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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Una investigación del Conicet analizó cómo se nombra a la población travesti/trans

La publicación científica entendió a la Ley Nacional de Identidad de Género como una bisagra temporal, a partir de noticias publicadas en portales digitales de la ciudad de Corrientes. 

Iván Benítez

ibenitez@ellitoral.com.ar

Una investigación del Conicet analizó las formas que asume la representación de la población trans y travesti en noticias publicadas en los portales digitales de los diarios Época, Corrientes Hoy y El Litoral. Mostraron así la categorización de estas identidades en los periodos anteriores y posteriores a la sanción de la Ley Nacional de Identidad de Género N° 26.743 (promulgada en 2012). 

Por ejemplo, con una noticia publicada en 2011 (y destacada por Agustina Galligo Wetzel y Alejandro Silva Fernández en su investigación) este diario informó: “Matan de 40 puñaladas a un changarín; detuvieron a un travesti”. 

“En esta noticia se repite la operación representacional en la que se inscribe la criminalidad asesina sobre la identidad travesti. El título exalta la identidad sexo–genérica de la persona involucrada en la presunción de culpabilidad, mientras que durante el desarrollo se abandona casi por completo la mención de dicha identidad para referirse a la persona sospechosa como “un peluquero homosexual”; es decir, al oficio de peluquero se le añade una orientación sexual, operación inusual si tomamos en cuenta que en raras ocasiones las noticias vinculan oficios y actividades laborales a la heterosexualidad como una característica que constituya un dato de relevancia. Asimismo, durante el desarrollo, la noticia alterna los modos de nominación: en ocasiones se refiere al ‘peluquero homosexual’, en otras solamente hace referencia a ‘un homosexual’, ‘un joven homosexual’, ‘el muchacho’, ‘el detenido’, mientras que en otras ocasiones habla del ‘travesti’, en referencia siempre a la misma persona”, explicaron.

Para esta investigación, la sanción de la Ley Nacional de Identidad de Género constituye un periodo bisagra en términos de la lucha de la población Lgbttiq+ en Argentina, y eso lo mostraron a partir de una selección de noticias. “Observamos que las noticias de otras secciones no policiales en los portales digitales analizados empiezan a cambiar su estrategia mediante el uso de la nominación trans, pero se reserva solo para designar actividades valoradas como moralmente correctas o que se ajustan a las formas de coherencia y legibilidad que los binarismos cis-heteronormativos construyen”, indicaron .

Para 2013, en una noticia con el título “Contraerá enlace la primera chica trans en pedir cambio de identidad de género”, en la sección “Derechos Humanos” del diario El Litoral, identificaron denominaciones distintas: chica trans, la novia. En la investigación remarcaron que “otro detalle para tener en cuenta es que el tono de la nota avanza hacia un régimen representacional donde el énfasis de la noticia está dado por el acceso a la igualdad de derechos, con lo que abandona el esencialismo biologicista que caracteriza a las notas citadas antes, donde la condición travesti es insistentemente emparentada con hechos delictivos y con el género gramatical masculino como denominador común”.

Monstruosidad

Galligo Wetzel y Alejandro Silva Fernández explicaron que su análisis de la noticia parte de los estudios de género, los estudios culturales y los presupuestos del análisis sociolingüístico en diálogo con la categoría biopolítica de monstruosidad.

Este equipo del Insituto de Investigaciones Geohistóricas (Ighii) buscó poner en evidencia “la asociación confusa e intencionada que los medios gráficos de comunicación producen entre las identidades travestis y la criminalidad”. 

“Estos medios producen y reproducen redes semánticas que sientan las bases para la sedimentación de los significantes que otorgan inteligibilidad a la población trans/travesti como portadora de aquello que se ha definido en términos de monstruosidad negativa”, señalaron en una publicación de la revista mexicana de Ciencias Sociales. 

Al entrar en diálogo con otras noticias que dan cuenta de otras formas de existencia, notaron que “se sitúa en la categoría de normalidad a aquellos perfiles que logran adaptarse a los esquemas impuestos por la matriz cis-heterosexual, aunque el discurso mediático se encargue de resaltar su condición de habitante del margen”. La reiteración de la nominación travesti en casi todos los casos en que las noticias hacen referencia a una persona que no se ajusta a los binarismos cis-heteronormativos, según este estudio, nos ubica frente a un lugar de ambivalencia enunciativa. 

Negatividad

Por un lado, la designación travesti, cuando opera desde los medios de comunicación hegemónicos y patriarcales de la ciudad de Corrientes, parece portar una negatividad constitutiva; aun cuando resulta de difícil constatación que quienes redactan las noticias lo hacen desde un lugar transodiante, de acuerdo con esta investigación, sí es posible observar algunas distinciones copiosas de uso que se dan entre el vocablo trans y el vocablo travesti. 

El primero está dedicado a las noticias moralmente “aceptadas” y valoradas por la matriz cis-heterosexual (como anuncios de unión civil o puestos de trabajo formal valorados como positivos); el segundo es depositario de asociaciones arbitrarias, desdeñables, exaltado en los titulares y, las más de las veces, confundido con otras identidades sexo-genéricas, así como orientaciones sexuales en el desarrollo de las noticias.

Otro ejemplo de El Litoral fue publicado en 2016 (después de la promulgación de la Ley de Identidad de Género): “Árbitro denunció que pasó la noche con un travesti y le robaron todo”. 

“En este fragmento puede advertirse que el discurso periodístico apela a un tono humorístico para hacer referencia a un hecho delictivo denunciado: que un árbitro fue despojado de sus pertenencias”, señalaron. 

Gallino Wetzel y Silva Fernández pusieron atención en que el título y el cuerpo de la nota identifican a la denunciada como “un travesti”, hacia el final del texto se la adjetiva como “bella compañía”, apelando al uso de la ironía para describir el hecho. Insistieron en que el régimen representacional alude a la insistente asociación de la identidad travesti con la delincuencia, pero al mismo tiempo es esa misma condición la que le otorga la nota de “color” al acontecimiento, “en un intento de aminorar el hecho delictivo para convertirlo en una anécdota jocosa”.

Evidencia

En la introducción de esta investigación, publicada en la revista científica Cultura y Representaciones Sociales, sugirieron que el término travesti tiene una fuerte raíz histórico-política, ya que si bien su origen está vinculado al discurso psiquiátrico y policial, su uso persiste en los activismos. Esto obedece a una resignificación que está en estrecha relación con la memoria de las luchas llevadas adelante por el colectivo contra la persecución y la violencia institucional. 

“También es sabido que no todas las personas se adscriben únicamente a esta categoría, con lo cual resulta capcioso el análisis de los usos enunciativos que los diarios de Corrientes capital producen, ubicando siempre como preferencia el uso de la identidad travesti, incluso luego de sancionada la Ley de Identidad de Género que, de cierto modo, viene a ampliar el repertorio de nominaciones identitarias y, en consecuencia, de reconocimiento social”, advirtieron Gallino Wetzel y Silva Fernández.

El análisis fue realizado con el propósito de que permita “visibilizar la dimensión política del término travesti y la potencia que porta la resignificación de su uso por parte de los colectivos travesti y trans”. 

Según este estudio del Conicet, “queda en evidencia que el término travesti es utilizado para vincularlo con la escoria de la sociedad, mientras que trans queda reservado para hablar de conductas moralmente valoradas por los aparatos de normalización; cabe profundizar y comprender que la reivindicación de la identidad travesti es una urgencia que trastoca, desliza y hace tambalear las construcciones de sentido que se piensan hegemónicas y universales”.

Ley

Decidieron establecer el anclaje temporal marcado por la sanción de una ley “porque se trata de una de las reformas legislativas más significativas para la población travesti y trans”. 

Uno de los aspectos más significativos de la Ley de Identidad de Género, según Gallino Wetzel y Silva Fernández es que establece una clara distinción entre la identidad de género y la genitalidad, entendiendo a esta última como un factor más en el proceso ligado a la construcción sexo-genérico-identitaria; es decir, un factor no central y tampoco esencial dentro de dicha construcción. Otro de los avances que presenta esta normativa, y destacado en la investigación, es el acceso al cambio registral del nombre de pila, la imagen y el sexo en el documento nacional de identidad (DNI), al establecer en su artículo 4° que “en ningún caso será requisito acreditar intervención quirúrgica por reasignación genital total o parcial, ni acreditar terapias hormonales u otro tratamiento psicológico o médico” (Ley 26.743) para acceder al cambio registral según la identidad autopercibida.

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