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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Las lágrimas del científico

En plena pandemia la plataforma Experiencia Leamos invitó al doctor en física, el argentino Alberto Rojo a conversar sobre su libro “Borges y la física cuántica” donde afirmó: “cada vez que leo a Borges, me produce una herida distinta”.

Tal vez es eso lo que me produce escribir esta última entrevista de 2023 realizada a Daniel Chao como integrante de una delegación interdisciplinaria que estudió los campos de batalla de Malvinas durante una semana en el mes de noviembre. El regreso al tema todavía produce heridas y dolores insospechados aún a los científicos.

Chao es un cientísta social que usa el lenguaje académico con rigurosa precisión pero en la entrevista, que es esencialmente una conversación oral, pude ver cierto  desplazamiento a lo emocional cuyo motivo no se describir con exactitud.

Nuestro entrevistado se permite en la charla la emoción,  que tal vez no estará expresada en sus textos académicos. Sin embargo no evita contar su llanto en Malvinas porque no es posible eludir la conmoción o el desasosiego que le produjo atravesar  los campos de batalla junto a algunos de los protagonistas del enfrentamiento con los ingleses en 1982.  Con emoción caminaron entre sombras y ausencias. Ex combatientes y científicos recorrieron los campos de batalla, reconocieron viejos objetos y también se sacaron fotos allí. 

Ahora de regreso,  Chao nos recuerda el valor de estos saberes construidos gracias a este tipo de estudios y que la muerte nunca ha sido del todo silente en los sitios del territorio patrio. 

Ahora este grupo de científicos en algún momento debe lidiar con la implicancia y la subjetividad, pero también saben que es posible liberarse de las emociones a la hora de abordar el estudio de la guerra de Malvinas. 

La guerra, la muerte, la valentía, las acciones grupales o la violencia que son analizados en estos estudios deben tener el tamiz del rigor del análisis científico que llega después de las lágrimas.

“Si no te pega en el alma sos un robot, pero hay un momento para emocionarse y otro para hacer el trabajo despojado de la subjetividad” me dice Chao.

Cada vez que regresamos  al tema  Malvinas nos sigue produciendo heridas distintas..

Daniel Chao estudia la cuestión Malvinas desde hace más de 10 años. La curiosidad y la pasión comenzó cuando era un joven estudiante y continúa hasta hoy como investigador adjunto de CONICET. En un determinado momento estableció un vínculo con la antropóloga Rosana Guber cuando  integró el tribunal de su tesis doctoral y cuando prologó su libro “¿Qué hacer con los héroes? Los veteranos de Malvinas como problema de Estado” publicado por Editorial SB.

A partir de ahí continuó en contacto con Guber que  lo invitó a formar parte del “proyecto de mapeo” de los combates de Monte Longdon y de Tumbledow.  Integró entonces un equipo amplio que incluía gente del campo de la historia, de la antropología, veteranos militares que además son docentes en la Universidad de la Defensa y un equipo de la UNNE que comandaba el. 

Chao es Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y Especialista en Historia Regional por la misma Universidad. y titular del Seminario de Tesina, ya no estoy más en Teoría II.

¿Cómo fue esa experiencia? ¿En qué consistió ese trabajo específico del campo?

Fuimos a hacer un trabajo de reconocimiento en dos escenarios de batalla. Estudiamos las batallas del Monte Longdon que fueron entre el 11 y el 12 de junio de 1982, y la batalla de Tumbledown que fue entre la noche del 13 y la mañana del 14 de junio de 1982. Las dos batallas incluyeron unidades de dos fuerzas distintas. La batalla del Monte Longdon estuvo el Regimiento de Infantería Nº 7, que en ese momento estaba en La Plata, una unidad de infantería del Ejército, y la batalla del Monte Tumbledown incluyó al Batallón de Infantería Marina Nº 5, que en ese momento estaba y sigue estando en Río Grande, es decir, una unidad de infantería pero de la Marina. Ahí tenemos un primer elemento comparativo. 

El segundo elemento comparativo es que las unidades que efectivamente entraron en combate fueron dos secciones, una sección del Batallón de Infantería Marina Nº 5, la sección 4 de la Compañía Nacar, que estaba a cargo del Teniente Vázquez, y en el caso del Regimiento de Infantería Nº 7, y una sección de la Compañía A del Regimiento, que estaba a cargo del Teniente Baldini. 

¿Cuántos hombres eran?

Estas dos secciones,tenían entre 40 y 45 hombres y se enfrentaron a dos compañías cada una de dos unidades de los Royal Marines, la Guardia Escocesa en el caso de Tumbledown, y el Regimiento de Paracaidistas Nº 3 en el caso de Monte Longdon, es decir, alrededor de 40 o 45 hombres se enfrentaron con unos 300 hombres fuertemente pertrechados y con con tecnología.

Solamente con estos elementos dan una idea de combates encarnizados, más allá de las particularidades que tuvieron estos combates. 

¿Qué hacen con esos datos?

Dentro del proyecto, en base a estos elementos comparativos, estudiamos las formas en que las Fuerzas Armadas organizan sus composiciones sociales. Es decir, el mando, que es la capacidad que tiene un líder de poder conducir y la logística, que es la organización, armamento, comida, ropa, etc. Tratamos de ver a partir de estos dos elementos, mando y logística, cómo fueron, qué sucedió en estos combates. Lo que fuimos a hacer a Malvinas fue un trabajo de reconocimiento de esos dos campos. 

Hay fotos que son impresionantes recorriendo el lugar y buscando algunos pequeños objetos que son grandes hallazgos porque permiten estudiar algo que no estaba visto todavía. Contame los detalles de ese trabajo de campo. 

Son los campos de batalla en Malvinas, es sorprendente lo que se encuentra del lado argentino,  los británicos limpiaron todo, pero dejaron los restos del paso de nuestras unidades, muchas cosas quedaron allí. Uno encuentra armamento, ropa, frazadas, elementos de medicina, hasta pequeños blisters de las mermeladas. Es un museo a cielo abierto, el campo de batalla en Malvinas. 

¿Pueden extraer o tienen que estudiar y dejarlos? 

Como cualquier científico sabe, que lo encontrado, se fotografía, se toma nota y se lo deja en el lugar. No podemos extraer absolutamente nada. Pero además ningún ciudadano argentino, puede tocar absolutamente nada porque los controles a la salida de Malvinas son tremendamente exhaustivos e invasivos. 

¿Qué encontraste que no sabías o qué viste que te conmovió? Porque aquí hay un trabajo profesional pero además, supongo que también en un momento hay  emoción.

Voy a ser totalmente sincero, me la pasé llorando. Había visto videos, fotos, había leído mucho sobre esas dos batallas, pero lo que uno se encuentra allí, es la soledad absoluta, y no dejamos de pensar en nuestros soldados, algunos de nuestros suboficiales y oficiales que fueron muy valientes y estuvieron muy pegados a su gente, otros no (o es uno de los grandes problemas de la guerra). 

En el caso de Monte Longdon no me lo imaginaba tan enorme, tan amplio, con tantos corredores. Los montes en Malvinas son de baja altura, pero tienen muchísimas piedras y corredores, caminando por ahí me imaginé lo que sucedió en esos espacios.  Me imaginé los asaltos a estas unidades tan chicas de nuestros combatientes y eso te destruye, destruye ver esa soledad. Pensé que mientras algunos estaban combatiendo, otros estaban corriendo hacia Puerto Argentino, te das cuenta de la fragilidad, ¿no?, la fragilidad. 

Como escena humana te desarma, porque las guerras incluyen actos de valentía hasta actos de cobardía absoluta, uno puede ver eso. Por ejemplo, lo puede ver cuando encontramos en  algunos espacios cartuchos o vainas servidas. Es decir te das cuenta dónde se tiró y dónde se corrió. Obviamente no es un juzgamiento moral el que hago, entre otras cosas porque no sé qué haría en una guerra, no soy un profesional de la guerra.

¿En el caso de Monte Tumbledown?

Es impresionante. Al Teniente Vázquez le disparaban desde el sur, desde el norte y desde arriba de una montaña, ellos eran 36 personas en un combate de unas 7 horas donde le disparaban en 360 grados. 

Es demasiado. Es tremendo lo puede ver e imaginar subiéndose a los montes porque ves la altura de donde le disparaban, ves el pozo donde había uno, donde había otro, en ese sentido el trabajo de los arqueólogos es impresionante porque tienen la capacidad visual de reconocer cuando algo es un bombazo, cuando algo paso en un pozo o en una pirca, entonces ahí lo que vemos es el grado extremo de hostilidad. Mientras combatían recibían disparos de artillería de fuego naval, bombas desde vehículos blindados, bombas de fuego de artillería de campaña, bombas de todos los colores y de todos los lugares, también balas trazantes y fuego de fusiles.

Durante 7 horas en las condiciones climáticas de Malvinas vivieron eso bajo la nieve, días de lluvia, de granizo, vientos increíbles, una experiencia que no es transferible. Tuvieron frío, sintieron la soledad, el hambre, es tremendo. La experiencia es tremenda. 

¿Quién es Gustavo Pedemonte? 

Gustavo Pedemonte era jefe de un grupo de tiradores de la segunda sección de la Compañía B del Regimiento 7. Es correntino, cumplió  funciones allí y tuvo a cargo de un grupo de cinco o seis soldados. Gustavo es un tipo muy valiente, creo que es lo máximo que puedo decir, un tipo que nunca dejó solo a sus hombres y nos acompañó en este viaje y nos permitió reconocer la diferencia entre una posición y una covacha, como lo dice él por eso vimos los lugares donde ellos dormían. Gustavo fue un tipo central, también Raúl Castañeda y Héctor Tessey.

Gustavo es un tipo muy inteligente, y una persona muy comprometida con la causa Malvinas, y viene acompañando al equipo y al grupo de arqueólogos hace mucho tiempo, y nos sirvió muchísimo para entender un poco más.

El equipo trabajó con veteranos y con las fuerzas armadas, recibimos un acompañamiento muy grande del Ejército Argentino, de la Escuela Superior de Guerra, y de la Universidad de la Defensa.

Supongo que un montón de cosas que tenían estudiadas y tal vez lentamente fue transformándose en otra cosa que todavía no sé si se puede nombrar.

¿Cuáles son esas dos o tres ideas centrales?

En este momento estamos analizando información. En el caso del equipo arqueólogo, están analizando el grueso de fotografías y el registro de campo que hicieron. En mi caso, mi trabajo tiene más que ver con el Estado, estoy tratando de volver sobre los documentos y pensar las líneas de mando del continente hasta la unidad mínima de la batalla. En el caso de la gente de antropología, están volviendo sobre los sentidos atribuidos a estas dos batallas.

No voy a hablar en nombre de mis colegas, pero estoy en un momento de shock todavía, organizando ideas y rearmando todo lo que teníamos. El objetivo es, una vez que esto pase, el año que viene empezar a poner blanco sobre negro y pensar cómo hacer para poder divulgar esto que todavía está en la cocina.

¿Es la primera vez que vas a Malvinas?

Sí, la primera vez. 

¿Y qué es Malvinas para vos ahora después de esto?. 

No soy un malvinero, respeto muchísimo a la gente que lo es, en el sentido de llevar la causa a todos lados y el sentimiento que genera eso. Soy muy respetuoso de eso, para mí Malvinas siempre fue un problema de la democracia. Mi trabajo siempre tuvo que ver con la posguerra, no con la guerra. Esta es la primera vez que me acerco a la guerra. 

Lo interesante es que mi viaje me refuerza la idea de que tipo de guerra fue,  cómo fue planificada y llevada adelante es una muestra más del “ser argentino”. 

Se ven todas las improvisaciones, las bombas de humo que tiran los que están más arriba, y cómo son los de abajo los que tienen que hacerse cargo de las situaciones. Es algo que, estando ahí, entendiendo lo que se tuvieron que bancar los soldados, algunos oficiales, y la ligereza con la que algunos hablan del hecho.

Entonces sigo considerando que Malvinas es un problema del Estado argentino, y es una manera muy interesante de mirar, un catalizador muy claro de cómo somos como sociedad. Y qué ha hecho nuestro Estado por nosotros en estos años. Eso significa para mí Malvinas en mi investigación y en mi vida personal también.

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