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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Pobreza, ingresos y estanflación

La inflación parece escalar sin freno y los ingresos cada vez son más castigados. El resultado: pobreza.

Así, el último trimestre de 2022 arrojó como resultado estadístico un incremento en la cantidad de personas pobres en la Argentina hasta alcanzar el 39,2 % de la población.

La peor parte -señaló ayer el economista y analista Manuel Adorni- una vez más se lo llevan los más chicos. Tal vez sea el dato que más impacta y el que más debería preocuparnos: en el país hay 5.900.000 de chicos menores de 14 años que son pobres (un 54,2 %). Solo en el segundo semestre de 2022 se han sumado cerca de 400.000 niños a la triste realidad de la pobreza y hay 1.300.000 chicos menores de 14 años que son indigentes por lo que ni siquiera logran acceder a una alimentación básica.

“No hay soluciones mágicas. Nada cambiará si no se realizan las reformas necesarias para que aquellos niños que hoy son pobres tengan mañana un futuro mejor. Hasta que la política no comprenda la importancia de la educación, del trabajo de calidad y de la integración al mundo moderno, la pobreza seguirá siendo una realidad que cada vez nos impactará más”, subrayó Adorni.

El director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), Agustín Salvia, brindó su preciso punto de vista al afirmar que se observa una reactivación de la pobreza “por causa de la estanflación”.

En una columna de opinión aparecida ayer en Infobae, el especialista precisó que el paso al 39,2 % de pobreza en el segundo semestre del 2022, dentro de los cuales hay 8,1 % de pobreza extrema, “es un aumento importante respecto del segundo semestre del 2021 y al primer semestre del 2022”.

“En 2021 se había dado una recuperación importante luego de la pandemia con tasas de crecimiento del PBI del 10 %, luego de una caída casi similar en el 2020.

Los datos sorprenden y dan cuenta de dos fenómenos relevantes. Por un lado, este aumento marca el cambio del ciclo de un proceso donde se venían manteniendo tasas de pobreza no tan altas y de indigencia estables. Esto se daba en un contexto en el cual, si bien la inflación era alta, había mayor demanda de empleo, formal e informal. Es algo que caracterizó tanto al primero como al segundo semestre del 2021.

Este ciclo de recuperación económica del 10 % en 2021 y del 5 % en 2022 se reflejaron en tasas de pobreza poco flexibles a la baja, pero que de alguna manera tendieron a caer del 35 al 37 por ciento.

El dato que observamos ahora muestra una reactivación de la pobreza, producto de un doble fenómeno muy corrosivo para el bienestar de las familias, que tiene que ver con la estanflación.

No solo se aceleró la inflación, sino que se sumó la imposibilidad de los hogares de compensar con más trabajos la pérdida de la remuneración real que genera justamente el proceso de escalada de precios.

Un segundo aspecto, complementario al anterior, es que el 39,2 % de pobreza y el 8,1 % de indigencia, constituyen el promedio de dos trimestres. El tercer trimestre del 2022, dio un 37,8 % de pobreza y 7,8 % de indigencia. En tanto, el cuarto trimestre arrojó una pobreza del 40,6 % y la indigencia del 8,4 %.

La dinámica muestra un escalamiento de la pobreza, en el contexto estanflacionario. Los sectores que caen de manera sistemática en la pobreza, que salen y entran, son las clases medias bajas de obreros, empleados, trabajadores de pymes, pequeños comerciantes y autónomos no profesionales.

Todos ellos no pueden actualizar sus haberes a la par del índice inflacionario y, que, al mismo tiempo, observan una caída en el nivel de actividad que ya apareció en forma incipiente en el último trimestre del 2022.

Con estos elementos, el pronóstico para este primer semestre estará todavía por encima de este informe difundido por el Indec.

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