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Mi pareja no me presta atención

Muchas personas que están en pareja no les prestan atención a quien tienen a su lado. La mayoría de ellos creen que, con estar presentes o hacer lo que están haciendo, ya es suficiente. Que el otro tiene que conformarse y no demandarles nada. ¿Por qué se comportan así? Para ellos, la atención vendría a ser un préstamo excesivo. Saldan el vínculo con su presencia o con sus acciones cotidianas.  

Por Bernardo Stamateas

Colaboración especial

Tal actitud provoca que la otra parte les demande atención todo el tiempo: “Préstame atención… mírame… escúchame… nunca me prestas atención… compartí algo conmigo… considérame… teneme en cuenta”. Esto va generando lentamente una distancia emocional entre ambos. Y es así como, en una relación, podemos estar a pocos metros físicos, pero a kilómetros afectivos uno del otro.

Los tres mejores regalos que una persona puede darle a su pareja, o incluso a sus hijos, son: mirar, oír y acariciar. Cuando uno le presta atención a alguien, le está diciendo: “Te considero, te valoro, sos importante para mí”. En medio de las vidas tan atareadas que todos llevamos, la atención es un regalo que damos y que vuelve hacia nosotros en un vínculo que crece y está lleno de respeto y amor.

Muchas veces me han preguntado si es posible tener una relación de pareja feliz. ¡Claro que sí! Pero muchos creen que, para llevarse bien con quienes tienen al lado, el otro tiene que cambiar. Lo ideal es que cada uno tome la decisión de crecer individualmente. Por lo general, cuando yo crezco, quien me acompaña en el camino de la vida también crecerá.

En esta clase de relación tan íntima, no importa quién hace o quién da más; tampoco quién es más exitoso en su ocupación. Es un vínculo que se construye día a día sobre la base del amor y el respeto mutuos. ¿Cómo? Estando dispuestos a trabajar en equipo. Así se arma lo que conocemos como “el cerebro de pareja”. Es decir, el nosotros donde hay un espacio en común y, también, dos espacios individuales.

“Pero, Bernardo, ¿cómo hago para llevarme bien con mi pareja?”, he escuchado muchas veces. Como ya mencioné, fundamentalmente determinándome a crecer yo, a tener sueños propios e ir detrás de ellos. Porque, si me siento satisfecho y contento conmigo mismo, el otro no tendrá que reclamarme atención ni ninguna otra cosa.

Un ser humano que enriquece y expande su vida adquiere la inteligencia emocional para escoger la mejor pareja para él o ella. Esto es así porque se ama a sí mismo lo suficiente como para tratarse bien y tratar bien a los demás. También para disfrutar su propia compañía y disfrutar la de otras personas. Esto implica que es feliz “con” o “sin” compañía.

La felicidad y la plenitud no se encuentran en otra persona, sino, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros. Entonces, cuando uno se presta atención a sí mismo, a sí misma, después puede trasladar eso a la pareja y a todas las relaciones interpersonales que disfrute. 

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