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Dora del Grande, de Mercedes al Teatro Colón y al mundo

Dora del Grande. Retrato de 1924.
De visita en Mercedes. En la imagen, junto a May Balbastro su alumna, de 4 años.

 Dora Grande nació en Mercedes, y desde muy pequeña experimentó una irresistible atracción por la música y la danza. Su padre Juan Bautista Del Grande (Italiano) se radicó en Mercedes como Ingeniero constructor de la obra del Hospital Civil en 1890, y llegaron con él su esposa Valentina Griesnet e hijas. Tres mujeres que nacen en el Payubre: Marcela Ernestina, nacida en 1901; Juana en 1906 y Dora Agustina en 1909.
    Desde muy pequeña experimentó una irresistible atracción por la música y la danza. Pero su madre, temiendo por su frágil constitución, no creyó conveniente que se dedicara a su estudio, ya que la ruda disciplina a la que tendría que someterse, le exigiría enormes sacrificios. Su hermana Ernestina, intuyendo quizá el brillante destino artístico que le aguardaba, insistió hasta lograrlo, en que se diera libro curso a su temprana vocación.
    Se trasladaron entonces a Buenos Aires, en donde la niña gozaría de una más amplia perspectiva. Fue su primera maestra María Olenewa, titular de Escuela de Danza Estatal.
    Ingresó el Teatro Colón  a los 11 años, dedicándose afanosamente a sus estudios. A la edad de 13 años, actuó como integrante del cuerpo de baile de nuestro gran Coliseo, animando a uno de los negritos de Aida y más tarde intervino en “Marufí”. 
Sus vacaciones en Mercedes - Quince días de Enero eran infaltables. Cobraba energía, reciclaba su espíritu y sus 16 años concentraba la atención de las niñas y chicas que admiraban su talento.
May Balbastro Barberán Aquino de Raffo, mi madre: desde mi niñez me comentaba, que ella tomaba clases de danza en su casa con una chica jovencita Del Grande, a quienes hoy, en este 2023 revisando su baúl de recuerdos, me encuentro con un ejemplar de la Revista “Yurú Peté”, en que la periodista Lisa Zorrilla le realiza una nota magnífica en el año 1950.
    Me contaba mi madre, una de las mujeres más cultas que conocí en mi vida (ella decía que la Escuela Normal de Mercedes tenía un nivel pre universitario) que las hermanas Del Grande se reunían en Mercedes y que cuando ella con 9 años viajaba con mis abuelos a Buenos Aires, a las Exposiciones Rurales de Palermo, ir a verla al Teatro Colón para la familia era como una obligación.


    En un reportaje por televisión que le hacen a mamá, ella cuenta que esa jovencita bailarina, despertó en ella su vocación artística que la llevó a ser, ya radicada en Curuzú Cuatiá, Profesora de Literatura, Profesora de Educación Física y Profesora de Danzas Clásica y Folclore. Y es cierto. Hasta sus 85 años, en el 2005 que falleció, la vimos en casa tocar el piano, bailar, recitar y hacer discursos para cientos de maestras que recurrían a ella en cada acto escolar. 
    De Dora Agustina Del Grande nunca se olvidó. Y refuerza mi comentario los descendientes que viven en Mercedes del periodista Fernando Figuerero, que fue un amigo de toda la vida de las hermanas Del Grande. Le realizó una entrevista magnífica para el  Diario La Razón de Mercedes, el Liberal de Corrientes y La Nación de Buenos Aires.       Escaló desde entonces posiciones con extraordinaria rapidez gracias a sus relevantes méritos, pero lo que realmente la consagró en forma definitiva ante el mundo, fue su brillante actuación en el “Amor Brujo” de Manuel de Falla y Matheu, nacido en Cádiz y que vivió hasta morir en el año 1946 en Alta Gracia Córdoba. Fue uno de los compositores más importante de todos los tiempos). En esta obra Dora Del Grande interpretaba el papel de Lucía.
    Una de las satisfacciones más hondas  de su vida artística la recibió en oportunidad de su actuación junto a Miguel Fokin, a quien considera como el verdadero renovador, desde 1909, del arte de la gracia y la armonía. 
    En sus numerosas actuaciones visitó las más grandes capitales europeas entre las cuales destaca Berlín; allí estudió con Madam Edwardowa , profesora de carácter y bailarina del Teatro Imperial de Petrogrado (capital del imperio Ruso y el centro financiero e industrial más importante). En estas vivitas la guiaba muy especialmente  su afán permanente de superación. Y a esto iba aparejado un amor profund hacia todas las manifestaciones del arte, ante las cuales su exquisita sensibilidad se extasió en los más famosos museos de Europa. Las palabras le parecen pocas para expresar su admiración por los frescos de Miguel Ángel, cuya grandiosidad excede los límites de lo sublime. Nos habla de las generosas madonas de Boticelli, del colorido magistral del Ticiano, de la infinita delicadeza de las danzarinas de Rodin y Boudelle y de la multitud de maravillas que la desbordaron.
¿Y en cuanto a sus aspiraciones señora, que puede decirnos? pregunta Lisa Zorrilla.   Una de las más largamente acariciadas, ha sido llegar a estudiar arte escénico bajo la dirección del genial Max Reinhardt, el productor cinematográfico, y director de teatro y cine que tuvo una importancia vital en la renovación del teatro moderno.
    Pero, nada ocupa entre mis anhelos un lugar tan privilegiado como aquel de bailar algún día ante el público de mi provincia natal, anhelo que si bien nuca pudo cumplirse debido a mis innumerables compromisos artísticos, se verá cristalizado dentro de muy poco tiempo, dado que existe un proyecto formal de la señora esposa del gobernador de Corrientes General Filomeno Velazco, doña Guillermina Pascarella, con respecto a la realización, en el Teatro Vera, de un recital de danzas en carácter de beneficio para le escuela y hospital.
     “Puede usted imaginarse, decía Dora Del Grande- con que intensidad deseo yo ver nuevamente la tierra de mi Corrientes y aquellas maravillosas puesta de sol que nunca he podido olvidar. Los años transcurridos no han hecho otra cosa que ahondar los recuerdos de mi infancia.” 
    A través de estas palabras  de Dora Del Grande, sentimos la fuerza de su vibrante personalidad., en sus facetas de mujer sensible y de artista admirablemente dúctil.  
    Perteneció a la camada de una de las primeras bailarinas solistas del Ballet Estable del Teatro Colón. Fue la primera bailarina, coreógrafa y profesora de la argentina. Vivió sus últimos años en la tranquilidad de Villa Devoto, en Buenos Aires, donde falleció en 1966.
    Gracias Mercedes por darnos “a Luz” a esta maravilla del arte mundial. Gracias “Yurú Peté” por complementar con estas historias el formidable pasado de nuestro Corrientes.

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