La secuencia sorprendió a muchos e indignó a otros: Furia se atrevió a desafiar la autoridad de Gran Hermano e infringir una de las reglas básicas de la competencia al quitarle las baterías a su micrófono. Todo comenzó porque la participante pidió en confesionario que le hicieran el favor de adelantarle algunos cigarrillos pero la producción se negó. Enojada, se fue al patio y anuló su micrófono al tiempo que se negó varias veces a volver al confesionario cuando la voz de la casa se lo pidió.
Esta situación, que muchos tomaron como una falta de respeto, ameritó una sanción durísima: Furia no podrá participar de la prueba del líder, no podrá ser salvada y quedó nominada.
Pero los fanáticos de 'la peleada', autodenominados 'furiosos', en las redes sociales deslizaron otra teoría que, de ser cierta, sería una verdadera jugada maestra. Dicen que ella habría buscado la sanción para quedar en placa junto con Licha y así, poder sacarlo de la competencia. El principal motor de esa estrategia es que el Chino fue líder la semana pasada, no podrá participar de esa prueba ahora y por lo tanto, no podrá salvar a su amigo en caso de quedar en la placa.
¿Creen que esa movida es la que efectivamente pensó Furia? ¿O su enojo fue genuino y su actitud, pura rebeldía?
Fuente: Pronto