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“Corrientes fue para mi un lugar difícil de entrar, por eso lo transformé en ficción”

Ernestina es autora de "Cáscara negra" -cuentos- y de "Tacurú", novela que conmovió a sus lectores al narrar la historia de una mujer que busca reconciliarse con su pasado, mientras se hace cargo de un campo heredado en Corrientes. 

Por El Litoral

Sabado, 30 de marzo de 2024 a las 21:12

Por Eduardo Ledesma

Edición para versión gráfica: Belén da Costa

Especial para El Litoral

Ernestina Perrens nació en Buenos Aires, pero tiene muchos vínculos con Corrientes. Su pasión por la literatura la llevó a ser coordinadora de diversos talleres literarios sobre todo de lectura. Fue productora del ciclo “El Narrador” emitido por Canal á, TV UNAM (México) y ARTV (Chile). Además, fue finalista del concurso de cuento “Ángel Gavinet” y Tercer premio de cuento de la Legislatura Porteña con el cuento “Murales”, publicado en la revista Levadura de México y en “Chinese and forign pen”.

Ernestina recorrió el mundo de la mano de sus herramientas de escritura pero su vida está fuertemente ligada a Corrientes. Vínculo que se hace tangible en sus escritos que hoy son solicitados en librerías de otros países del mundo. 

Fue la primera entrevistada del ciclo audiovisual Eduardo Ledesma Pregunta 2024. La producción propone una serie de entrevistas a intelectuales, dirigentes políticos, artistas y profesionales de distintas ramas del saber y del hacer, para reflexionar sobre temas contemporáneos que atraviesan a la sociedad: por ejemplo el poder, la política, el género, la cultura, el arte, etc.

Mirá la entrevista completa de Eduardo Ledesma Pregunta

La sexta temporada del ciclo inició con una charla con Ernestina Perrens sobre el poder de la escritura y los alcances de la prosa. Qué pasa con el misterio, la inspiración a la hora de narrar y la realidad. 

Naciste en Buenos Aires pero estás muy ligada a Corrientes. ¿Cómo es eso?

Toda la familia paterna es correntina, algo de la materna también y Corrientes siempre formó parte de mi identidad. A pesar de que, como dice Martín Cohen, “tengo un cuerpo hecho de ciudad”. Pero ese otro lugar que forma parte de mi identidad y de manera muy fuerte, entrañable y difícil, es Corrientes. 

¿Podríamos decir que tenés un cuerpo hecho de ciudad y un alma hecha de campo?

Absolutamente, es total. Quizás por eso, pienso, elegí Corrientes como un lugar de ficción. Corrientes se transformó en un lugar que me era muy difícil entrar, más inexpugnable, como una cosa muy inmóvil. Corrientes es un lugar donde pasan cosas, un lugar que me plantea nuevas preguntas, me protege de la normalidad a través de lo que creía, que me desfamiliariza, que era lo que yo creía que era al revés. Es un territorio que quiero mucho.

Te presentamos como escritora pero hay más o menos que eso. Si tuvieras que definirte, ¿quién sos?

Yo te diría que lo que me define a mí es la literatura. La literatura que es lectura y escritura. Yo creo que solo es posible habitar un lugar si lo podés relatar y para mí el relato supera ese territorio que estoy habitando. Y me defino en la literatura más que en la escritura. 

Corrientes siempre formó parte de mi identidad. A pesar de que, como dice Martín Cohen, “tengo un cuerpo hecho de ciudad”. Pero ese otro lugar que forma parte de mi identidad y de manera muy fuerte, entrañable y difícil, es Corrientes.

Pero también a través de la escritura es como que vas pasando umbrales ¿no? Siempre decis que hay cierto temor o cierto miedo que se vence cuando se hace literatura y cuando se publica. 

Absolutamente. Cada relato, cada cuento, cada hoja es como una especie de lanzarse al vacío. Publicar lo defino como un acto de exogamia. Cuando entra un miedo y sale otro. Lo tenes que hacer, viendo que haces con ese miedo porque estás muy vulnerable. Te expone sin capacidad de reacción. 

Si hablamos de escritora, hablamos de libros. Cáscara Negra son cuentos que fueron escritos en distintos periodos pero, vos dijiste, ‘tienen una música similar’. ¿Cuál es ese hilo que los une?

Yo le puse el título Cáscara Negra porque es el título que más me gustaba, no porque fuera el cuento que más me gustaba. Pero sí siento que lo que une en el libro es como si hubiese una cáscara que se rompe y lo siento como una cáscara de protección, algo de la ley, algo que deja de proteger. Deja de ser un escudo. En este caso, quizás, ese escudo no tanto como defensa, sino como cosa que protege.

Tu escritura juega mucho con lo que se dice, pero también con lo que no se dice, con lo que no está ahí, con la ausencia, ¿no? ¿Cómo es ese trabajo? 

No es consciente. Siempre tuve como una escritura bastante elíptica, inclusive intenté como abrirla, porque sentía que en esa elipsis también había un modo de dejar afuera al otro. De los silencios, por ejemplo, no soy consciente.

Sí sé que una de las cosas más difíciles en la escritura es cómo transmitir el misterio y para transmitir el misterio tenés que entrar en el silencio. El misterio sucede cuando algo de la realidad se arroja y aparece otra cosa. Yo creo que eso, que no lo hago de manera consciente, y ojalá se lea así, es una manera de abordarlo, solo con el silencio que lo rodea. 

¿Qué es Tacurú para vos? 

Tacuru sí fue cruzar un umbral, eso sin duda, yo creo que hubo un grado de inconsciencia feliz para poder hacerlo, y me di cuenta que crucé un umbral personalísimo muy fuerte. De hecho me generó una cosa de vulnerabilidad y de angustia en los meses y años siguientes. Me movilizaba mucho, porque en general siempre me gustó mantenerme dentro de bambalinas. 

Lo que me dio esa confirmación fue cuando me lo piden en Brasil. Leen un Tacurú que no es el de Corrientes, es el Tacurú en San Pablo, es más universal. En ese sentido se expande el Tacurú a otros sentidos. 

¿Qué es el tiempo para vos y qué es el tiempo para tu escritura? 

El tiempo... creo que no es la suma de lo que fue, sino la posibilidad de lo que puede devenir. Como en este sentido que también lo digo en relación a la tierra, a Corrientes y a mi escritura. Ya Corrientes no es Tacurú, para mí es otra cosa. Es un espacio de lo futuro, de lo posible. Por supuesto, alguien decía, estamos hechos de los recuerdos que no pudimos comprender. Esa memoria y esos recuerdos están y sobre eso volvemos. Hay gente que dice que pasado no hay y sin embargo acá es como que está el camino para adelante. Hay algo que deviene y fluye en otra cosa. 

¿Cuál  es el consejo que vos podés dar para personas que están empezando a meterse en este mundo de la literatura?

Definitivamente que se lancen, que confíen, que escriban y que construyan ese lugar de soledad para hacerlo 

¿Hay alguna condición necesaria para escribir? 

Virgina Wolf hablaba de “el cuarto propio”.  El cuarto propio desde el espacio propio y sí, defenderlo siempre. 

¿Cuál sería tu frase cabecera, tu guía? 
Tiene que ver con que somos esos relatos en los que creemos, que nos permiten volver a construir otro relato. Algo así como no perder las creencias en los propios relatos que se van modificando para contarme algo distinto cada día, de mí, de la sociedad y del resto.
 

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