligatorias está el museo Deodoro Roca, un espacio cultural que resguarda la máquina de escribir con la que se redactó el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria. Se suma el “museo viajero”, con una sala móvil que exhibe materiales y colecciones recolectadas de las excavaciones que paleontólogos y arqueólogos realizaron en el lugar.
Cuevas
Para adentrarse en la esencia de Ongamira, vale la pena conocer las cuevas (también llamadas grutas), Quinta Maravilla Natural de Córdoba. Por la fuerza del viento y el desgaste de la lluvia, estos enormes paredones de piedra rojiza se erosionaron formando un paisaje digno de admiración. Son tres grutas, ubicadas a unos 1500 metros sobre el nivel del mar, a lo largo de 60 hectáreas. En la última, pueden verse ocho morteros.
Entre helechos, eucaliptus y zarzamoras, reluce esta increíble formación rocosa, protegida por los cerros Pajarilo, Áspero y Charalqueta o Colchiqui. En ella, los primeros pobladores de la zona se disputaron en combate contra la invasión española. Para descubrir esta joyita histórica, es posible dirigirse en cualquier momento del día (hasta la puesta de sol) y se abona un ingreso por persona.