Especial Eduardo Ledesma, Belén Da Costa y Carlos Lezcano
En las últimas semanas el ministerio de Capital Humano estuvo, y aún está, en el centro de la escena política nacional. Los niveles de indigencia y pobreza son no sólo alarmantes e inexplicables, sino inaceptables en un país rico como el nuestro. Y esa es la cartera que debe dar respuestas inmediatas a las urgencias sociales.
Ante la catástrofe de millones de personas que sobreviven a la crisis en situaciones de extrema fragilidad, el gobierno del presidente Javier Milei decidió reorganizar la estructura de ministerios. En este sentido, el cambio más novedoso y extremo fue unificar áreas de competencia específica en Capital Humano que concentra las secretarías de Niñez, Adolescencia y Familia; Educación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social y Cultura.
La cartera es en definitiva una superestructura cuya gestión diaria muestra la cara de la ineficiencia producida por el desconocimiento del funcionamiento de la burocracia estatal que requiere competencias específicas y no solo ideas novedosas.
En síntesis, millones de argentinos requieren de la asistencia del Estado porque el país no ofrece posibilidades reales en el presente y tampoco en el futuro inmediato de mejorar sus condiciones de vida.
La clave es asistir desde el Estado a las personas vulnerables y paralelamente hacer todas las denuncias necesarias sobre el manejo de fondos del pasado que incluye, tal vez la reformulación del sistema de reparto a través de organizaciones sociales. Las denuncias judiciales en las últimas semanas además tomaron el escenario mediático con desbordes de muchos de sus protagonistas dando un espectáculo que ofende a los más necesitados.
Todo esto sucede en el Ministerio de Capital Humano y pone en evidencia el hiato entre las palabras grandilocuentes y los hechos concretos.
Por otra parte, para algunos la idea de Capital Humano ha sido superada por la de Desarrollo Humano. En la entrevista para Hoja de Ruta, el consultor organizacional Martín Branchi cuenta los caminos de las distintas ideas, sus fortalezas y limitaciones.
¿Qué es y cómo nace la idea de Capital Humano?
En realidad son dos puntos diferentes. Hay un punto de capital humano que tiene que ver con cómo los países piensan a su población. Y otro tiene que ver con la aparición del término en el mundo de las organizaciones. En los 60 del siglo XX se consolida una teoría que lanza el economista Gary Becker. Él desarrolla todo un modelo que viene a sumar lo que se venía desarrollando en el siglo XX, respecto de cómo los países invertían en sus personas, para que sus ciudadanos tengan más valor. El punto es cómo hacer más valiosas a las personas en términos económicos y productivos. El modelo de Becker es un modelo del trabajador, pero que todavía deja el trabajo solamente en manos de los que trabajan a nivel operativo, a nivel de las bases, de las estructuras. No analiza un gerente general, analiza cómo el trabajador se hace más valioso. Pero lo que plantea es que el Estado es el que invierte en ese capital humano.
Entonces es el Estado el que propone un camino de desarrollo para que las personas sean valiosas. Acá hay un ejemplo clásico que todo el mundo siempre cuenta que es: ¿Cuánto vale un trabajador alemán? El Estado ha puesto en él educación y salud de calidad, oportunidades en un marco regulatorio de calidad para su población. Tiene un valor más alto que el capital humano de otro país que no haya invertido tanto en eso o que haya dejado más librado a la decisión de cada persona qué hacer con la formación o con el camino de desarrollo de las personas.
Entonces, el punto es invertir más para producir más.
Claro, esas son las limitaciones y críticas a este modelo que es interesante verlo en un pizarrón como mucho de lo que estamos viendo. Hay muchas ideas de pizarrón que trasladadas al aquí y ahora de una sociedad, se quedan cortas. La mirada del Capital Humano te dice, voy a hacer que vos seas valioso para que en el mercado tengas posibilidades de realizarte a nivel económico, laboral y de ahí viene todo lo otro. Pero esto es una mirada unidimensional.
¿Y hay algún antecedente de algún ministerio que se llame Capital Humano en Europa?
No, no como Capital Humano. Lo que pasa es que en Argentina, se da un fenómeno que trata de aglutinar distintas áreas porque se quiere centralizar la mirada. Pero la verdad es que en un gobierno más clásico, en países nórdicos o en Alemania, por ejemplo, no hay necesidad de aglutinar miradas porque ya están todas aglutinadas. Esto de concentrar y crear un mega ministerio viene de una necesidad estratégica, organizacional del gobierno, pero no necesariamente debe ser así. O sea, si vos tenés desarrollo social, salud, educación bajo un mismo paradigma, no necesitás unificarlos. Esto es un artilugio.
Este modelo queda corto en economías poscapitalistas, porque es un camino a seguir en economías precapitalistas. En el año 2024 capacitar a gente en el rubro forestal, para que esa mano de obra mínimamente sepa manipular madera, para dar mano de obra en aserraderos que se están instalando -por ejemplo en Corrientes- tiene más sentido, porque estamos menos desarrollados.
La idea en sí no es criticable, esto de crear bases para que tengas valor de mercado y eso haga que tu vida sea más próspera. Es bueno pero por supuesto, requiere de un ordenamiento central magnífico, un plan a 20 años, donde vos decís: vamos a generar algo, en el futuro y va por acá. Entonces vamos a generar estos ciudadanos que tengan estas habilidades, estas actitudes y estos conocimientos. Ese es un poco el esquema.
Hay países que están muy bien pensados. También se me hace que la base es superior. Es decir, primero, toda la población de una determinada nación sabe algunas cosas que son inherentes a todo el procedimiento, al ser humano y tiene capacitaciones específicas.
Sí, por eso hay una escalera que tiene sentido y que la ves como lógica. Pero la crítica de Capital Humano es que primero parte de una igualdad que no tenemos a la hora de aprender, a la hora de desarrollarnos o de proyectar un futuro. Me acuerdo del vídeo de Pink Floyd, The Wall, esa cosa que todos los ciudadanos tienen el mismo molde y entonces logran que estos 17 vayan para acá, esos 15 vengan para acá, esa idea es de pizarrón de facultad, pero no es del siglo XXI. Ante la idea de que solamente vale lo que vale en el mercado, me corro y dejo de hacer Capital Humano porque no se trata solamente de lo que me hace a mí valioso, sino lo que me hace desarrollarme como persona aunque esto no valga en el mercado. Entonces ahí es donde se produce un quiebre en decir esto queda corto porque no todos vamos a tener las mismas posibilidades de valor, ni no todos vamos a ser susceptibles de ser apreciados en nuestro valor en el mercado. Hay personas que no van a llegar, tienen otros talentos, otras posibilidades, otros desarrollos.
Eso no es fácil de comprender a veces.
Sí, entiendo lo contradictorio que puede ser a veces dedicarte a algo que no tenga inmediata remuneración o que te permita una vida. Es en muchos aspectos muy comprensible. Trabajo en el mundo de las organizaciones, pero también con el Estado, con empresas privadas, con clubes deportivos, con diferentes tipos de instituciones y Capital Humano es mejor que Recursos Humanos. Entonces todos nos prendimos a ese término como “guau”. O sea, esto es superador porque el recurso humano directamente es una mirada todavía peor.
Pero esto implica que tengo que incrementar el valor de mi Capital Humano. Entonces tengo que formarlo, desarrollarlo, crear un marco para que esta persona crezca, se sienta bien. Hay una mejora en el paradigma de Capital Humano por sobre el de Recursos Humanos, que a la vez superó al de Personal, que era el paradigma anterior.
Personal, Recursos Humanos, Capital Humano, es un salto positivo, porque ya hablaba de que había que desarrollarlo, porque no era solamente utilizarlo como recurso, había que darle elementos para que valga más ese Capital Humano. El de Desarrollo Humano tiene más sentido porque apela a las múltiples facetas de una persona, y no solamente la económica, la productiva.
¿Es posible aplicar una teoría como esta en economías más pequeñas, en localidades del interior o algo por el estilo?
Sí, por eso digo, esto requiere de un plan de 20 años, donde los primeros cinco son de adecuación y de proyección de futuro. En Corrientes por ejemplo, se ha hecho trabajo en el último tiempo de proyección a 2030 y han habido espacios en donde se trazan líneas y tiene sentido formar a la gente en esto, porque van a ser mejores para el mercado laboral. Esto se aplica en una intendencia pequeña, se aplica en un estado nacional y a mí me parece positivo, me parece válido que se esté pensando en términos de Capital Humano, porque eso te obliga a decir: “Toda esta población ¿de qué va a vivir en el futuro?”.
Lo que vemos en Iberá, por ejemplo, esto de formar a la gente como operadores turísticos o los que hacen kayak, o los que hacen visita de guía, o cocinan, eso es una mirada de Capital Humano. Nos preguntamos ¿cómo hacemos que estas personas valgan más? Le damos un curso de kayak a los que viven en tal pueblo, para que saquen los turistas a la laguna, eso es cómo hacemos que valgan más en el mercado, o que tengan algo para ofrecer valioso.
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Profundicemos ¿porque pasaste de trabajar Capital Humano a Desarrollo Humano?
Me pasó que entendía que el nombre implicaba muchas cosas, pero que efectivamente no abarcaba lo que hacía feliz a las personas y concluí que las personas trabajan para realizarse económicamente, pero también trabajan para ser mejores padres, mejores familias, mejores ciudadanos. Hay una mirada más completa.
El empleador, con el afán de realizar sus objetivos comerciales, se lo olvida. Pensé en de qué manera mi trabajo, el trabajo que te doy, te permite a vos ser mejor padre y ahí me alejo del Capital Humano, porque digo, si el trabajo va en contra de que vos seas buen padre, o el trabajo va en contra de que hagas deporte o que tengas un tiempo libre para cultivarte, para formarte, para dedicarle tiempo a tocar la guitarra o leer o escribir poesía, estamos con un problema. Porque el Capital Humano venía siendo una suerte de imán, en donde todo tu tiempo estaba dedicado al trabajo, y lo que te quedaba era una sobra de tiempo.
Lo que me queda, mi sobra de tiempo hace que ya no tenga paciencia ni para mi hijo, ni para la guitarra o la poesía. Entonces digo, eso no puede ser. El Desarrollo Humano es otra mirada en donde digo, te puedo pedir algo en la medida en que esto no compita con crear espacios y exigencias y condiciones para que vos también puedas hacer deportes, arte, disfrutar de la familia, en tus inquietudes o tus búsquedas espirituales. Un espacio donde todo esto se puede dar.
Esa es la mirada de Desarrollo Humano, si hay una licencia legal por tres meses para que vos estés con tu bebé recién nacido, yo te voy a dar el doble de esa licencia. Esto es real y son políticas de organizaciones reales de esta región. Es una mirada, donde yo te desarrollo a vos, y vos me desarrollás a mí. Yo creo un marco para que vos te desarrolles, y crezcas con tu trabajo. Se trata de que se realice integralmente, no para que se realice sólo económicamente. Si él tiene 5 millones de dólares, pero no ve al hijo, eso no le vale nada. Si él es mucho más valioso después de un tiempo de formación que vos le diste, pero se separó de su mujer porque no la ve nunca, porque está siempre en un curso, no tiene sentido.
Muy pocas personas pueden hacer el equilibrio en momentos como éste con 55% de pobres, con una recesión galopante, una licuación salarial, etcétera. Un país donde si te quedás, no comes… ¿Cómo podemos pensar lo que decís, en tales circunstancias?
Justamente la responsabilidad es del que tiene una fuente de empleo. Todos mis clientes son dueños o directores generales de empresas. Trabajo siempre de ese lado y con los que pensamos estas cuestiones. Pensamos por ejemplo, ¿cómo hacemos, teniendo una mirada muy diferente a la que tenemos hoy, de extracción, de utilitarismo, de Recursos Humanos?
Si este intercambio de tiempo tuyo y un espacio de trabajo mío, no deviene en que ambos nos desarrollemos en uno, dos o en tres años, que vos estés mejor, o que hayas avanzado un poco en tu proyecto de vida y yo también en mi proyecto de empresa, si no pasa, esto no tiene sentido. Entonces, debo permitir que esto pase y eso hace que el empresario tenga discusiones reales del día a día. Que se pregunte, ¿qué más puedo hacer? En mi caso, trabajo solamente con empresas y estructuras que respetan al 100 % las condiciones laborales básicas que tiene todo ser humano. No tengo que debatirme entre informal y formal, sino una vez que supero lo formal digo: ¿Qué más puedo hacer?
¿Cuál es la mirada que crees que tiene el Gobierno Nacional?
El Gobierno Nacional no tiene una mirada de los elementos esenciales de la política de Desarrollo Humano que son la compasión y el concepto de complejidad que significa que no es lo mismo este chico que aquel. Esa mirada no está. Y para mí, al no estar eso, hay muy pocas chances de una mirada realmente integral de Desarrollo Humano.
No coincido con la mirada de Capital Humano a nivel Estado, que me parece que debería ser un área muy chiquitita dentro de un área mucho más grande. Es decir, una secretaría ínfima de Capital Humano para que proyecte estos 20 años. ¿Tiene sentido formar tanta gente o tiene sentido abrir y cerrar una corte de tal estudio porque se va a saturar el mercado? Ese tipo de cosas me parece que están bien, pero no veo en la ideología la potencia del Ministerio de Capital Humano. Si hubiera otra ideología y se llamara así me daría igual, pero la ideología detrás de la mirada es la que creo que no va a funcionar.